Casi el 7% de los accidentes registrados en nuestras carreteras están provocados por la niebla, según los datos que maneja la DGT. Conducir con este fenómeno meteorológico es, por tanto, algo especialmente peligroso y conviene ser consciente de ello.

Una de las claves para circular con la máxima seguridad se refiere a la iluminación, tal y como nos recuerdan desde la DGT, dado que muchas veces las luces antiniebla se utilizan de forma incorrecta.

Falta de visibilidad

La mala utilización de este tipo de alumbrado es algo peligroso, pues debido a su intensidad puede provocar deslumbramientos entre otros conductores. Por lo tanto solo se deben utilizar las luces antiniebla cuando las condiciones meteorológicas sean especialmente desfavorables y la falta de visibilidad así lo requiera; sobre todo, las traseras.

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En los vehículos provistos de anti-niebla delanteras también podemos hacer uso ellas cuando atravesamos un banco de niebla, aunque no sea demasiado denso. Incluso en condiciones de baja visibilidad por fuerte lluvia o en carreteras reviradas y con escasa iluminación, podemos emplearlas siempre que no deslumbremos a otros usuarios de la vía.

Pero tan importante como accionarlas es no dar las largas–o alumbrado de carretera–, pues las gotas de agua suspendidas que contiene la niebla hacen que el potente haz de luz rebote en ellas por lo que veremos menos.

El uso de las anti-nieblas traseras se reserva solo a casos extremos de baja visibilidad

Cuando atravesamos un banco de niebla densa hay que tener en cuenta que la misma dificultad que tenemos para ver nosotros, la comparten el resto de usuarios de la vía por lo que se hace imprescindible dar las luces anti-niebla traseras para que nadie pueda alcanzarnos por detrás. No obstante, este alumbrado está reservado para esta única circunstancia, de modo que en casos de niebla ligera o lluvia moderada, con el alumbrado convencional basta para advertir de nuestra presencia y es importante desactivar los anti-niebla para no deslumbrar a los demás conductores, que tampoco advertirán si vamos a frenar o a realizar un giro debido a la intensidad de esta luz.

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In Pictures//Getty Images

Recomendaciones fundamentales

En estas circunstancias, cuando la visión frontal no supera los 20 metros debido a la densidad de la niebla, lo mejor es tomar como referencia la línea del arcén. De esta forma sabremos en todo momento por donde continúa la carretera, advirtiendo todos los giros y también la presencia de otros vehículos.

También se debe reducir la velocidad adecuándola a nuestro campo de visión, así como aumentar la distancia de seguridad con el vehículo precedente.

Con niebla, ambas recomendaciones son absolutamente obligatorias y es que si bien alguien que vaya 'abriéndonos camino' puede servirnos de referencia, conviene recordar que él también puede equivocarse, realizar un cambio de dirección o un frenazo brusco.

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Rodrigo Pareja

Periodista especializado en movilidad en todas sus variantes: coche, moto, bicicleta, patinete eléctrico... y no siempre por este orden, dado que la forma en la que nos desplazamos está cambiando. Más de 20 años de experiencia en el mundo del automóvil y en constante adaptación en un sector que no deja de generar noticias.