Como conductores tenemos la responsabilidad de mantener el coche a punto tanto por seguridad, como por durabilidad. Por eso, debemos de prestar atención a elementos esenciales como los neumáticos y los frenos -sobre todo ahora que llegan las lluvias- además de revisar los niveles de todos líquidos y el estado de los filtros. Por último, echar un vistazo al alumbrado o los limpiaparabrisas es tan sencillo como importante. Vamos a ver cómo hacerlo con nuestras manos de forma rápida y sencilla.

1.Revisión de niveles.

La operación es muy fácil: levantamos el capó -que no muerde- y revisamos por orden:

Aceite: revisa la varilla que a tal efecto lleva tu coche y comprueba que el nivel esté por encima de la marca MIN. Si está por debajo deberás añadir aceite por el tapón de plástico que hay en la parte superior del motor hasta dejar el nivel entre las marcas MIN y MAX. En este caso además te aconsejamos que recuerdes revisar el nivel de nuevo cada mil kilómetros por si se diera un consumo excesivo. Rellénalo poco a poco, que no conviene en absoluto superar el máximo indicado. Debes echar el mismo tipo de aceite. Lo puedes ver en la nota de la última revisión, y si no la tienes en el libro de instrucciones del coche.

Refrigerante: comprueba cómo está el nivel del depósito, que tras los calores del verano puede haber bajado. Si está por debajo del mínimo toca rellenar sin superar el máximo y a poder ser con anticongelante de calidad que en zonas frías soporte temperaturas de al menos 15 bajo cero, especialmente si el coche duerme en la calle. No eches agua corriente, en todo caso destilada (especialmente si tu motor es de aluminio) para evitar la formación de cal y suciedad en los conductos internos.

Líquido de frenos: Si el líquido tiene un color “sucio” habrá que cambiarlo en un taller, o correrás el riesgo de que se calienten los frenos cuando más los necesites. Si el nivel está cerca del mínimo puedes rellenar con líquido del mismo tipo recomendado, lo que se indica junto al depósito de los frenos. Si está por debajo del mínimo llévalo a un taller porque además de llenar de depósito es posible que tengan que sangrarlo. Recuerda que el líquido de frenos es muy corrosivo y contaminante, así que manipúlalo con guantes y si tienes que tirarlo llévalo a un punto limpio.

Agua del limpiaparabrisas: Llena el depósito con agua mezclada con jabón. Preferiblemente utiliza agua con jabón específico que se vende para tal fin. Ahora que empieza a llover y los coches salpican la suciedad de las carreteras mojadas vas a necesitar usar el agua con frecuencia, así que no dejes de hacerlo.

2. Alumbrado. Es bastante habitual toparse en la carretera con coches a los que no les funcionan bien las luces. Es imprescindible comprobar que los dos faros funcionan correctamente, con cortas, largas y antiniebla. Y lo mismo con los pilotos traseros. Resulta fundamental ver y ser vistos cuando la climatología es adversa. Revisa también que el haz de luz tenga la misma intensidad en ambos faros.

3. Neumáticos. ¿Les ha llegado la hora? Aguantaron el verano, pero para el tiempo que vamos ya no vale apurar el dibujo. No te conformes con que tengan 1,6 milímetros de profundidad, que es el límite legal: en caso de lluvia resulta insuficiente.

Es fundamental revisar los dos flancos y la banda de rodadura central. Puede ser que se desgasten más las zonas interiores o exteriores de la goma por lo que debemos de girar las ruedas a ambos lados para ver si tenemos suficiente profundidad en el dibujo y, de paso, no debemos olvidar revisar bien las presiones, que tienden a oscilar con los cambios de temperatura. Revisa cómo están de presión, dato que se suele indicar en el quicio de las puertas delanteras y que es importante tanto para el consumo como para el buen comportamiento del coche.

4. Frenos: Suponen el elemento de seguridad principal y mucha gente tiende a olvidarse de ellos. Es muy sencillo comprobar si el estado de los discos es correcto, si no están marcados por surcos o si presentan un escalón en la zona de fricción con las pastillas. Si fuera así lo mejor es sustituirlos. En algunos modelos, también se puede llegar a ver si las pastillas están gastadas y algunos coches tienen sensores de desgaste… aunque no son ni mucho menos infalibles. Presta atención al frenar y si escuchas algún sonido desagradable indicará que hay que poner pastillas nuevas.

5. Escobillas de “los limpia”: En verano, además de pasar desapercibidas, se estropean más por la acción del sol. Ahora conviene revisar su estado y funcionamiento; puede ser que la goma se haya pasado o esté cuarteada y cuesta poco sustituirlas. Cómpralas en cualquier tienda de accesorios o gran superficie y en el envase te explicará cómo colocarlas.

Y por supuesto, no olvides que si te corresponde hacer una revisión programada en el libro de mantenimiento deberás pasar por el taller en cualquier caso. Pero si no es así, siguiendo estos consejos podrás ahorrar un dinero y, lo que es más importante, evitar averías y disgustos.