A menudo se recuerda un lugar, una carrera o un fin de semana no por los logros allí conseguidos sino por las anécdotas y recuerdos que tal momento ha grabado en la mente. El Gilles Villeneuve es uno de los pocos circuitos en los que Sebastian Vettel no ha subido al podio, sin embargo, Montreal es una de las ciudades de las que más historias y aventuras personales podría contar.

Parece ser que cada vez que el vigente campeón ha viajado a Canadá, siempre ha vivido algún que otro encontronazo que ha modificado sus planes previstos. En una entrevista al diario alemán Blick, Vettel ha tirado de memoria y ha recordado algunos de los sucesos más surrealistas o inesperados que le han ocurrido en Montreal. Según el piloto de Red Bull, el momento que mejor recuerda es la noche previa al Gran Premio canadiense de 2007. "Los mecánicos de Sauber me arrastraron a uno de esos famosos sex clubs en Montreal. Cuando dos chicas se pusieron a 'trabajar' la una con la otra justo delante de mis ojos, ¡fue demasiado y me fui!", revelaba Vettel entre risas.

El año pasado le ocurrió una situación menos placentera y más dolorosa económicamente: le robaron una tarjeta de crédito. "Para cuando me di cuenta y la cancelé, alguien ya había pagado una cena de 600 dólares con vino a mi costa", señalaba el piloto de Red Bull. Sin embargo, el siguiente capítulo lo escribió esta semana en el avión que le llevaba de Suiza a Montreal. La compañía aérea sufría una huelga del personal de catering y Vettel tuvo que comer unos bocadillos que se había preparado previamente en casa. "No soy muy aficionado a la comida del avión", sonreía el alemán, quitando hierro al asunto y buscando el lado positivo a lo ocurrido.

El actual líder del mundial también estuvo presente el día que Robert Kubica sufrió el grave accidente en Montreal que le dejó sin participar en el Gran Premio de Estados Unidos de 2007, asiento que ocupó el propio Vettel.