La amplia brecha entre los tres primeros equipos y el resto había hecho que el episodio de los equipos ‘B’ quedase prácticamente en el olvido. Primeras carreras al margen, desde el Gran Premio de Mónaco, la prueba donde más difícil resulta adelantar, no se había vuelto a hablar excesivamente de esta problemática.

En el principado, Esteban Ocon se dejó adelantar por Lewis Hamilton, donde si bien la relación de Force India y Mercedes no es la más estrecha del mundo, no se puede olvidar que el francés es piloto a sueldo de Mercedes.

En el Gran Premio de Brasil, fueron los pilotos de Haas los que se apartaron de la trazada ante la llegada de pilotos Ferrari, siendo incluso más efectivos que cuando les muestran banderas azules. Realmente careció de relevancia, pues ni Vettel consiguió sacar rédito de ello, ni fue un adelantamiento que no hubiera logrado fácil por sus propios medios.

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Esto no quita sin embargo el mal sabor de boca que deja el ver a pilotos como Grosjean o Magnussen apartarse ante la llegada de Sebastian Vettel o Kimi Raikkoen, adulterano en cierta manera la prueba en posiciones bastante adelantadas. Un problema que sigue en el aire y que la Fórmula 1 no entra a atajar, esperando, que como en la mayoría de años anteriores con Toro Rosso, éstos nunca estén en posición de influir en carrera.

Paradójicamente, el adelantamiento para el que sí se tuvo que esforzar Vettel, fue con Charles Leclerc, que no solo es piloto de Ferrari, sino que su equipo, Sauber, también entraría dentro de esta definición de equipos ‘B’.

Una maniobra prácticamente irrelevante para el devenir de la carrera que sirve para recordarnos un problema latente que sigue ahí y que la Fórmula 1 parece no dispuesta a abarcar hasta que ocurra el primer gran drama.