Un estudio realizado en Europa por la Organización de Consumidores Europeos, BEUC y con la participación de España –a través de la OCU–, analiza cuanto cuesta tener un coche. Para ello se han tenido en cuenta todos los costes que supone tener un automóvil: combustible –gasolina, diésel, electricidad, hidrogeno y gas– depreciación con el paso de los años, mantenimiento, seguro, tiempo medio de propiedad, kilometraje, proporción de conducción en modo eléctrico –para los híbridos enchufables–, costes financieros y los impuestos locales.

El estudio se ha llevado a cabo en diferentes segmentos de vehículos –utilitarios, compactos y SUV– y para diferentes supuestos de utilización –uso intensivo y medio–.

Teniendo en cuenta todos estos factores, los vehículos de gas –GNV y GLP– y los eléctricos son los que tienen menor coste para el usuario. Por el contrario, los costes más elevados son para los vehículos de pila de combustible, que prácticamente no existen en España y para los de gasolina y diésel.

Los vehículos de gas –GNV y GLP– y los eléctricos son los que tienen menor coste para el usuario.

Las conclusiones generales del estudio en España son similares a las del resto de países europeos. Una de las más significativas es que las tecnologías más ecológicas serán cada vez más baratas y el coste global de estos coches será cada vez más competitivo. Este hecho es muy significativo en los coches de segunda mano, donde las diferencias en los precios de compra son menores.

La OCU señala que el mercado español del automóvil favorece a los coches eléctricos: por una parte, el tiempo de uso de un coche hasta que se vende es mayor que en Europa y, por otra parte, existe la tarifa supervalle con unos descuentos en el precio de la electricidad muy importantes, al básico para rentabilizar este tipo de automóviles.

Por otro lado, los impuestos españoles son relativamente altos para los vehículos que más CO2 emiten –matriculación y precio de combustible–. Este hecho es especialmente importante en los segmentos donde están los coches que más consumen: todoterrenos y vehículos de alta potencia. Además, estos impuestos se basan en conceptos antiguos como la cilindrada y la potencia fiscal que no reflejan en realidad su impacto en el medio ambiente.

Por ello, aunque los coches de gas son los más baratos en algunos segmentos en España, OCU advierte de la incertidumbre sobre esta situación en un futuro, dado que las obligaciones a la reducción de emisiones de CO2 pueden perjudicar a este tipo de vehículos a medio plazo en favor de los coches eléctricos.

En el caso de coches comprados para un uso intensivo, también hay ventajas para las nuevas tecnologías, puesto que el coste de la fuente de energía –gas y electricidad sobre todo– es mucho más barato que el gasóleo y la gasolina.

Aunque repostar gas ahora es relativamente barato, hay que tener en cuenta la posible subida de precio de este carburante que de hecho ya se está produciendo.

Este informe también señala que los coches enchufables –eléctricos e híbridos enchufables– llegan a ser rentables si se recorre un número suficiente de kilómetros.

En nuestro país, aparte de los motores tradicionales y los nuevos eléctricos, se han introducido en la comparativa los coches de gas natural comprimido –GNC– y gas licuado del petróleo –GLP–. Estos coches funcionan con un motor de gasolina, pero también con gas al disponer de dos depósitos. Cuando funcionan con gas, el coste del combustible es mucho menor.

A este menos coste se añade que ya llevan la etiqueta ecológica “ECO” necesaria para circular en determinadas áreas de las grandes ciudades. Por eso sus ventas están creciendo mucho en los últimos meses. A corto plazo son una solución, aunque a medio, las posibles obligaciones de reducción de las emisiones CO2 pueden perjudicarlos en favor de los coches eléctricos.

En este análisis también se han añadido los coches de pila de combustible, alimentados por hidrógeno. El coste es el más elevado de todos, además de las dificultades que habría en España para repostar hidrógeno, al no existir más que 6 estaciones en todo el territorio que dispongan de este elemento. Es posible que, a medio plazo, las condiciones sean mejores para este tipo de motores y, tanto el precio del hidrógeno como el de los coches bajen.

Para corroborar estos datos la OCU pone un ejemplo práctico:

Un vehículo del segmento C, tipo Set León o Volkswagen Golf, después de 11 años de uso, a una media de 12.900 kilómetros por año. La opción más cara sería la de pila de combustible sobre todo por su elevado coste de adquisición. Además, la falta de infraestructuras de recarga complica mucho su utilización por lo que queda prácticamente descaratado. En segundo lugar estaría el híbrido no enchufable de gasolina sobre todo debido a su coste de adquisición más caro que un gasolina convencional y con un consumo muy parecido. La tercera opción, según este informe, es para los gasolina.

En cuanto a la opción más barata es para el coche de gas natural, lo que ahora se denomina GNV –gas natural vehicular– que es diferente al GLP –gas licuado del petróleo–. La principal ventaja de esta variante es el precio del combustible –actualmente a 0,80 el kilo– dado que el coste de mantenimiento y seguro es prácticamente similar a un gasolina.

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Rodrigo Pareja

Periodista especializado en movilidad en todas sus variantes: coche, moto, bicicleta, patinete eléctrico... y no siempre por este orden, dado que la forma en la que nos desplazamos está cambiando. Más de 20 años de experiencia en el mundo del automóvil y en constante adaptación en un sector que no deja de generar noticias.