¿Cuándo un Nissan GT-R no es un Nissan GT-R? Cuando en un acto de locura está envuelto en una obesa carrocería con cara de Nissan Juke. Es decir, cuando es un Nissan Juke-R.

En la actualidad sólo existen dos Juke-R: uno con el volante a la derecha y el otro con él a la izquierda. Ambos están propulsados por una versión modificada del 3.8 V6 biturbo que podemos encontrar en el GTR de 2011. Ambos han sido encargados por Nissan Europa y han sido construidos por la división de competición del preparador RML. La división japonesa de Nissan no se enteró de su existencia hasta que aparecieron los primeros videos de su construcción en Internet. Más de 2,3 millones de visitas y tan sólo 22 semanas más tarde había nacido una bestia de 485 caballos, una monstruosa altura de 1,6 metros y dos toneladas de peso. Los foros echaban humo.

Permítenos abrir tu mente: Nissan afirma que el Nissan Juke-R alcanza los 100 km/h en 3.7 segundos.

Permítenos hacerlo otra vez: Tenemos razones para creer que esta cifra es pesimista.

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Y es que la capacidad de aceleración de una cosa con la propulsión del GTR dentro de un crossover del tamaño de una caja de cerillas no es precisamente pequeña… Los asientos traseros han desaparecido para dejar paso a una jaula de seguridad homologada por la FIA. Tampoco hay rastro del tapizado original -que deja al descubierto el techo y el suelo- y el vano motor ha sido profundamente modificado para acoger al nuevo motor. El V6 biturbo también hace funcionar la dirección asistida y el aire acondicionado y lleva una transmisión acortada, elementos que dejan claro que es algo más que el típico showcar de salón. La distancia entre ejes, la longitud y la altura son iguales a los de un Nissan Juke de calle, pero los pasos de ruedas de fibras compuestas acogen unas llantas de 20 pulgadas, amortiguadores y muelles más duros y un ancho de vías mayor similar al del GTR. Toda esta mezcla nos recuerda a un pez globo musculado. Es simplemente glorioso.

Hemos volado hasta Dubai para conducir esta bestia. Después de cinco vueltas controladas por Nissan a los más de 4 kilómetros del Autódromo de Dubai, las tontas comparaciones parecen agotarse. ¿Un taburete potenciado con óxido nitroso? Seguro. ¿Un rascacielos impulsado por un cohete espacial? ¿Por qué no? Ni un loco sería capaz de comenzar a describirlo.

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El chasis está bien trabajado, más incluso que el Proyecto Manhattan –mediante el cual EEUU creó la bomba atómica-. ¿Quién sabía que la ciencia podría hacer este tipo de violencia? Existe cierto subviraje en curva lenta, derrapadas controlables en las rápidas, la adherencia brilla por su ausencia y la parte posterior desliza. Pisa con fuerza el sorprendentemente suave pedal de freno y la trasera comenzará a dar peños saltos. El elevado paso por curva es suficiente como para que te pique el cerebro. A pesar de que su carrocería se inclina y se retuerce, el Juke R es rápido, predecible y realmente aprovechable. Nissan anuncia una velocidad máxima limitada a unos 260 kilómetros/hora, unos 50 menos que el GT-R.

La marca japonesa afirma que la suspensión está puesta a punto para circular por la vía pública, aunque no podemos confirmarlo ya que no lo hemos podido probar fuera de circuito. También se dice que, sorprendentemente, se podría estar pensando en fabricarlo en serie –corre el rumor que varios jeques quisieron comprarlo cuando el Juke R visitó Oriente Medio-. No importa. Al igual que Dubai, el Juke-R es una fantasía tangible, un dulce capricho generado por los sueños. Existe porque es impresionante, y eso es suficientemente bueno para nosotros.

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