Hace unos meses tuvimos ocasión de probar el prototipo del Mazda CX-5, que ya está disponible en nuestro mercado por un precio que se inicia en los 24.790 euros. Este SUV compacto ofrece una excelente habitabilidad con un buen maletero de 503 litros y una modularidad interior que permite facilmente mejorar este registro. Si abatimos los asientos conseguimos un espacio de carga plano que unido a la apertura mediante un gran portón facilita la carga de objetos voluminosos.

Entre las varias unidades probadas lo primero que nos sorprendió fue el silencio del nuevo motor Diesel, con potencias de 150 y 175 caballos, y que podría ser fácilmente confundido con un gasolina por esta discreción y por un funcionamiento muy elástico y lineal. La versión gasolina tiene 2.0 litros y una potencia de 165 caballos. Se muestra más perezaosa que las opciones turbodiésel.

Otra grata sorpresa es la caja de cambios manual de seis marchas que se asocia a dicho propulsor. Por tacto y precisión, permite al CX-7 unas respuestas y prestaciones de carácter muy deportivo. Esta caja ha sido rediseñada y ofrece una arquitectura ligera y compacta.

Además, se ofrece uno automático de convertidor de par denominado SKYACTIV-Drive. También tienen seis marchas y mando secuencial aunque carece de levas detrás del volante. Ofrece un buen funcionamiento, sin acusar excesivo sobre régimen y muy oportuno en los cambios de marcha y reducciones.

El nuevo chasis es otro de los responsables de ese buen sabor de boca que nos adelanta el CX-5. Rígido, riguroso y con una dirección de tacto suave pero de gran precisión en los ángulos, se hace muy fácil y estimulante en la conducción. Un tacto de pedales estudiado para satisfacer desde el primer momento redondean unas sensaciones al volante que podemos calificar de excelentes. Sobre todo con el tarado de suspensión más firme de los diferentes que probamos,que dota al CX-7 de un carácter muy riguroso, incluso deportivo, no habitual en la mayoría de los SUV compactos, más benevolentes en su dinámica.

Uno de los datos más llamativos del nuevo CX-5 son sus consumos, que llegan a ser de unos increíbles 4,5 litros/100 km en el caso del 2.2 Diesel.

En el interior, notamos un ensamblaje muy perfeccionista y una ergonomía bien estudiada, con tacto de mandos 'a la japonesa' que incitan a pulsarlos y manejarlos. La habitabilidad es excelente y supera, según Mazda, a la de sus rivales encuanto a amplitud para las piernas tanto delante como detrás.

El crossover japonés completa la gama de todocaminos y se sitúa por debajo del Mazda CX-7, con una batalla más corta y unas dimensiones generales más reducidas. El diseño definitivo del CX-5 que sigue el camino iniciado por el Minagui Concept, destaca por una parrilla que pretende ser una de las señas de identidad de la línea de diseño KODO –alma en movimiento– que marcará los futuros modelos de la marca japonesa. Los bajos, las aletas y los faldones laterales están realizados en material plástico que le dotan de una imagen más campera y son más resistentes a los golpes.

El CX-5 cuenta con la tecnología SKYACTIV, una serie de medidas eficientes que incluyen nuevos motores de 2.0 litros gasolina con inyección directa y 2.2 turbodiésel que reduce el consumo en un 20% respecto al 2.2 actual y que se ofrece en los dos niveles de potencia ya comentados. Además, ofrece las nuevas transmisiones, donde la SKYACTIV-Drive, la caja automática de 6 relaciones mejora hasta en un 8% el consumo respecto al actual cambio automático de 5 velocidades.

En cuanto a los acabados el CX-5 ofrece dos opciones, Style y Luxury, que además se pueden completar con diferentes packs y una completa gama de accesorios que incluye, por ejemplo, un portabicicletas.

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