Hoy en día las normativas medioambientales están forzando a los conductores y también a las marcas, a adaptarse a una realidad cada vez más restrictiva. Es por eso que muchos han comenzado a poner el ojo en esos vehículos alternativos, aptos para acceder a cualquier ciudad incluso en los días de alta contaminación. Entre estos se encuentran los híbridos y eléctricos que están ganando protagonismo, pero su precio y autonomía hacen que no sean la opción perfecta para muchos. ¿Que nos queda? Los coches bi-fuel impulsados por el gas, ya sea GLP o GNC, que cada vez son más populares en las gamas de las marcas y que suponen una opción más que interesante para quienes hacen muchos kilómetos al año y además, la codiciada etiqueta ECO de la DGT.

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Subaru//Car and Driver

Este es el caso de nuestro protagonista de hoy, el Subaru Impreza 1.6i ECO bi-fuel. La marca nipona se ha apuntado recientemente a esta alternativa añadiendo a su modelo más popular una variante GLP en su quinta generación, que lleva entre nosotros poco más de un año y que cuenta con elementos diferenciadores respecto a su competencia como para detenerse en él. Los más interesantes son la tracción total permanente marca de la casa, una nueva plataforma que ha ganado en rigidez y ligereza y un motor bóxer atmosférico que ahora cuenta también con las ventajas de funcionar a gas. Pero hay más, así que vamos a analizarlo.

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Estética sobria, pero inconfundible

Por fuera nos encontramos con la fórmula de un compacto de generosas proporciones –4,46 metros de largo, 1,77 de ancho 1,48 de alto– y un diseño moderno pero sobrio, que no cae en extravagancias como ya vimos en un formato “camperizado” en el XV. Fiel a este estilo definido de Subaru, este Impreza cuenta con ópticas afiladas –con tecnología LED adaptativa en este acabado Executive, el más alto y completo de los dos disponibles–, llantas bicolor de 17 pulgadas y cristales tintados traseros. Tampoco faltan otros detalles de corte deportivo como un spoiler trasero y una antena tipo de aleta de tiburón presentes en los dos acabados de la gama.

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La sensación al entrar en este nuevo Subaru Impreza es la de estar en un coche con un gran nivel de acabados. Lo primero en lo que nos fijamos es en la calidad de materiales, que mezclan superficies de cuero con plásticos de calidad, en algunos casos imitando el aluminio o la fibra de carbono en inserciones presentes en la puertas. En cualquier caso son materiales agradables al tacto y bien rematados, que causan una sensación de calidad percibida correcta, especialmente si lo comparamos con su generación anterior.

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A esto se suman sus distintas pantallas, hasta tres, entre la táctil de 8 pulgadas del sistema de infoentretenimiento, la horizontal más pequeña colocada justo encima de ésta y el habitual display del centro del cuadro de mandos, de un tamaño más reducido de lo que nos gustaría pero capaz de ofrecernos una gran cantidad de información entre las diferentes pantallas que podemos elegir para tenerlo todo controlado en nuestro viaje.

El interior del Impreza ha pegado un salto de calidad tanto en materiales como en espacio, aunque la gran cantidad de botones hace que el dominio de todas sus funciones y el acceso a toda la información requiera de cierto periodo de adaptación.

Sin embargo, el principal problema de este interior es la gran cantidad de botones, que ya descubrimos en su hermano off-road el Subaru XV. Algunos con nombres de siglas incomprensibles cuya función es imposible descifrar al principio, te lleva a necesitar un cierto periodo de adaptación para controlarlo todo. No soy un aficionado de la eliminación de botones físicos, especialmente si son esenciales para el día a día, pero en este caso he acabado con la sensación de que por ejemplo, la pantalla táctil del sistema de infoentretenimiento, cuyo manejo ha mejorado y por la que moverse resulta sencillo y rápido, queda algo desaprovechada cuando podría ofrecer una manera mucho mas intuitiva de acceder a las múltiples funcionalidades o a la información que este Subaru ofrece, y hasta las que tienes que abrirte paso principalmente con los botones del volante.

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El otro “pero” es la ausencia de un navegador de abordo que ni siquiera está disponible como opcional. Una decisión comprensible teniendo en cuenta que hoy en día todos tenemos un smartphone con GPS que se actualiza continuamente, pero que puede resultar algo incómoda por ejemplo si nos dispones de internet en el mismo por cualquier motivo. Para cubrir esta ausencia este Subaru cuenta con hasta cuatro puertos USB a mano para conectar nuestro móvil a los servicios Android Auto y Apple Car Play, además de una aplicación propia Subaru Starlink que no resulta tan moderna ni cómoda de utilizar como las otras dos.

En el puesto de conducción todo está a mano y nos encontramos con un volante forrado en cuero de tacto excelente, al igual que la palanca del cambio automático Lineartronic y una buena cantidad de botones para manejar los sistemas de asistencia, el equipo multimedia y la información que vemos en las dos pantallas auxiliares. Los asientos delanteros, de tela pero con un acabado resultón, no recogen especialmente bien el cuerpo y son más cómodos para nuestros trayectos del día a día y viajes largos, que para las zonas reviradas. Lo que sí resulta algo molesto por duro, es el reposacabezas que empaña un poco la experiencia.

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Los asientos traseros mantienen el un buen nivel de comodidad para dos personas, donde hay además un muy generoso espacio para las piernas, mientras que en lo relativo al techo, aunque es correcto, se queda algo más justo especialmente en el borde lateral que acaba quedando muy cerca de la cabeza en personas con más de 1,75 metros de altura. Como es costumbre en esta categoría, los problemas llegan con la estrecha plaza central que cuenta con poco espacio para las piernas por culpa del túnel de transmisión de este modelo, con tacción integral.

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El gas y su gran inconveniente

El maletero, que ya resultaba algo justo para lo que ofrecen sus rivales con unos 385 litros, se ve ahora reducido hasta los 260 litros al sacrificar la parte inferior para alojar el depósito del GLP. No obstante al ocupar este depósito casi el mismo espacio que una rueda de repuesto el maletero habitual sigue siendo tan aprovechable como siempre, solo que con un piso un poco más alto. En cualquier caso hay espacio suficiente para llevar lo necesario en nuestros viajes y siempre podemos abatir los asientos para ampliarlo aún más dejando un piso bastante plano.

Una vez nos ponemos al volante el Subaru destaca por su suavidad y un excelente comportamiento de su nuevo chasis más rígido, que acompañado del sistema de tracción total permanente hacen que el Impreza vaya sobre raíles

Dinámicamente el Subaru Impreza rinde con nota gracias en buena parte a su nueva Plataforma Global Subaru (SGP), que además de ser más ligera y contribuir al mejorado espacio interior, ofrece un chasis más rígido. El coche enlaza las curvas con soltura, sin balanceos y manteniéndose siempre noble, gracias también a su Sistema de Tracción Total Simétrica, que distribuye la potencia y el par necesario a las cuatro ruedas en todo momento, y a un sistema de vectorización de par.

La dirección de asistencia eléctrica no es ni mucho menos dura, lo que la hace muy agradable para maniobrar con soltura por la ciudad, pero sí resulta lo suficientemente precisa, rápida y comunicativa como para manejar el coche en la carretera tal y como queremos. Lo mismo podemos decir de la suspensión, que también es más bien blanda y absorbe notablemente las irregularidades del terreno así como los dichosos badenes en ciudad, pero que al mismo tiempo mantiene el coche firme cuando llegan las curvas. Incluso en los tramos más cerrados el Impreza va sobre raíles, trazando con aplomo, agilidad y sin sobresaltos, con un sistema de frenos mejorado que se agradece y mucho a la hora de devorar kilómetros de montaña a buen ritmo.

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Lamentablemente, esta grata experiencia de conducción así como la velocidad media de nuestra prueba quedan limitadas por las prestaciones del conjunto motor-transmisión, especialmente por la parte del Lineartronic. Este CVT de última hornada es un cambio suave, perfecto para viajes pausados y para una conducción por ciudad, pero en una algo más exigente, en montaña, o simplemente buscando la entrega de potencia inmediata para las incorporaciones, adelantamientos, resulta demasiado lento.

Al pisar fuerte el pedal las revoluciones del motor bóxer 1.6 atmosférico de cuatro cilindros se disparan y el sonido se incrementa hasta el punto de no resultar agradable y aunque el propulsor rinde decentemente para sus 114 caballos, esta potencia no termina de llegar a las ruedas como y cuando esperas, sino de forma demasiado progresiva. Ese empuje tarda en llegar unos valiosos segundos incluso cada vez que salimos desde parado. No obstante para los momentos más exigentes, y a pesar de que esta versión no cuenta con unas levas del volante que –en teoría– mejorarían mucho las cosas, podemos mover la palanca del cambio a la izquierda y entrar en el modo L, que al menos hace que el coche sea un poco más reactivo merced a unos desarrollos más cortos.

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El cambio Lineartronic CVT con seis etapas de marchas simuladas es suave y mantiene el motor en la zona ideal a velocidad constante, pero en pendientes o con una conducción más exigente no se muestra tan eficaz.

El otro lado de la moneda es que, como decimos, es suave y más que aceptable cuando vamos por ciudad o autopista y mantenemos una velocidad regular, situaciones en las que pasado un tiempo prácticamente te olvidas de él. Las transiciones son casi inapreciables mientras se encarga de mantener siempre el motor en la zona ideal del cuentavueltas y su funcionamiento en sintonía con el completo paquete de sistemas de asistencia a la conducción Eyesight. Éste es de serie en toda la gama y cuenta con funciones como el aviso y frenada pre-colisión, el control de crucero adaptativo –capaz de frenar completamente el coche y reanudar la marcha con solo un botón–, el avisador de cambio involuntario de carril, el control del acelerador, el aviso de derrapado o los de avance del vehículo delantero o trasero –SRVD–; una serie de asistentes interesantes en combinación para largos viajes y también para los atascos.

Así le cogerás el punto

Al final lo que nos queda con este Subaru Impreza es un buen comportamiento dinámico condicionado por el cambio CVT Lineartronic que nos invita a conducir de una forma más relajada de lo que nos gustaría en ocasiones, lo que vendrá de perlas para el día a día y para mantener buenos consumos pero que sin duda será un problema para aquellos que busquen llevar a sus límites el excelente chasis del Subaru. Ante todo lo que requiere es de un cierto periodo de adaptación, forzar a tu pie a ser más delicado y a confiar en la electrónica. Una vez lo haces solo en medio de una conducción más exigente podrías ponerle pegas.

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¿Y que hay de su funcionamiento como modelo GLP? Pues que resulta tan cómodo como si tuvieras un coche tradicional pero con todas las ventajas que ofrece esta clase de versiones, con dos depósitos, el de gasolina se mantiene en 50 litros y el de GLP añade otros 62. El cambio de gas a gasolina y viceversa, se hace simplemente pulsando un botón ubicado a la izquierda del volante que nos permite controlar la cantidad gas que queda en el depósito y la transición se realiza en cuestión de segundos, sin que apenas lo notemos. Las diferencias entre usar un combustible u otro son prácticamente inapreciables, quizás con el GLP llegarás a notar algo menos de empuje, pero en el día a día es casi imperceptible.

El cambio de gasolina a GLP y viceversa se realiza pulsando un botón y tanto la transición, que se hace en cuestión de segundos, como su funcionamiento resulta prácticamente imperceptible.

Con esto las emisiones se reducen considerablemente y contamos con un extra de autonomía que nos ofrece contar con dos depósitos sin perder demasiado espacio. Combinando distintas situaciones y haciendo una conducción responsable, el ordenador de abordo registra un consumo de 7,8 litros/100 km. En modo GLP, la cifra del ordenador sube algo más y puede superar perfectamente los 8 litros aunque en atascos, puertos de montaña o con una conducción más exigente, donde este motor se ve forzado a ir alto de vueltas para mantener la velocidad, las cifras se pueden ir más allá de los 9 litros.

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En conclusión...

Estamos ante un compacto diferente, no solo por su tracción total y su opción GLP con todos los beneficios que ello conlleva, sino porque suma a eso un comportamiento dinámico excelente, una habitabilidad y confort a la altura para cuatro ocupantes, buenos acabados, una buena carga de sistemas de asistencia a la conducción, y en general un completo equipamiento y todo en un paquete exterior realmente atractivo con el sello propio de Subaru. Todo ello conforma un compacto realmente completo y polivalente que con todo lo que ofrece cuenta con pocos rivales claros en su categoría.

Y todo esto tiene un precio de 25.100 euros (que incluye un descuento promocional de 1.700 euros) al que en esta unidad solo hay que añadir los 550 euros de la pintura metalizada. Con ese precio tienes el acabado Executive, que con una diferencia de precio de poco más de 3.000 euros respecto a la versión base Sport, añade equipamiento más exclusivo. Hablamos de elementos como: faros LED adaptativos, asistente de cambio de luces largas/cortas (HBA), faros antiniebla, retrovisores eléctricos cristales tintados traseros, llantas de 17 pulgadas, volante y palanca forrados en cuero, bandeja cubremaletero retráctil, climatizador dual con ajustes por voz, limpiaparabrisas y retrovisores con función anticongelante, sistema de infoentretenimiento con Subaru Starlink y pantalla de 8 pulgadas, ordenador de a bordo con pantalla de 6,3 pulgadas, doble puerto USB y entrada auxiliar de audio, cámara de visión trasera (sin sensor de parking trasero que cuesta 305 euros más), sensor de ángulo muerto y el sistema de detección del vehículo trasero (SRVD).

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A favor: Comportamiento dinámico. Suavidad de marcha. Calidad de acabados del interior. Completo equipamiento. Etiqueta ECO.

En contra: Respuesta del CVT en conducción exigente. Consumo algo elevado. Manejo poco intuitivo del sistema multimedia en general. Maletero justo.