Nuestro tiempo vale dinero y desde este prisma elevar el límite de velocidad en las vías rápidas –autovías y autopistas– podría suponer un gran ahorro. Así lo considera Agustín Hernández, consejero de la Xunta de Galicia quien defiende defiende el límite de velocidad 130 km/h en términos de productividad.

Para sus cálculos, la Agencia Gallega de Infraestructuras ha tomado como referencia los datos de Tráfico de 2010 y ha realizado una estimación de los costes de combustible en relación a las horas de rodaje por las autopistas gallegas, centrándose en los vehículos ligeros que son los únicos que podrán alcanzar estos 130 km/h. Éstos suponen entre un 42 y un 53% del tráfico rodante, es decir, tenemos entre 2,1 y 2,6 millones de coches circulando por nuestras carreteras a una velocidad baja lo que genera un volumen de tráfico mayor. La reducción del mismo con sólo elevar en 10 km/h su velocidad, supondría una reducción de costes de entre 21 y 26 millones de euros.

A esta cifra tenemos hay que restarle el coste de carburante –han fijado un consumo medio de 0,75 litros mayor a 1,43 euros/litro– por lo que estiman entre 15 y 20 millones de gasto. El resultado son entre 5,5 y 7 millones de euros ahorrados.

Desde luego la ecuación no es del todo sencilla y lo cierto es que aumentar la velocidad en todas las vías rápidas españolas supondría un gasto mayor de combustible y un número algo más elevado de emisiones de CO2 a la atmósfera. La Agencia Gallega reconoce ambas cosas pero aseguro que compensa. Veremos que sucede esta primavera, cuando algunas carreteras españolas ya estarán limitadas a 130 km/h.

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Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.