Está llamado a ser, nuevamente, el modelo de moda entre los SUV grandes porque tiene todos los ingredientes: un diseño espectacular que toma muchos elementos del Evoque y la silueta inconfundible de un Range Rover, todo ello aderezado con su magnífica calidad interior y un comportamiento que, en una primera y corta toma de contacto, no s ha parecido realmente espectacular.

El Sport mide 15 centímetros menos que el nuevo Range Rover, es 5,5 más bajo pero igual de ancho y con la misma batalla. Con respecto a su antecesor es más largo, más ancho y desde luego mucho más ligero porque a igualdad de motorización se han rebajado unos 420 kilogramos con respecto a su antecesor. La razón está en que utiliza la misma construcción integral en aluminio del nuevo Range. También es más aerodinámico y de ahí la clara ventaja que tiene en cuanto a prestaciones, consumo y comportamiento con su antecesor.

El interior repite el estilo del Evoque, pero adaptado a las cotas del Range, es decir, todo es a lo grande, con un cuidado y unos acabados exquisitos y con muchas posibilidades de personalización, algo que casi inventó el Range Rover hace años en este segmento. Además, por primera vez habrá un Range Rover con siete plazas y será este Sport. Una de las opciones (2.000 euros aproximadamente) son dos asientos que se pliegan y quedan ocultos en el piso del maletero y que permiten a dos niños instalarse cómodamente o a dos adultos con ciertas limitaciones, a pesar de que la banqueta trasera se puede mover longitudinalmente unos 10 centímetros.

Aptitudes todo terreno

Entre las novedades que presenta el Range Rover Sport 2013 está la reductora opcional, algo que resulta lógico dada la tendencia actual del mercado. La incorporación de este dispositivo sólo supone unos 15 kilogramos adicionales, así que no resulta un lastre apreciable. En función de si lleva o no reductora el diferencial central de la transmisión es diferente y puede ser un embrague multidisco o un diferencial mecánico Torsen.

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El Terrain Response tiene ahora, como en el Range, funcionamiento automático, aunque el conductor puede elegir manualmente cualquiera de los cinco programas en función del terreno por el que circule. Además, en algunas variantes añaden un programa Dynamic, para una conducción todavía más deportiva y que modifica la dureza de los amortiguadores. La suspensión neumática es de serie y se ha adaptado para conseguir un comportamiento mucho más ágil y deportivo, acorde con el estilo de este Range, pero manteniendo su capacidad para circular fuera del asfalto, con unos generosos recorridos libres de las ruedas.

El equipamiento tecnológico es espectacular, con todos los elementos imaginables y otros tan sorprendentes como el Wade Sensing, capaz de medir la profundidad del agua antes de realizar un vadeo mediante cámaras y sensores colocados en los retrovisores. También cuenta con sensores en los laterales para ayudar en los aparcamiento y evita los molestos “rozones” contra columnas u objetos poco visibles en los flancos del vehículo.

El nuevo Range Sport ya está disponible en cuatro posibles acabados y los precios arrancan en los 66.000 euros.

La gama inicial de motores está compuesta por las dos variantes del Diesel V6 de 3.0 litros con 258 y 292 CV, además del gasolina V8 5.0 litros Supercharged de 510 CV, en todos los casos con cambio automático de ocho relaciones que se maneja ahora con una palanca-joystick mucho más práctica que el mando giratorio que se emplea en el Range, aunque el anterior Sport llevaba una palanca convencional. Para finales de año llegará el Diesel V8 de 4.4 litros y 340 CV, un Diesel 2.2 litros de cuatro cilindros con 200 CV y la motorización híbrida-Diesel del que la marca todavía no ha dado más datos.

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