Al volante del Audi Q7 V12 6.0 TDI, uno se siente como una superestrella subida al oneroso pedestal del poder. No en vano es el coche oficial del futbolista Cristiano Ronaldo desde que se convirtió en talismán del Real Madrid y, como ocurre con el petulante portugués, este enorme SUV emana poder con sólo verlo. Impone su tamaño, su potencia, sus acabados y, sobre todo, su precio: 24 millones de las antiguas pesetas sin contar con los extras que el comprador puede tener la tentación de gastar en un Nissan GT-R y un Porsche Cayman, por ejemplo, aunque quizá entre los dos no sumen tanto volumen como este enorme todocamino de los cuatro aros.


Conducción 14/20

Las sorpresas empiezan pronto con este mastodonte. Giramos la llave esperando un sonido bronco y atronador, pero... nada de eso. El V12 de seis litros suena suave, muy suave. Desde luego, eso repercute en el interior, donde la vibración de la mecánica brilla por su ausencia. Nos ponemos en marcha y todo marcha con suavidad. Los dos turbos empujan desde un régimen muy bajo y la suavidad es la tónica dominante de su funcionamiento. Eso no significa que al motor le falta contundencia, sino que simplemente ‘empuja’ mucho en cualquier circunstancia. Los 500 caballos se notan bajo el pie derecho y la aceleración, sin ser la de un superdeportivo, nos hace olvidar rápidamente, y nunca mejor dicho, que estamos montados en un coche de siete plazas y más de dos toneladas de peso.

Las cifras de aceleración y recuperación anunciadas por la marca son completamente ciertas. Hemos tenido la ocasión de probar este Q7 en tramos cerrados al tráfico y se guarda una reserva de potencia notoria incluso por encima de los 200 kilómetros/hora, algo completamente inusual en un SUV de estas dimensiones. La velocidad punta está limitada electrónicamente, pero sin el ‘tope’ sería capaz de superar la barrera de los 250 con cierta facilidad. Simplemente impresiona.

El panorama cambia sustancialmente cuando se acercan las curvas. La suspensión controlada electrónicamente mitiga eficazmente el balanceo y el cabeceo, pero si buscamos un paso por curva rápido podemos encontrarnos con un deslizamiento de las cuatro ruedas lento pero inexorable y, pese al enorme neumático con sección de 295 milímetros, no se consiguen igualar las cifras de fuerza lateral obtenidas en coches más pequeños y menos potentes.

Por supuesto, con un perfil 40 en su llanta de 20 pulgadas, el campo está vetado para el Q7 y sus gigantescas proporciones. Tampoco creemos que nadie pretenda utilizarlo para superar trialeras. Donde sí destaca es en la utilización rutera, con un confort a medio camino entre el de un BMW X5 y el de un Lexus RX450h. La dirección servotronic tiene un tacto excelente, y los frenos carbocerámicos aguantan un uso intensivo en retenciones o puertos de montaña, aunque a causa del peso no puede igualar en efectividad a otros coches con discos de incluso menor diámetro (éste equipa unos Brembo de 350 milímetros y pinzas de ocho pistones delante y cuatro detrás).

Mecánica
En su ansia por conseguir ‘lo más’, Audi ha montado en este Q7 el motor Diesel más potente de cuantos se han comercializado nunca en automoción (vehículos pesados aparte). Se trata de un 6.0 de 12 cilindros en V que eroga nada menos que 500 caballos. No llega a los 549 que logra el Porsche Cayenne Turbo S, pero aquél es un motor de gasolina. Más impresionantes todavía son los ¡1.000 Nm! de par máximo, lo que contribuye a catapultar a este ‘mamotreto’ cada vez que el tacómetro se acerca a las 2.000 vueltas/minuto. Las prestaciones del 6.0 también sorprenden si tenemos en cuenta su peso total de 2.680 kilos, aunque lógicamente no son equiparables a las de un turismo con esa misma potencia.

Un cambio automático por convertidor de par Tiptronic es el encargado de transmitir la descomunal caballería a las cuatro ruedas (en proporción 40:60 a favor del eje trasero como es habitual en los Audi con diferencial Torsen). No había otra posibilidad, porque ni el Multitronic ni el S-Tronic de doble embrague serían capaces de soportar de ninguna manera el brutal par máximo de 1.000 Nm que este propulsor entrega entre las 1.750 y las 3.000 vueltas. Como contrapartida, su funcionamiento no es tan rápido (aunque sí refinado) como otras cajas de última generación, un defecto que la enorme potencia del motor consigue maquillar con facilidad.


Seguridad 16/20

El Q7 alardea de ser un coche muy seguro, y lo es si tenemos en cuenta los handicaps que genera su elevadísimo peso y un centro de gravedad muy alto. El equipamiento de seguridad es muy completo de serie, con ocho airbag, faros bixenón, control de estabilidad y tracción, lavafaros y asistente a la frenada de emergencia, entre otros. Además, la tracción integral y su enorme equipo de frenos Brembo, así como la suspensión neumática adaptativa, consiguen un nivel de seguridad activa imposible hace tan sólo unos años. El control de crucero activo, las luces direccionales o el asistente para el cambio de carril no hacen más que mejorar este panorama en el que la electrónica y la tecnología se alían para superar las barreras físicas con este ‘microbús’ de 500 caballos. El único pero lo encontramos en la rueda de repuesto, que brilla por su ausencia.


Confort 16/20

Por dentro, al primer vistazo apenas se distingue de un Q7 ‘normal’, pero conforme se pasa tiempo en el interior aparecen los detalles únicos: los altavoces de agudos se elevan cada vez que ponemos en marcha el equipo de sonido (un descomunal Bang&Olufsen con 14 altavoces y 1.000 watios de potencia que cuesta en opción 6.745 euros), hay inserciones en carbono en la consola central y el salpicadero, y nuestra unidad tenía dos plazas traseras independientes en lugar de la banqueta corrida, con un cajón central para llevar... ¿una botella de champagne?

El cuero integral (6.500 euros para el salpicadero y la parte superior de las puertas) le confiere sensación de máxima calidad y el manejo del sistema MMI con pantallas integradas en el reposacabezas es sencillo e intuitivo. Los ajustes son excelentes y la postura de conducción tan confortable como los asientos tapizados en fino cuero. La lista de equipamiento opcional es interminable, casi digna de modelos de Bentley o Maybach., por lo que nos limitaremos a decir que el interior del Q7 V12 TDI cumple con todos los requisitos del cliente más exigente.

Por último, pero no menos importante, el espacio en el Q7 es más que suficiente para que cinco personas viajen con gran confort (en nuestra unidad sólo cuatro por la configuración de sus asientos). Las plazas traseras sirven para desplazamientos cortos, pero no para viajes largos, al menos si el pasajero mide más de 1,75 metros. Por cierto, las personas de menor estatura lo tienen un poquito más difícil para subir al habitáculo, a no ser que se rebaje la suspensión neumático al máximo. En todo caso, a quien escribe le parece un detalle que refuerza la idea de poder a bordo del Q7.


Ecología 13/20

En comparación con otros coches de peso y potencia similar, aunque necesariamente alimentados por gasolina, el Q7 V12 TDI es mucho más económico en cuanto a consumos. Se puede circular por autovía al límite de la velocidad permitida con un gasto de 11 litros de gasóleo a los 100 kilómetros, lo que le puede dar una autonomía de 900 kilómetros, toda una utopía en modelos como el Cayenne o incluso los BMW X5 más potentes.

Además, este motor cumple con la normativa Euro 5, algo muy difícil de lograr con una cilindrada y una potencia de estas magnitudes. Desde luego, el esfuerzo tecnológico de Audi se deja notar y, aunque sería más coherente elegir un coche más pequeño si la conciencia ecológica pesa mucho sobre el comprador, el Q7 V12 es la opción más interesante entre los SUVs potentísimos desde el punto de vista ecológico.
Valor de compra 8/20

Con un precio de salida de 24 millones de las antiguas pesetas, el Q7 V12 TDI no es la mejor compra para quien quiera obtener lo máximo por cada euro invertido. Entre los SUV, sólo el Porsche Cayenne Turbo S es más caro que este Audi, pero diferentes son las cosas en cuanto a rendimiento dinámico. Salvo en tramos muy rectos de autovía, coches como un VW Touareg 3.0 TDI podrían estar muy cerca o incluso por delante del Q7 (cuanto más revirado sea el terreno, peor para el coche probado). Por tanto, elegir el Q7 V12 no es una cuestión de prestaciones, ni de practicidad, sino de exclusividad... y en eso sí es el mejor.

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