A mediados de 2011, BMW presentaba hacía oficial el deportivo i8 que se emplazaba en la gama más futurista y respetuosa con el medio ambiente en la que la motorización híbrida y las bajas emisiones son el denominador común. Tras el urbano i3 concept y el i8, llega el tercer modelo de la gama, en forma de versión descapotable de este último y que ha sido denominada BMW i8 Spyder.
En esta ocasión nos encontramos ante un estricto biplaza descapotable híbrido–el BMW i8 cupé es un 2+2- que incorpora la última tecnología desarrollada por la firma bávara acompañada de una imagen muy futurista que resulta aún más espectacular debido a la ausencia de techo.
Además de los cambios estéticos como las puertas en el mismo color que otros paneles de la carrocería o dos jorobas que hacen de arcos antivuelco o el propulsor térmico a la vista, el BMW i8 Spyder también reduce su longitud y batalla mínimamente respecto la versión cerrada. Además es muy bajo -apenas levanta 1,2 metros del suelo- y tiene una anchura de 1,92 metros.
El interior recibe los últimos avances y muestra un diseño más próximo a la producción que el visto en el BMW i8 con una distribución de los mandos cuidada y el uso de materiales plásticos, carbono o piel. Cuenta con dos pantallas digitales–una de ellas de 8,8 pulgadas- que muestran el estado de las baterías, así como los múltiples sistemas inteligentes -aparcamiento autómatico, sistema de precolisión o información en tiempo real del tráfico o puntos de recarga- que llegarán a la versión de producción.
Comparte muchas soluciones empleadas en el cupé, como la tecnología de construcción ligera LifeDrive que utiliza elementos como materiales plásticos reforzados con fibra de carbono o aluminio que reducen el peso y protegen mejor a sus ocupantes.
También es común la mecánica híbrida formada por dos motores, uno térmico en posición central trasera de 1.5 litros de cilindrada y tres cilindros turbo de 223 caballos y otro eléctrico situado sobre el eje delantero con baterías de litio y que en conjunto suman 354 caballos y 550 Nm de par máximo y dotan al i8 Spyder de tracción integral. Además, esta estructura permite lograr un reparto de pesos perfecto, con el 50% en cada eje, así como un consumo de 3 litros cada 100 kilómetros pudiendo recorrer hasta 30 km en modo eléctrico.
Una vez más se demuestra que las emisiones y el consumo no tiene por qué estar reñido con las prestaciones, ya que el BMW i8 Spyder puede alcanzar los 100 km/h en 5 segundos y su velocidad punta ha sido limitada a 250.