Cada vez es máa habitual la utilización de sistemas de turbo en los motores actuales, así que resulta imprescindible atender a consejos como estos que nos ofrecen desde WavyDrive, la app que te ayuda con todo lo relacionado con tu coche.

En primer lugar hay que señalar que resulta fundamental que el turbo esté bien lubricado y para eso necesita alcanzar un poco de temperatura. Si arrancas tu vehículo nada más encender el coche, el motor está frío y el aceite aún no ha llegado a todas las piezas y componentes necesarios para un buen funcionamiento.

Toma como un hábito arrancar el coche y, antes de ponerte en marcha, aprovecha a colocar los retrovisores, abrocharte el cinturón y acomodarte. De este modo, estás dando tiempo al motor a coger temperatura y evitar daños por rozamientos innecesarios de un sistema mal lubricado. Recuerda que es importante, también, pisar con mimo el acelerador a la hora de arrancar tu coche, especialmente en los turbodiésel. Al acelerar de forma brusca, estás forzando el motor y aumentando las probabilidades de dañar las piezas por falta de aceite.

¿Motor turbo? Sigue estos consejos
Al contrario de lo que podríamos creer, la conducción con marchas largas, de forma continuada, afecta a los propulsores con sistema de turbo. Si bien este tipo de conducción se asocia al ahorro de combustible, hay que tener en cuenta que este ahorro puede ser sinónimo de un coste mayor si se avería este componente. La razón es sencilla, si el turbo no consigue alcanzar la presión suficiente, se generan depósitos dentro de los propulsores turboalimentados, que hacen que trabaje en exceso y las piezas sufrirán mucha carga, algo que puede ocasionar importantes averías.

Una vez hayas estacionado tu coche, no pares el motor de inmediato.

Del mismo modo, no conviene conducir el coche pasado de revoluciones, ya que disminuye el empuje y además no se alcanza una conducción óptima. Es recomendable escuchar al motor de tu coche y cambiar de marcha en el índice adecuado de revoluciones, consiguiendo, así, la potencia máxima de su turbo. Piensa que lo importante de prestarle atención a cómo conduces se traduce en alargar la vida de tu coche y mejorar su rendimiento.

Por otro lado, una vez hayas estacionado tu coche, no quites el contacto de inmediato. Deja que repose el motor y se enfríe de forma gradual. Es importante mantener el motor en ralentí unos segundos, especialmente después de trayectos largos o en los que hayas conducido de forma más agresiva. De este modo, permites al turbo que baje de revoluciones y se enfríe sin perjudicar los rodamientos del sistema.

Efectivamente, el turbo tiene rodamientos que se lubrican con el propio aceite a medida que el propulsor sube de revoluciones. Si apagamos el motor de golpe estamos aumentando su desgaste puesto que seguirá rodando por inercia pero sin lubricación.

Por otro lado, al apagar el coche de golpe el aceite del motor que queda en el interior puede llegar a carbonizarse, dejando depósitos que te lleven a una avería y mal funcionamiento de tu vehículo.

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