En un comunicado de la firma automovilística, se informa de que Ford "inicia un proceso de consultas en Bélgica con relación al plan de cierre de su planta de Genk y el cese de la producción de vehículos para finales de 2014".

El plan de Ford contempla la producción de la próxima generación del Mondeo, del S-MAX y del Galaxy a su planta en Valencia, y tiene pendiente la decisión sobre la producción del C-MAX y del Grand C-MAX vehículos compactos multiuso, que puede ser trasladada de esa planta española a la de Saarlouis (Alemania) en 2014.

La planta belga todavía ensamblará coches en 2013 hasta que concluya el ciclo de fabricación, y después llevará la producción de los modelos a la planta de Almussafes en Valencia, indicó el representante del sindicato FGTB, Rohnny Champagne. El sindicalista explicó que "el cierre de la factoría podría tener lugar a finales de 2013 o principios de 2014, dependiendo del tiempo que sea necesario para concluir la última cadena de ensamblaje prevista".

En su comunicado, Ford precisa que el cese de la producción en Bélgica se prevé "para el final de 2014, sujeto al resultado del proceso de consultas con los representantes de los trabajadores. Si el plan se confirma, Ford reasignará varios vehículos a otras plantas europeas para incrementar su utilización".

Según el constructor automovilístico, ese plan ayudará a afrontar la sobrecapacidad productiva debido a la reducción de más del 20% de la demanda para toda la industria del automóvil en Europa occidental desde 2007. Las ventas de los nuevos vehículos en Europa han alcanzado su nivel más bajo en 20 años y se espera que se mantengan o disminuyan aún más el próximo año.

"La reestructuración propuesta de nuestras operaciones productivas en Europa es una parte fundamental de nuestro plan para reforzar el negocio de Ford en Europa y volver a la senda de un crecimiento rentable", dijo el presidente y consejero delegado de Ford Europa, Stephen Odell, en su comunicado. Expresó también que "entendían el impacto que esta potencial acción puede tener para nuestra plantilla en Genk, sus familias, nuestros proveedores y la comunidad local".

"Reconocemos plenamente y aceptamos nuestra responsabilidad social en esta complicada situación y, si el plan de reestructuración se confirma, nos aseguraremos que se adoptan medidas y apoyos para mitigar el impacto para todos los trabajadores afectados", dijo.

La decisión de la compañía ha caído como un jarro de agua fría entre los sindicatos, en especial después de que Ford anunciara el pasado mes que mantendría la producción del Mondeo en la fábrica de Genk, que da empleo directo a 4.300 personas e, indirecto, a cerca de 5.000.

Ford confirmó en septiembre que espera presentar un plan de reestructuración que afectará a Europa en los próximos meses.