Crecí en los Estados Unidos, por lo que mi acceso a la Fórmula 1 siempre ha sido bastante limitado; nunca había visto un coche de F1 en vivo. En el Festival de la Velocidad de Goodwood de 2011, en Chichester, estuve cuando Vitaly Petrov estuvo rodando, él solo, durante cinco minutos. Unas pocas horas después, me puse al lado de Mark Webber para una foto, y luego conseguí el autógrafo de Emerson Fittipaldi. Me preguntaba, '¿cómo he conseguido llegar aquí?'.

Mi amor por las carreras empezó de la misma forma que empezó en otras personas: por las enseñanzas de mi padre. Solíamos ver Wide World Sports cada domingo en la ABC en los setenta y los ochenta. Esto fue antes de las videograbadoras, del Twitter y de aquellas aplicaciones que te muestran los cronos de una carrera en directo. Sólo veíamos una carrera de una sola categoría cada semana. Él se aseguraba de que estuviéramos en casa cuando esa carrera empezara, y solíamos ir a las tiendas para comprar comida para la ocasión. Aprendí la historia de los pilotos así, viendo las carreras con él. Eran valientes, y a veces un poco locos, pero me encantaba conocer sus personalidades. Aprendí a apreciar la actitud de los pilotos fuera de los circuitos, para saber si era una persona a la que animaría o de la que más bien me burlaría. Apreciaba mucho el lado humano del piloto. Mi pasión eran las personas que corrían, por lo que si podía, querría ver a los pilotos.

Cualquiera de vosotros que haya visto un coche de F1 o un piloto puede asegurar que, la primera vez que pasa, parece irreal. Yo me sentí como si estuviera viendo una película en la que era el protagonista principal. Esos chicos, a los que animaba sentada en mi sofá, estaban delante de mi… pero luego volví a la realidad. Estaba al lado de Adrian Newey, haciéndome una foto con él y felicitándole por los éxitos de esta temporada a la vez que me firmaba un autógrafo. Él me prestó un poco de su tiempo y me dijo: "muchas gracias". Sé que no es seguro que las personas te traten con amabilidad, porqué al final, sólo soy uno de los millones de sus seguidores, pero creo que todo el mundo estuvo muy predispuesto a hablar con nosotros.

CADA VEZ MÁS CERCA
Estar tan cerca de estas personas y estas máquinas, que suelen estar detrás de muros y Pit-Walls es la esencia del Festival de Goodwood. Cada vez que los coches de Fórmula 1 entraban en el paddock los comisarios hacían sonar silbatos y nos pedían que les abriéramos paso. Yo encontré una solución a esa cuestión. Me quedaba quieta en el lugar adecuado, para sentir las vibraciones del motor a través de mis pies y escuchar su sonido picando en mis oídos. Olía los gases del escape, sentía su calor en mis manos y mi cara. Pero luego tuvimos que irnos, ¡si no, nos habrían pisado los pies! Así de cerca puedes estar. Fue un subidón de adrenalina. Nunca soñé que algún día pudiera acercarme tanto a esos coches tan geniales.

Si no hubiera sido por los amigos que conocí en Sidepodcast.com (podcast inglés sobre la F1), nunca habría sabido en qué lugares era mejor estar a medida que avanzaba el día. Es por eso que me lo pasé tan bien. De hecho, después de la segunda vuelta de un F1 del viernes, volvimos al paddock y conocimos a Karun Chandhok, Vitaly Petrov, Derek Bell, Bruno Senna y a David Croft (comentarista de F1 en la retransmisión de la radio de la BBC). ¡Era como unas Navidades de F1!.

100º ANIVERSARIO DE LA INDYCAR
Y si la diversión de la F1 no fue suficiente para mi, este año había una sorpresa más: La celebración del centenario de la IndyCar, que trajo coches antiguos y también monoplazas actuales al Festival por primera vez. Johnny Rutherford, Danny Sullivan, Gil DeFerran, Bobby Rahal y Bobby Usner hijo también estaban ahí, como el actual Campeón de la Indy 500, Dan Wheldon y Helio Castroneves, Scott Dixon y Dario Franchitti. Cuando hice mi reserva para este viaje no tenía ni idea de que fueran a estar ahí, fue un golpe de suerte. Estaba en Goodwood por la experiencia, pero ver los coches de la IndyCar fue un extra. Fue muy especial para mí poder dar la mano a pilotos que solía ver en la televisión en las tardes del domingo, con mi padre.

Goodwood se trata de eso: hacer realidad esos sueños de la infancia y hacerlos realidad junto a grandes amigos que saben de lo que hablas cuando dices: "Me encanta el olor de los coches de carreras por la mañana". Y los pilotos también parecían contentos de estar ahí. Todos estábamos juntos para celebrar nuestro amor por los coches y las personas que los pilotan, y quizás para recordar a aquellos que nos enseñaron qué eran las carreras.

Gracias por este evento, Lord March. Fue un sueño hecho realidad.