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El afán de protagonismo es tremendamente peligroso. En ocasiones se busca y en otras simplemente llega de forma involuntaria. En ambos casos, la ineptitud es la causante cuando hablamos de jueces deportivos. Ya sea un árbitro de un partido o un comisario deportivo en una carrera de automovilismo.
Exceso de protagonismo de la FIA
Uno puede entender que debe ser complicado codearte con gente tan importante como los pilotos de Fórmula 1 o los responsables de los equipos en un lugar que mueve tal cantidad de dinero, monitorizado continuamente por televisión, y ser consciente de que eres completamente irrelevante, una figura anónima que nunca tendría que tener protagonismo.
Pero no todo el mundo es capaz de entender su papel. Los periodistas no son protagonistas, los invitados tampoco son protagonistas, y la FIA y sus comisarios jamás deberían ser protagonistas. Hay quién entiende mejor su función y quién cree que debe actuar en cuanto se da la más mínima oportunidad.
Tanto en el Gran Premio de China como en el de Miami, la FIA repitió con el comisario principal y el comisario piloto; Nish Shetty y Vitantonio Liuzzi, una combinación que ha resultado realmente desastrosa.
Para muestra, que durante el Gran Premio de China se emitieron más de 80 documentos oficiales. 86 en el caso de Miami. Una cantidad desproporcionadamente alta que da buena tinta tanto del número de investigaciones como el de sanciones. Todo, en dos carreras que no tuvieron gran historia, sin una gran polémica, y lo que es peor, cuando más debieron actuar, no lo hicieron o no evitaron lo que debían haber evitado.
No se trata de 80 investigaciones. Muchos de los documentos son puro protocolo, con las notas del director, el cambio de componentes, los resultados o sanciones que son puro trámite, como la de un exceso de velocidad en boxes. Otras, sin embargo, revelan que a la FIA se le está yendo de las manos.
En China se contabilizan seis sanciones y unas cuantas investigaciones que si bien dejaron sin culpa, podían haber terminado con penalti si los comisarios fueran capaz de tener lo que parece ser su némesis; consistencia. Y pese al alto intervencionismo de la FIA, entrando en acciones de las que nadie se llegó a quejar, como el toque entre Fernando Alonso y Carlos Sainz en la ‘sprint’, luego tuvieron que realizar otras investigaciones a través de protestas de equipos, como la que se llevó a cabo a petición de Aston Martin por la bandera roja provocada por Sainz durante la clasificación, y donde la FIA fue incapaz de actuar al no saber qué hacer.
Muchas investigaciones, demasiadas sanciones y poca consistencia
Y en Miami no mejoró la cosa. Más de 10 sanciones y multitud de investigaciones polémicas. Y de nuevo, acciones que nadie entende que no acabasen en sanción, como la salida de Lewis Hamilton en la ‘sprint’, o el castigar el toque de Sainz con Piastri pero no el de Piastri con Sainz.
La FIA está mostrando una alarmante falta de mano izquierda. No únicamente por su gestión en el caso Magnussen, sino por cómo sanciona a Lance Stroll por ir fuera de la pista en una lucha cuerpo a cuerpo con Alex Albon cuando ninguno de los dos se da espacio suficiente. Y sobre todo, por incurrir directamente en sanción, arruinando las posibilidades del piloto, en lugar de advertir la situación. Exactamente igual a lo ocurrido recientemente con Logan Sargeant y el adelantamiento después de la línea de coche de seguridad.
Es muy peligroso cuando los árbitros dejan de ser personajes anónimos y comienzan a tener nombre propio, porque revela que están teniendo demasiado protagonismo. Y en las carreras, cuanto más desapercibido pase esta figura, mucho mejor.
La FIA tiene muchísimos defectos, y entre ellos está la falta de autocrítica y el proteccionismo que impide precisamente que los actores principales se puedan quejar. ¿Cómo va a destacar negativa o positivamente una actuación si las partes implicadas no se pueden pronunciar sobre ello? ¿Cómo se va a diferenciar el buen trabajo del malo si se carece de toda autocrítica?
La FIA debe estar abierta a la crítica
Grandes Premios como los dos últimos no se pueden repetir, pues además se está llenando a pilotos de puntos de sanción de una forma que tarde o temprano no habrá forma de dar marcha atrás y alguno quedará fuera de juego, siendo precisamente la FIA quién más señalada quedará por esto tras diez años de inacción, y sobre todo, porque no hay pilotos en la actual parrilla con fama de ser un peligro que necesite ser corregido.
Muchísimo trabajo por delante para la Federación Internacional del Automovilismo antes de que el hartazgo del aficionado acabe haciendo mella en la Fórmula 1. Y eso sin entrar en los resultados de carreras modificados horas después del término de la misma, o que no hay una sesión de clasificación sin alguna investigación abierta por superar el tiempo delta, que puede ser sanción, o no. Ya nos enteraremos.
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