Son numerosas las ocasiones en las que salta la noticia, que relata como un supercoche ha sido víctima de un accidente cuando su conductor pierde el control. Pero muy pocas veces, hemos conocido el caso de un superdeportivo de cientos de miles de euros, aplastado por un camión estando aparcado. Concretamente, un Lamborghini Huracán ha sido literalmente aplastado por un camión, estando aparcado en la puerta su propio garaje.

Ha ocurrido en Beverly Hills y se ha hecho eco en canal de Youtube de Pepe’es Twing Service, una empresa especializada en servicios de transporte de toda índole. Pero en el mismo vídeo, se puede apreciar que el Aventador no está solo, porque hay otros coches de altísima categoría afectados, como un Mercedes-Maybach S.

El camión se quedó sin frenos

Conducir un coche de altas prestaciones no es sencillo según las condiciones del tráfico o las características del asfalto, puede ser sencillo perder el control. Es cierto que los actuales controles electrónicos que asisten al conductor, son una gran red de seguridad, pero hay cosas que ni siquiera los modernos sistemas de asistencia pueden evitar. Sin embargo, conducir un camión es igual de complicado que conducir un superdeportivo, aunque aquí no entre en juego la potencia o la velocidad, sino el peso y el tamaño.

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Un camión, por pequeño que sea, ya es más grande que cualquier coche convencional, además, también es más pesado. Ambas condiciones requieren de cierta pericia para no sufrir por las carreteras y no destrozar los frenos, porque se calientan con mucha facilidad. En el caso del accidente de Beverly Hills, Al parecer, el camión iba cargado con más de 15.000 libras de mercancías, unos 6.800 kilos, cuando perdió los frenos se acabó estrellándose contra la casa de un atleta profesional del que no ha trascendido el nombre.

En el impacto, el camión derribó un muro, golpeó al mencionado Mercedes-Maybach S y aplastó totalmente el Lamborghini Aventador. También ha resultado gravemente dañado un Bentley descapotable, al que pasó por encima, literalmente, hasta llegar al Lamborghini. Pero ninguno de los coches detuvo al camión, lo hizo una de las vigas de acero del edificio.