Max Verstappen tuvo una segunda sesión de entrenamientos libres en Austria más complicada de lo que esperaba. El piloto neerlandés tuvo que lidiar con un suelo dañado en su monoplaza durante el desarrollo de la práctica, un problema que le lastró en su rendimiento. Afortunadamente para Verstappen, este suelo se trataba de una versión antigua y el sábado montará una nueva unidad de esta pieza.

“Tuvimos un suelo dañado. Algo se rompió en el interior del suelo. Tuve que usar un suelo que estaba un poco cortado en la segunda sesión de entrenamientos. Era uno antiguo, así que pondremos uno nuevo mañana. Hoy estábamos un poco limitados en ese aspecto y eso afectó a la aerodinámica de mi coche”, declaró Verstappen.

Al ser un circuito donde la potencia es un factor determinante, Red Bull está en desventaja con respecto a Ferrari y Mercedes. Verstappen afirma que la estructura austriaca cuenta con margen de mejora antes de la clasificación. “No creo que hayamos tenido un día perfecto. Sabemos que perdemos un poco de tiempo en las rectas. Incluso son una tercera zona de DRS, seguimos perdiendo demasiado. Tenemos trabajo por hacer”, comentó.

“Estamos buscando un poco de balance. No hemos encontrado el punto adecuado. No creo que los neumáticos sean un problema. Si encontramos el balance correcto, entonces los neumáticos también funcionarán. Solo tenemos que tratar de encontrar un buen ‘set-up’”, añadió Verstappen.

Los pianos amarillos fueron un gran problema para algunos pilotos en la primera jornada de rodaje en el Red Bull Ring. Aun así, Verstappen no cree que el daño del sueño se produjera por estas ‘salchichas’ que están situadas en la parte exterior de algunas curvas. “Fue por el piano interior. Estos pianos han sido muy agresivos en los últimos tres años. Está lejos de lo ideal y todo el mundo trata de evitarlos. Por supuesto, puede dañar los alerones delanteros. Si en su lugar hubiera un muro, lo golpearíamos”, manifestó.