Si hay un tema recurrente en Fórmula 1, más allá de la inconsistencia de las decisiones de los comisarios, del grado de diversión de las carreras, e incluso de la entrada del grupo VAG como motorista, sin duda es la introducción de un tercer coche por parte de los equipos.

No es recurrente por casualidad. Suele aparecer en época en la que algunos equipos pasan por apuros económicos y su continuidad se pone en duda. En el momento en el que el aficionado comienza a hacerse preguntas sobre un futuro con tan pocos coches, los responsables de los grandes equipos, con Bernie Ecclestone a la cabeza, suelen responder de la misma forma. De necesitarlo, estos equipos pondrían un tercer vehículo en pista, y todo solucionado.

Una solución con ciertas ventajas. Poner un tercer vehículo es, en términos de costes, muy liviano, pues apenas habría que añadir personal al ya existente. Esto daría oportunidad a su vez a más pilotos de llegar al Gran Circo, presumiblemente, pilotos de talento, pues si los grandes fabricantes serían los mayores interesados en usar este tercer coche, son precisamente ellos los que no necesitan acudir a pilotos de pago.

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Pero obviamente no es oro todo lo que reluce, y esta medida presenta grandes contras fácilmente identificables, y la presente temporada es la mayor muestra de ello. En una parrilla donde los pilotos de una liga juegan por repartirse las posiciones del primero al sexto, y los de la otra liga, del séptimo al décimo, imaginen si Mercedes, Red Bull y Ferrari, tuviesen en pista tres vehículos.

En una carrera convencional sin incidentes, las nueve primeras posiciones quedan automáticamente adjudicadas y el resto de vehículos apenas podría luchar por el último punto, lo cual podría llegar a ser dramático de cara al mundial de constructores, por un lado, y especialmente, dramático para el espectador.

Porque sí, un cara a cara entre Hamilton y Vettel como incluso en su día ocurrió con Hamilton y Rosberg, puede resultar entretenido, pero el aficionado adora la imprevisibilidad, adora las carreras de locura, en las que un actor totalmente inesperado aspira a la victoria, o te logra un podio. Y si hoy en día, con la actual fiabilidad de los vehículos y estos seis coches dominando la parrilla, ya resulta complicado ver algo diferente, imagen si subimos el número de seis a nueve.

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La actual solución, la de los equipos ‘B’, tampoco resulta la idónea, pero al menos en esta ocasión, aunque se nieguen a competir con sus ‘hermanos mayores’, el rendimiento en pista es suficientemente diferente como para no resultar un drama de cara al espectáculo.

En la actualidad, Mercedes, ha vuelto a sacar a la palestra el tema del tercer coche, el mismo al que probablemente se negó con anterioridad. Pero sus relaciones con Force India y Williams no han llegado a buen puerto y tras declinar adquirir un segundo equipo en el pasado, ahora se encuentra sin lugar al que mandar a sus pilotos en fase de formación, y sin estos pilotos compitiendo, la crisis ‘Rosberg’ puede quedar en una broma si Lewis Hamilton decide en algún momento poner fin a su carrera deportiva.

Ferrari por su parte, se encuentra cómoda con las relaciones con Haas y Sauber, igual que Red Bull con Toro Rosso. Renault, por el momento, es contraria. En su plan a medio plazo, nunca se planteó la idea de un equipo tanto cliente como dependiente. Y en Williams y McLaren miran a esta posibilidad de un tercer coche que auténtico pánico, pues ya les cuesta ser competitivos hoy en día, con los actuales rivales.

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Y sí, es innegable, pensar en el atractivo de un tercer Mercedes con Ocon, o hace unas semanas, un tercer Ferrari para Charles Leclerc. O un tercer Red Bull para… bueno, en Red Bull quizás en estos momentos sería más un problema que una solución, pero ya se encontraría la manera. Por el contrario, si ya resulta tedioso comenzar un Gran Premio teniendo bastante claro los seis primeros clasificados, imaginen con nueve.

De momento, el Gran Premio de Alemania de 1985 seguirá constando como último evento con tres vehículos puestos en pista por un mismo equipo, cuando Renault juntó a Derek Warwick, Patrick Tambay y François Hesnault (con cámara onboard incorporada), con nefasto desenlace, todo sea dicho, pues ninguno de los tres logró finalizar la carrera el día que supuso la última victoria de Michele Alboreto en Fórmula 1. También en el recuerdo, las sesiones de viernes con tres monoplazas de los equipos con peores resultados rodando al mismo tiempo.