Con 43 años recién cumplidos y poco que demostrar al mundo de la F1, quizá lo lógico hubiera sido que Michael Schumacher renunciara a su intento de lograr el octavo entorchado de su carrera, después de firmar dos temporadas poco satisfactorias junto a Mercedes.

Sin embargo, el hambre de victoria sigue ahí: "Hay que esperar bastante antes de volver al volante, día a día aumenta el deseo de comenzar. Estoy empezando a impacientarme", ha indicado el alemán en su página web, donde también ha reconocido la dificultad a la hora de hacer previsiones para la nueva temporada, en la que se marca el objetivo de volver a los puestos de honor.

"Es demasiado pronto para hacer cualquier tipo de previsión. En los años anteriores hemos visto que sólo cuenta el veredicto del campo, como se dice en fútbol. La experiencia de la última temporada muestra que no es posible emitir valoraciones ni siquiera después de los primeros test de febrero", ha destacado el ex de Ferrari.

En este sentido, el rendimiento que pueda ofrecer el nuevo Mercedes es aún una incógnita para Schumacher, que prefiere esperar a las primeras carreras para hacerse una idea. "Estamos trabajando a toda máquina. En la fábrica no hay rueda que no esté girando, todos estamos dando el máximo de cara al Campeonato. Y no veo la hora de empezar", ha subrayado.

Asimismo, el veterano piloto se ha referido a la preparación que está llevando a cabo para la nueva campaña que -asegura- es la de siempre. "Me permití un descanso a mediados de diciembre, no hice casi nada. Pero tras Navidad volví a entrenar a tope: era el momento ideal para volver a empezar, ahora estoy en línea con los programas", ha manifestado.

Las vacaciones de Schumi parecen haber sido plácidas, como él mismo explica: "Durante la larga pausa entre una temporada y otra, mi mujer y mis hijos han pasado a ser la prioridad. Fui a esquiar con la familia, disfrutamos del invierno. Nos gusta ir a la montaña, el ambiente es acogedor y se pueden realizar muchas actividades".