Rodeado de una auténtica "memorabilia", que incluye trofeos, fotos ymaquetas de los autos con los que corrió, así como la trompa de una delas Ferrari F2003-GA, José Froilán González recibió a Circusf1.com.ar,medio amigo de TheF1.com, en su oficina de Buenos Aires, presto asatisfacer todas nuestras requisitorias.

Cuando habla de sus hazañas al volante de los autos decarrera, el entusiasmo que trasuntan sus palabras parece desmentir sus81 años.

La charla, como no podía ser de otra manera,comenzó con una semblanza de la temporada 1954, la más exitosa en sucuenta personal y también en la historia del automovilismo deportivoargentino, ya que Juan Manuel Fangio se alzó con el segundo de suscinco títulos mundiales y Froilán fue subcampeón: "Fue un año exitoso y lo recuerdo con mucho cariño. Fangio ganóel campeonato con Mercedes Benz y yo salí subcampeón con Ferrari. Esatemporada, Juan y yo tuvimos la suerte de ganar todas las carreraseuropeas, a excepción del Gran Premio de España, en Barcelona, al queyo no fui y donde Juan terminó tercero de Mike Hawthorn, que ganó conla Ferrari Supersqualo".

Esa misma temporada, el 23 de junio,Froilán también venció, junto a Maurice Trintignant, en las 24 Horas deLe Mans, la carrera de resistencia más famosa del mundo. Un hecho queningún otro compatriota pudo volver a repetir.

Un dato poco conocido es que, para esa carrera, "Pepe" invitó a Fangio como compañero: "Cuandome di cuenta que la Ferrari 375 Plus era buena, le mandé un telegramapara que aceptara correrla conmigo, pero no tuve respuesta; y cuandohubo que decidir las parejas, el equipo eligió a Trintignant".

Dueño de una memoria prodigiosa, Froilán clava su mirada en una foto de esa competencia y vuelve a acelerar: "Toméla punta en la primera vuelta. Fue una carrera dificilísima porque tuveque manejar mucho tiempo bajo el agua, no porque Trintignant no pudieraandar, sino porque cuando uno maneja de noche sobre mojado, ya conocelas partes difíciles de las pista. Yo veía que vuelta a vuelta la luzde seguridad estaba prendida y había que 'levantar', porque uno nuncasabe dónde ocurrió el accidente. Ese año, nada menos que tres pilotosperdieron la vida durante el transcurso de la prueba y los choquesnunca eran en la recta de siete kilómetros, por entonces sin chicanas,sino en la parte del monte. No existían los guard-rails y, si uno seiba afuera, chocaba directamente con los árboles".

El legendario "Toro de las Pampas" continúa recordando: "Enel último turno, Trintignant se olvidó de cerrar la toma dinámica delos carburadores bajo la lluvia. Y cuando paró en boxes no había formade hacer arrancar el auto porque el magneto se había empapado. DuncanHamilton, con uno de los Jaguar del equipo oficial, se acercó tanto queganamos con susto, por poco más de un minuto".

Orgulloso, don "Pepe" se encarga dedestacar que, por aquellos años, vencer en Le Mans era mucho mássignificativo que hoy en día, cuando la competencia luce algodevaluada. "Tenía la misma importancia que ganar en Mónaco o las 500 Millas de Indianápolis", resalta.

Suotra gran victoria de esa temporada fue el Gran Premio de Gran Bretañade F1, corrido el 17 de julio, en Silverstone, circuito donde el"Cabezón" ya había triunfado en 1951, en lo que fue el primer éxito deFerrari en la categoría.

"Yo venía de ganar trescarreras seguidas, Burdeos, Silverstone y Bari, todas fuera delcampeonato, pero el sábado las cosas comenzaron mal. Cuando entré altaller, me estaban cambiando el motor titular, que andaba muy bien, poruno que ya tenía varias carreras encima, ya que le estaba entrando aguapor un problema en la distribución. Al probarlo en la recta, me dicuenta de que no tenía nada que ver con el otro, aunque de todos modospude largar desde la primera fila. En carrera, me ayudó el agua, que lecayó muy mal a los Mercedes. Pese que a mí nunca me gustó andar conlluvia, las diferencias se estiraban cada vez más y así llegué a unavictoria mucho más fácil que la del ’51".

Esa carrera quedó también en la historia delautomovilismo argentino, porque por primera y única vez cuatro pilotoscriollos se ubicaron entre los seis primeros, ya que Onofre Marimónllegó tercero; Fangio, cuarto; y Roberto Mieres, sexto. "Entre nosotros había una buena camaradería, pero en la pista cada uno defendía su marca", advierte don "Pepe".

Sin embargo, el trágico final de uno de esos compatriotas fue justamente, según se relató, lo que lo privó de la corona de aquel año. "Yoiba muy bien...Y con la victoria en Silverstone se reafirmaron misposibilidades de salir campeón. Pero en la carrera siguiente, enNürburgring, se mató Marimón y eso me destrozó anímicamente, me deshizoy no pude recuperarme. En fin...", dice con un dejo de tristeza.

Es hora decambiar de tema. Y la propuesta de hablar de Ferrari, el equipo de susamores, le devuelve de inmediato su habitual vivacidad: "Yo creo que de mitad de campeonato en adelante la categoría seva a emparejar. Lo que pasa es que Michael Schumacher tiene una ventajatan grande, que con sólo llegar tiene el título asegurado, aunque comotodos sabemos, el automovilismo está lleno de imponderables...".

Froilán no quiere hacercomparaciones entre los grandes campeones de la categoría reina porquecorrieron en épocas y condiciones distintas, pero en alusión a "Schumi"admite que "nunca en la historia un piloto fue tan superior al resto como ahora". Y remarca:"Posiblemente,nunca haya visto a un piloto que se prepare de la manera en que lo haceél. Es un tipo al que no le gusta la farándula, ni fuma, ni toma y sededica en un 100% a su familia y a la F1. Tiene una capacidad deconcentración increíble, no solamente cuando corre sino también cuandoprueba. Y todo eso hace un conjunto muy difícil de superar".

Aunque por un momento parece volver su vista a su vasto pasado y señala: "Sin embargo, también es cierto que los autos de hoy no son tan parejos como en nuestra época". Aquella dorada década que lo tuvo como protagonista y que en 1954 permitió ver al mejor José Froilán González.