Quedan pocos meses para la ruptura final entre Red Bull y Renault y la tensión se puede masticar en las últimas semanas. La escudería austríaca acumula dos abandonos por problemas de la unidad de potencia en las dos últimas citas, lo que está haciendo que estén empezando a hartarse de ellos.

En Hungría le tocó a Max Verstappen que, en la quinta vuelta, sufrió una pérdida de potencia que le obligó a abandonar. El holandés no se cortó por la radio a la hora de mostrar su frustración. "¿No puedo simplemente seguir? No me importa una mierda si este motor rompe (...) ¡Joder! ¡Esto es una puta broma, todo el puto tiempo con esta mierda, de verdad!".

No es la primera vez que el joven piloto de Red Bull arremete contra su motor y se queja de la falta de potencia que les está haciendo perder posiciones en la parrilla. Tras la carrera, Verstappen mostró su cabreo con el motorista.

"Estaba muy enfadado, no es en absoluto como debería ser. Pagas millones como equipo por lo que esperas que sea un motor decente, pero no deja de romperse. También somos los más lentos ahí fuera. En este momento, es difícil de aceptar", explicó Verstappen.

Aunque no esperaba una posición en el podio, el piloto sabía que podía terminar la carrera justo por detrás de los Mercedes y los Ferrari, tal y como demostró su compañero Daniel RIcciardo que, pese a arrancar en una posición retrasada, pudo terminar cuarto tras un incidente con Valtteri Bottas que le hizo ganar una posición.

"Me notaba bien con el coche. Siempre es difícil de decir, pero podríamos haber sido quintos fácilmente, si no hubiese pasado nada delante. De nuevo, puntos valiosos tirados a la basura", concluyo.