Sebastian Vettel está en otra dimensión. A otro nivel. En otro mundo. Por encima de todo y de todos, mientras el resto mira con dolores cervicales su ascenso al estrellato de la Historia de la Fórmula 1 (si es que acaso no está ya ahí arriba). Da igual que cambien las composiciones de los neumáticos, da igual que cambien la reglamentación, que cambien las temporadas y los circuitos… Vettel firma en Nürburgring, ante su público y de forma elegante, inteligente y más emotiva que nunca, su trigésima victoria, sólo dos menos que Fernando Alonso, y está a punto de superar a Nigell Mansell en la clasificación histórica (dejó hace tiempo atrás a Jackie Stewart o Jim Clarck). Es imparable. Este año ya suma cuatro victorias frente a las dos de Fernando Alonso y Nico Rosberg (cada uno), y la solitaria de Räikkönen inaugurando el mundial en Australia.

VICTORIAS...CON SUDOR

Es posible que mirando los fríos números creamos que las victorias del chico de Red Bull son fáciles, simples, deshumanizadas… Pero nada más lejos de la realidad: "Ha sido una carrera dura, una de las más duras de los últimos tiempos. Estoy contento de que la carrera no durara dos o tres vueltas más, porque Kimi era más rápido al final. Estoy muy feliz: Era muy especial", aseguraba el propio Vettel tras la carrera, en la que tuvo que sudar para ganar. Pero, al final, mereció la pena: "Son imágenes que tardaré mucho tiempo en olvidar". Decimos que es imparable, como en su día lo dijimos de Alain Prost, Ayrton Senna o Michael Schumacher, pero lo cierto es que, tarde o temprano, tendrá que llegar el día en que deje de ganar. Es ley natural. Sin embargo y de momento parece que ese día está bastante lejos.

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Sebastian Vettel celebrando su primera victoria en Alemania

LA PRIMERA VICTORIA EN ALEMANIA

La de Nürburgring ha sido la primera victoria de Sebastian Vettel en su país, y es la primera vez que gana un alemán en el Gran Premio de Alemania desde Michael Schumacher en Hockenheimring, en 2006. El propio Schumacher, con un Benetton-Renault, fue el primero en ganar un Gran Premio de Alemania de la era moderna de la Fórmula 1 en 1995, también en Hockenheimring. Rompía así una etapa de sequía alemana desde que Rudolf Caracciola ganara en Nürburgring con un Mercedes-Benz en 1939, cuando la Fórmula 1 actual todavía no existía.

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Rudolf Caracciola durante el Gran Premio de Alemania de 1939 en Nürburgring

Caracciola (que batió récords de velocidad en los años 30 rodando nada más y nada menos que a 432,7 kilómetros por hora) murió en 1959 sin ver a ningún compatriota ganando el Gran Premio de Alemania. Él logró imponerse en la carrera del 39 bajo la impertinente lluvia, metáfora de unos días de guerra, política, muerte y extraños sentimientos agridulces, fruto de los difíciles días de un mundo convulso en el que hasta Nürburgring era un infierno verde. Tantas cosas han cambiado…

PIRELLI, AFORTUNADAMENTE, NO FUE PROTAGONISTA

Empezando por los neumáticos. Es un asunto manido que se ha tratado tan ampliamente que sólo destacaremos que este fin de semana, afortunadamente, no ha habido que lamentar el bochornoso espectáculo de Silverstone. Que Pirelli no sea noticia es bueno para la Fórmula 1, y últimamente ocurre con menos frecuencia de lo deseado. Queremos que sean los equipos y los pilotos los protagonistas, no los neumáticos. Aunque la imagen de la rueda de Mark Webber saliendo por su lado en boxes nos puso la carne de gallina; ¿cómo no acordarse del Gran Premio de San Marino, en 1994, cuando la rueda perdida del Minardi de Michele Alboreto hirió a varios mecánicos de Ferrari? Algunos años antes, en 1991, le pasó lo mismo al Williams de Nigel Mansell en Estoril. En esta ocasión ha sido el cámara británico Paul Allen, de la FOM, quien ha acabado con dos costillas rotas, el hombro dislocado y un trauma craneal, aunque fuera de peligro. Él se encontraba de espaldas al incidente, mirando por su visor, y por eso no pudo esquivar la rueda errante como sí hicieron los mecánicos de Lotus. Afortunadamente no tenemos que hablar de una tragedia, y eso es lo más importante. No es la primera vez que el RBR de Mark Webber acaba a tres ruedas: este mismo año, en China, tuvo que abandonar porque se soltó su rueda trasera derecha, aunque fuera de boxes.

EL CALOR IMPONE SU LEY

Deportivamente, la gestión de los neumáticos y sus tácticas siguen siendo claves. Mercedes ha sido la gran decepción el domingo. Tras un sábado prometedor con la "pole" de Hamilton (aunque con un Rosberg décimo), en la carrera han acusado el calor alemán y un mal rendimiento de sus neumáticos traseros: "A medida que las temperaturas bajaban, los dos pilotos han tenido un ritmo respetable", aseguraba tras la carrera Ross Brawn. Tres semanas es el margen que tienen para solventar estos problemas, pues Hungría promete más calor.

Todo lo contrario le ocurrió a Lotus, cuyos pilotos Räikkönen y Grosjean agradecieron las altas temperaturas y escoltaron a Vettel en el podio. El finlandés incluso llegó a preocupar al alemán de RBR en los últimos compases de la prueba: "Menos mal que no ha durado dos o tres vueltas más", aseguraba Sebastian todavía sonriente y con la adrenalina al máximo. "La carrera era a sesenta vueltas", asume Kimi. "sí que había que darlo todo en ese tiempo". Romain dejó pasar a su compañero de equipo en la vuelta 55ª para que tratara de alcanzar a Sebastian, y el francés no se arrepiente de las órdenes de equipo: "Era lo más sensato", reconoce. "¡Esperemos que el verano europeo sea largo!", exclama Romain en referencia al buen rendimiento de su E21 en situaciones calurosas. El francés necesitaba este resultado para lavar su imagen de piloto peligroso.

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Kimi Raikkonen en Nürburgring

LA ENFERMEDAD DEL CAVALLINO

En tierra de nadie se sitúa Ferrari, de nuevo, sin salir de su grave crisis (Alonso segundo en Canadá, tercero en Inglaterra y cuarto en Alemania). Lejos queda la constancia del español para, poco a poco, ir sumando puntos y recortar la ventaja de sus rivales mientras los altibajos de éstos le beneficiaban. Esta vez son ellos los inconstantes, y lo reconocen: "Luchar por el podio era un premio demasiado alto para lo que habíamos hecho", comenta Fernando Alonso ante la imposibilidad de alcanzar a Grosjean en las últimas vueltas. Felipe Massa sufrió un extraño incidente al final de la recta principal que le dejó fuera de la carrera, sin entender muy bien por qué: "Al inicio de la cuarta vuelta, cuando frené, se bloquearon las ruedas traseras. Cuando el coche se detuvo, se atascó en quinta marcha y no pude evitar que el motor se calara. Es muy extraño." Pat Fry comentó al respecto: "Bloqueó las ruedas traseras al frenar y acabó trompeando, posiblemente a causa de la falta de agarre". En última instancia, y ya que el equipo no encontró ninguna avería en el monoplaza, el brasileño asumió su culpa: "Soy lo suficientemente serio para decir que el equipo no ha visto nada roto en el monoplaza", señalaba al diario O Estado de Sao Paulo. Lo que todavía no sabemos, al menos cuando se redactaba este artículo, es por qué Alonso paró su monoplaza justo al terminar la carrera, ordenado por sus jefes desde boxes. En cualquier caso, parece que el cavallino necesita un buen repaso por el veterinario.

MCLAREN SE CONFORMA CON POCO

Tampoco McLaren parece salir del agujero: que Jenson Button se conforme con la sexta posición, y Sergio Pérez con la octava… parece un resultado muy pobre para la escudería de Martin Whitmars. Aun así, están contentos por ir remontando poco a poco: "Está genial pelear contra coches más cercanos a la cabeza", asegura Button, que perdió una posición en la última vuelta a favor de Hamilton: "Desafortunadamente los dos Caterham que luchaban delante de mí me han costado la quinta plaza. Uno espera que los doblados se aparten. Es una pena, esos puntos habrían sido importantes para nosotros más adelante en la temporada", se queja el piloto inglés. Sea como fuere, Lewis realizó un precioso adelantamiento en la zona de Mercedes Arena en la última vuelta que le llevó a una merecida quinta posición.

UNAUFHALTSAMEN

Rudolf Caracciola fue el primer alemán en ganar el primer Gran Premio de Alemania de la historia (1926, AVUS); después, Otto Merz, Christian Wermer, Hans Stuck y Bernd Rosemeyer hicieron lo propio. En 1939, Rudolf fue el último en ganar un Gran Premio alemán en Nürburgring. Desde entonces ningún alemán lo había repetido, hasta que Sebastan Vettel se impuso el pasado fin de semana.

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Michael Schumacher celebrando su victoria en Hockenheim 2006

Claro, que ya casi nada es lo mismo que entonces: ni siquiera el viejo Nürburgring es el mismo; ni siquiera la vieja Fórmula 1 es la misma. Desde 2008, Hockenheimring y Nürburgring se alternan la sede del Gran Premio alemán; el año que viene toca Hockenheimring, y a buen seguro que Sebastian Vettel querrá ser el primer alemán en ganar allí desde que lo hiciera Michael Schumacher en 2006. Si sigue así, nada podrá evitarlo. Porque, de momento, sigue siendo unaufhaltsamen.