El Gran Premio de Francia dejó una imagen muy poco habitual en los últimos años: un fallo en un motor Mercedes. Sergio Pérez tuvo que retirarse de la carrera en Paul Ricard debido a un problema en la unidad de potencia de su Force India, algo que hizo que el equipo de fábrica se pusiera en alerta por miedo a que el fallo pudiera reproducirse en el coche de sus pilotos o en el resto de sus clientes en el resto de la prueba.

Finalmente, los vehículos motorizados por Mercedes restantes no sufrieron ningún problema similar y la estructura de Brackley pudo respirar aliviada con respecto a la nueva versión de sus unidades.Hubo preocupación porque con un motor nuevo siempre hay que escuchar atentamente y mirar los datos para ver lo que está pasando. Si una de las seis unidades tiene un problema, la pérdida de la presión del agua… Siempre hay que tener cuidado”, comentó Toto Wolff.

Mercedes retrasó la introducción de la mejora de sus motores debido a problemas de fiabilidad que encontraron en el control de calidad. Ferrari había conseguido igualar a la marca alemana en cuanto a rendimiento en los últimos años y no están seguros de que con esta nueva versión hayan podido volver a recuperar el liderato en unidades de potencia. “En los datos de la clasificación, el coche más rápido en la recta era el de Kimi Raikkonen”, afirmó el director de Mercedes.

“Pensamos que es porque llevaba una configuración aerodinámica diferente. Las tres unidades de potencia están muy igualadas en este momento. Es cuestión de encontrar mejoras sin comprometer la fiabilidad, esa es la gracia. La lucha va a continuar hasta el final de la temporada. Las ganancias marginales importan”, añadió Wolff.