¿Hasta qué punto los discretos resultados de Michael Schumacher al volante de las flechas de plata han sido culpa del heptacampeón? ¿Los Mercedes no eran lo suficientemente competitivos? El piloto teutón ha hablado alto y claro y ha cargado sobre sus espaldas el peso de tres años que no han cumplido las expectativas de sus seguidores.

"El que las cosas no fueran según lo previsto es mi culpa, no del equipo", comentó en declaraciones al rotativo alemán Die Welt. "Lo que es importante es poder mirar atrás y decir que has hecho todo lo que podías hacer. Y yo puedo hacerlo. Puedo dejar la Fórmula 1 con la cabeza alta. Mi misión ha acabado, por lo que puedo regresar a la etapa de mi vida de la que disfruté durante mi primera retirada".

Schumacher ha respondido así al presidente de Daimler AG y de Mercedes-Benz, Dieter Zetsche, que recientemente ha dejado entrever que la calidad de su monoplaza ha limitado dramáticamente su capacidad de brillar. "Él no ha decibido. Es muy difícil demostrar un buen nivel de conducción en un coche menos competitivo", ha comentado Zetsche en una entrevista concedida a Auto Motor und Sport.