Pese a la enfermiza moda SUV, convendría dejar claro que no existe actualmente ningún otro vehículo más cómodo para viajar que una berlina. La altura contenida, junto a una generosa distancia entre ejes y un amplio ancho de vías hacen que ningún otro tipo de carrocería pueda igualar el buen hacer dinámico de las berlinas tradicionales sobre el asfalto, siempre que nos refiramos a viajar kilómetros y kilómetros acompañados y con total comodidad. Dejando de lado, eso sí, conceptos como deportividad o diversión al volante, a los que tampoco renuncian por completo, como veremos más adelante en esta prueba.

El Superb nace precedido de la aureola de ser el primer exponente deuna nueva era de calidad y diseño para la marca checa. Es un 'cochazo' en todos los sentidos, aunque echamos de menos más personalidad y cuidado en su diseño, especialmente en el interior. Ford, por su parte, sigue con su proyecto de hacer del Mondeo un coche mundial, adaptándolo a la filosofía de cada continente. Nos llaman la atención las cotas exteriores de ambos, son vehículos muy grandes que entran en un coto reservado para las antiguas berlinas de lujo; una declaración de intenciones.

Es precisamente el 'gigantismo' de sus carrocerías lo que les permite disponer de una abrumadora distancian entre ejes –2,85 metros en ambos–, cota crucial a la hora de dar centímetros de habitabilidad a los ocupantes. No recordamos entre sus rivales ninguna otra berlina con capacidad de mejorar el espacio interior que ofrece el Superb, mayor incluso que el Ford.

Calidad demasiado sobria
Si a bordo del Skoda echamos en falta algo más de imaginación y buen gusto en la puesta en escena, en el Mondeo deberían simplificarse la cantidad de pantallas y automatismos de las que dispone el conductor. Además de la central de ocho pulgadas con manejo táctil y un tipo de letra para mirar con lupa, disponemos de otras tres de menor tamaño en el cuadro de relojes que manejamos desde el volante funcional. Mientras, en el Superb desearíamos unos butacones algo más firmes y con mejor sujeción lateral, pues no hay que olvidar que bajo el capó dispone de un motor turbodiésel de 190 caballos que en ocasiones nos obliga a ir bien sujetos.

El peso superior del Skoda lastra algo sus reacciones frente al Mondeo

Pero la comodidad dinámica que ya hemos citado y que es espectacular en ambos casos gracias a su rodar silencioso y suave, se complementa con la posibilidad de optar en los dos por trenes de rodaje deportivos que harán las delicias del conductor. El Mondeo probado contaba con el kit estético y de amortiguación sport–2.700 euros–, que sólo se deja notar cuando entramos en recorridos virados y descubrimos una agilidad impropia para un coche de esta medida, sin penalizar por ello el filtrado del asfalto. Adicionalmente existe una suspensión de tarado variable–2.300 euros– , que no consideramos necesaria. Asimismo, el Superb también dispone de un tren de rodaje 'adaptativo' pero con un precio mucho más asequible de 900 euros y que sí recomendamos, pues nos permite elegir entre cinco configuraciones mecánicas –ECO, sport, comfort, normal e individual– que afectan a dirección, motor, amortiguación y al cambio DSG en caso de disponer de él. Su mejor virtud es que la diferencia entre estos 'posiciones' se percibe con claridad en el interior, haciendo las reacciones del coche tan cómodas como las de una alfombra mágica o tan 'tensas' como las de un BMW M5.

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En la posición Comfort nos llama la atención la suavidad con la que amortigua el Superb, aunque los excesivos rebotes de la carrocería acaban por pasar factura a la precisión de guiado e, incluso, a la propia comodidad general. También afecta al comfort, pero por la sequedad de sus respuestas, si activamos el modo más deportivo de la amortiguación.

Agilidad, entre comillas
En zonas viradas nos ha convencido más la precisión de guiado y la agilidad del Mondeo, pues no tenemos la sensación de conducir un automóvil tan grande y pesado, algo que sí ocurre en el Skoda, en el que percibimos mayores inercias y el que tenemos que prever sus reacciones con mayor antelación. En autopista sale a relucir el buen hacer de ambos propulsores. En ambos casos son tremendamente vigorosos en su empuje a medio régimen y casan a la perfección con el enfoque rutero de ambos. En estas circunstancias brilla por méritos propios el del Skoda gracias a la colaboración del excepcional cambio DSG, un viejo conocido del grupo alemán, que ha llegado a un punto de efectividad que parece leernos la mente para 'meter o quitar hierros'. Una pena que la caja manual del Ford tenga un tacto ligeramente incómodo a causa de una palanca con unos recorridos excesivamente largos que nos obligan a desplazar excesivamente el brazo para manipularlo.

El conjunto mecánico del Mondeo resulta más vivo para el conductor que en el Skoda

Respecto a la 'forma' de entregar los caballos, nos convence ligeramente más el Mondeo, que ofrece algo más de empuje en la zona inicial del cuentavueltas, además de proponer un funcionamiento más uniforme y menos brusco que su rival germano, con un funcionamiento similar en efectividad pero ligeramente más tosco. Mención especial merece el equipamiento de seguridad activa y pasiva de ambos. El Ford vela por la integridad de los pasajeros con detalles como los cinturones traseros que incluyen un airbag lateral específico que almacena el sistema pirotécnico en el enganche.

Todo para tu seguridad

Si nos pasamos a los sistemas de seguridad electrónica para evitar accidentes, ambo cuentan con lo último; control de velocidad adaptativo, detector de fatiga, detector de vehículos en el ángulo muerto, luces largas con desconexión automática para no deslumbrar, reconocimiento de señales de tráfico o asistente de mantenimiento de carril, con la salvedad de que en el Ford la mayor parte son de serie, mientras que en el Superb tendremos que pasar por caja.

- Precio, equipamiento y ficha técnica del Ford Mondeo 2.0 TDCi Titanium 180CV

- Precio, equipamiento y ficha técnica del Skoda Superb 2.0 TDI Style DSG 190CV

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