Valls, en una entrevista publicada por "Le Parisien", señaló que el alcohol es responsable del 31 % de las muertes en accidentes de carretera en Francia, pero "nadie puede creer que se reduzca esa cifra multando" a los automovilistas que no lleven un alcoholímetro.

El dispositivo sancionador, que preveía multas de once euros, fue aplazado en su aplicación primero ante los problemas de aprovisionamiento por las decenas de millones de unidades necesarios, pero también por las dudas sobre la fiabilidad de algunos modelos, puestos en evidencia por diversos estudios.

Recordemos que la medida de llevar un etilómetro en el vehículo entrò en vigor el pasado 1 de julio de 2012, aunque hasta el 1 de noviembre no se empezaron a aplicar las sanciones como tal.

El ministro dijo no obstante que habrá "continuidad" en las políticas para reducir la siniestralidad vial que puso en marcha en 2002 el entonces presidente francés, Jacques Chirac, y que han seguido sus sucesores, Nicolas Sarkozy y François Hollande.

Pese a la reducción del número de muertos, Valls consideró que los 4.000 anuales actualmente "son todavía demasiados" y se marcó como objetivo reducirlos a 2.000 en el horizonte de 2020. Por eso dijo que se opone a la propuesta de un diputado de la oposición conservadora para dejar de retirar puntos del carné por pequeños excesos de velocidad.

En cuanto a los radares para controlar la velocidad, se pronunció contra los llamados "pedagógicos", que indican al conductor la velocidad a la que circula, pero sin multar, con el argumento de que son muy caros (6.500 euros cada uno). Valls anunció, a ese respecto, que se volverá a indicar con señales la presencia de radares fijos, algo que se hará "progresivamente" en dos o tres años.