A principios de los años 2000, una serie de modelos compactos y deportivos causaban sensación. Nos referimos a coches como el Volkswagen Golf GTI Mk4, el Seat Leon FR, o incluso un novedoso coupé deportivo que causó sensación en la época llamado Audi TT. Todos ellos tenían en común una estética llamativa, una conducción sencilla y apropiada para un coche de uso diario y sobre todo, ese carácter deportivo que tanto gustaba y que elogiaban mucho los profesionales del motor.

Además, todos estos coches tenían la misma potencia, es decir, 180 CV y esos son los que ofrecen exactamente nuestros dos protagonistas del día: Mazda 3 Skyactiv-X y Toyota Corolla 180H, dos compactos que además llegan a nuestra sección de comparativas en vídeo con una estética rotunda, interiores con personalidad... en fin, parecen tenerlo un poco todo por lo que estamos deseando probarlos y vivir un día de sensaciones fuertes, aunque, siendo honestos, encontramos señales un tanto contradictorias que nos hacen sospechar lo peor.

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Diego Rueda//Car and Driver

Sistemas de propulsión electrificados

En efecto estamos ante dos vehículos híbridos, con etiqueta ECO de la DGT aunque con mecánicas bien distintas. El Toyota mantiene su habitual esquema híbrido, con un motor atmosférico de gasolina ciclo Atkinson con 2.0 litros de cilindrada y 152 caballos de potencia que se asocia a otro eléctrico de 109 CV capaz de impulsar al vehículo por sí mismo en determinadas circunstancias, especialmente cuando circulamos a baja velocidad en ciudad. Lo mejor de todo es que entre ambos propulsores reúnen esos famosos 180 CV de potencia y un par motor considerable y con una curva muy lineal. A bajas vueltas se nota el empuje del eléctrico y en la zona media y alta es donde el gasolina aporta más. Eso sí, el típico variador contínuo de la marca sirve de transmisión haciendo que toda esta energía llegue a las ruedas de forma suave y algo indirecta.

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Por su parte, el Mazda 3 que nos acompaña es un mild-hybrid o microhíbrido dicho de otra manera, pero no uno cualquiera y es que cuenta con la novedosa tecnología Skyactiv-X de la casa nipona que merece mención aparte. En efecto una unidad eléctrica de 24 V sirven de apoyo a un motor 2.0 de gasolina pero que funciona por compresión, con una mezcla pobre de combustible, como si fuera un diésel. Así, pese a declarar 180 caballos de potencia y 224 Nm de par máximo, combina la suavidad de conducción típica de los gasolina con una respuesta a bajo régimen más llena, típica de un diésel pero a cambio de perder explosividad. Un cambio automático de seis marchas completa el conjunto y aunque no es, ni mucho menos, tan estimulante como la opción manual, ofrece un funcionamiento correcto y agradable.

Este Skyactiv-X destaca más por su suavidad de funcionamiento y por ofrecer una respuesta muy uniforme que por poseer una gran capacidad de aceleración.

Hora de ponerse en marcha

Los primeros kilómetros al volante de uno y otro sirven perfectamente para contrastar que no estamos ante una prueba de compactos deportivos como las de antaño. De hecho, recuerdan bastante más a aquellos diésel al estilo GT TDI que estaban tan preocupados por ofrecer grandes prestaciones como una eficiencia de uso intachable. En ese equilibrio se manejan tanto este Mazda 3 Skyactiv-X como el Toyota Corolla 180H, pero a estos se les nota bastante más preocupados por cuidar sus emisiones que sus consumos de carburante reales. Por ejemplo, en el Mazda llevamos un gasto medio acumulado de 6,8 litros, tras un recorrido que ha combinado autopista, carretera nacional y algunos tramos virados en comarcal. No está nada mal para un gasolina de 180 CV estarás pensando pero claro, no tenemos la sensación de manejar un coche de rendimiento tan elevado en ningún momento. Este Skyactiv-X destaca más por su suavidad de funcionamiento y por ofrecer una respuesta muy uniforme, tanto a bajo como a medio y alto régimen, que por poseer una gran capacidad de aceleración. Incluso jugando con el modo manual del cambio, no logra ponernos los pelos de punta precisamente.

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En el Toyota Corolla 180H prima la suavidad de funcionamiento y el confort, es decir, como en el resto de híbridos de la marca que hemos conducido. Es cierto que este conjunto mecánico más potente, se siente más lleno a medio y bajo régimen lo que nos ofrece mayores garantías a la hora de acelerar por ejemplo, para realizar un adelantamiento con seguridad y disimula así en parte, el habitual efecto de deslizamiento que encontramos en la transmisión, el habitual CVT de Toyota que lo que hace es que si hundimos el pedal de acelero de forma brusca, dispara las revoluciones del motor de gasolina y el sonido en el interior del habitáculo, sin que avancemos metros con la inmediatez deseada. Sin embargo es verdad que logras habituarte a él y manejándolo con suavidad tienes un nivel de respuesta más que aceptable, mejor que en el Mazda y además, manteniendo siempre una media de consumos más baja. Ahora mismo se fija en 5,8 litros pero en trayectos cotidianos o viajes a velocidad legal, es relativamente sencillo mantenerlo por debajo de los 5 litros y medio.

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Al final lo que sucede es que de un lado tenemos a un Toyota un punto más burgués en cuanto a su comportamiento, con mayor tendencia a presentar ciertos balanceos en su carrocería en los giros más cerrados y a ofrecer un tacto de dirección o frenos bastante menos preciso que los de este Mazda 3 cuyo chasis se luce en los tramos virados como éstos. A este coche se le ve sobrado a nivel de bastidor y es que no en vano, presenta una batalla y un ancho de vías superiores a los del Corolla, una suspensión con una puesta a punto exquisita, una dirección muy comunicativa y unos frenos potentes y de buen tacto. Todos estos aspectos contrarrestan la superioridad del Toyota a nivel de motor porque definitivamente, el conjunto híbrido 180H empuja más y gasta menos que este Skyactiv-X de Mazda, eso es indiscutible.

La primera parada para refrigerar las mecánicas y nuestras gargantas es el momento perfecto para echar un vistazo más al detalle a nuestros protagonistas. Parecen coches idénticos en la mayoría de los aspectos pero no lo son tanto. El Corolla presenta una batalla de 2,64 metros con un ancho de vías de 1,53 m en ambos ejes, mientras que el chasis del Mazda 3 se va hasta los 2,73 metros de distancia entre ejes y presenta mayor anchura en sus vías: 1,57 m en la delantera, 1,58 en la posterior; unas diferencias notables también en sus carrocerías. La del Mazda alcanza los 4,46 metros de largo, roza el 1,80 de ancho y su altura se limita a los 1,44 metros. El Toyota por su parte se conforma con 4,37 metros de longitud y 1,79 de ancho aunque calca su altura: 1,44.

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A nivel estético los dos presentan un frontal agresivo, con parrillas de gran tamaño, nervaduras marcadas en las aletas o el capó y paragolpes muy robustos tanto delante como detrás. Aquí ambos coinciden a la hora de resaltar sus spoilers en otro color, pero disienten en una cuestión que no es baladí: mientras el Mazda 3 cuenta con unos preciosos escapes cromados, el Toyota apuesta por unas molduras que solo simulan ser tubos de escape. La línea lateral del '3' también es más llamativa gracias a las formas generales de su carrocería, más redondeadas y sus llantas de serie son de 18 pulgadas por las de 17 del Toyota.

El chasis del Mazda 3 se luce en los tramos más virados.

¿Qué ofrecen por dentro?

En definitiva este nuevo Mazda 3 es más coche que el Corolla y además, pesa 20 kilos menos lo que también se agradece a nivel de agilidad en carretera como hemos visto pero, aquí, en el interior también tenemos esa sensación de estar en un coche un punto más amplio, atractivo y mejor condicionado que la media de los compactos. Los asientos son fantásticos, recogen el cuerpo a la perfección y resultan cómodos en todo momento. La postura de conducción es muy deportiva, con el cambio muy a mano y una visibilidad perfecta tanto de la carretera como de la instrumentación y de la pantalla central, que es de 8 pulgadas pero muy panorámica en este caso, lo que hace que parezca más pequeña. Además no es táctil pero sí que está perfectamente integrada en un salpicadero bien acolchado y que integra perfectamente también las tomas de ventilación y la guantera que eso sí, es algo escasa.

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El interior del Toyota es un punto más aburguesado, los asientos no son tan envolventes aunque las personas de amplia talla irán más cómodos en estos, que dejan además un punto más elevado al conductor. Por lo demás, en cuento a calidad general no desmerece en absoluto y es que al menos en la parte superior todos los materiales y acabados son agradables a la vista y al tacto. Además, todos los mandos están en el sitio donde esperas encontrarlos, la instrumentación es parcialmente digital, como en el Mazda pero la pantalla apuesta por la filosofía contraria: resaltar en mitad del salpicadero para resultar evidente en todo momento y facilitar así su manejo que sí es táctil. Es verdad que para navegar, sus menús son sencillos y cuentan con accesos directos muy valiosos pero siempre nos distraemos más conduciendo con esta alternativa que con la del Mazda, además de que un diseño en vista general resulta más limpio en el compacto de Hiroshima que en el de su rival. A cambio, la guantera está mejor que la del Mazda y también hay algún hueco porta objetos más.

Detrás no hay demasiadas diferencias en cuanto a nivel de espacio y equipamiento en estos dos coches algo que teniendo en cuenta las mayores cotas del Mazda, es todo un punto a favor de su rival, este Toyota Corolla en el que dos adultos que rondan el 1,80 de alto, viajarán cómodos a nivel de anchura, altura y distancia para las piernas. La cosa se complica mucho más si usamos la plaza central, especialmente estrecha y baja porque la banqueta es más dura en esta parte y porque este reposabrazos hace de respaldo.

El conjunto híbrido 180H empuja más y gasta menos que este Skyactiv-X de Mazda.

Lo mejor como decimos es, usar las plazas laterales y aprovecharnos así del resabrazos central con dos posavasos que tienen estos coches. Al final, el habitáculo del Mazda 3 solo es un poco más bajo que el de su rival, pero ofrece algo más de espacio para las piernas y los hombros, además de unos asideros aunque sin unas tomas de ventilación que se echan de menos... en ambos.

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Maletero y equipamiento

El maletero es el apartado que aprovecha el Mazda 3 para imponer su ley del más grande de la comparativa. Aquí apreciamos una boca de carga ligeramente más amplia (aunque con un plano de carga más alto, eso sí) pero sobre todo, un volumen total superior: 358 litros que desde luego, no suponen una gran marca dentro de esta clase, pero sirven para aventajar a un Toyota Corolla que se conforma con 313 limitado por la instalación de la batería convencional sobre este eje en busca de una mejor distribución del peso. A cambio, si abatimos los respaldos de los asientos traseros, este coche nos deja una superficie completamente plana y casi calcada a la del Mazda: 1.024 litros por los 1.026 de su rival.

A nivel de equipamiento encontramos alguna que otra diferencia, aunque en líneas generales ambos están muy bien dotados. Toyota ofrece el Corolla con cinco acabados diferentes: Active Tech, Feel, Business Plus, GR-Sport y Advance, mientras que Mazda únicamente utiliza tres, siendo estos los Origin, Evolution y Zenith. En los más básicos ya podemos encontrarnos con el climatizador bizona, sensor de lluvia, conexión USB y Bluetooth, así como la cámara de visión trasera, reconocimiento de señales de tráfico, control inteligente de luces de carretera, ayuda a la frenada de emergencia con detección de peatones, control de crucero adaptativo y avisador de cambio involuntario de carril. Sin embargo, el Mazda 3 añade el detector del ángulo muerto, un head-up display, detector de fatiga y un sistema multimedia compatible con Apple CarPlay y Android Auto. Esta última opción no está disponible en el Corolla, ni siquiera en su acabado más alto.

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Diego Rueda//Car and Driver

Hora de sacar conclusiones

Después de todo, nuestros peores presagios se han cumplido ya que estos dos automóviles no son como los GTI de antaño, ni siquiera como los GT TDI, pues aquí los 180 caballos que anuncian o sus estéticas tan agresivas no deben inducirnos a engaño: son dos coches bien hechos, con un equipamiento a la última y que brindan un gran nivel de confort gracias a un tacto de conducción muy fino en ambos casos. Además su mecánica híbrida les permite acceder al centro de cualquier ciudad y para todo lo que ofrecen no son nada caros sobre todo teniendo en cuenta las ayudas a la compra que pueden incluir al ser coches ecológicos.

Los precios base nos remiten a los 28.350 euros en el caso del Toyota Corolla 180H y 27.165 euros en el caso del Mazda 3 Skyactiv-X, por lo que dadas sus características serían más recomendables con sus motorizaciones de 122 caballos, con las que conservan su etiqueta ECO y van francamente bien. Éstas rebajan el precio base hasta los 24.200 euros en el caso del Toyota y hasta los 25.565 en el caso del Mazda.