Desde la puesta en marcha de los coches de la temporada 2014, las quejas de los pilotos sobre las novedosas unidades de potencia han sido constantes. Figuras tan relevantes como Sebastian Vettel no se contuvieron en su día al criticar a los propulsores recién llegados al campeonato, cargando contra su respuesta y, sobre todo, contra los reducidos decibelios que generaban.

La situación no parece haber cambiado ya que, según ha asegurado David Coulthard, la mayor parte de la parrilla no está contenta con sensación en la conducción que proporcionan estos nuevos motores. Ni siquiera los pilotos de Mercedes, que dominan la clasificación general con mano de hierro, defienden a estos propulsores cuando se habla de ellos en privado.

"No están contentos. A los comerciantes les encanta porque les proporciona un motivo para invertir en la F1, y comprendo totalmente ese aspecto, pero los pilotos no están disfrutando al pilotar los coches de este año. Nico (Rosberg) y Lewis (Hamilton) están quizás un poco más contentos, ya que tienen un mejor paquete, pero aunque hables con ellos en privado, te dirán que la experiencia de conducción no es tan pura como solía serlo", comentó el escocés en AOL Cars.

Coulthard ha tirado de su experiencia propia para defender a los motores de un F1 como una máquina estruendosa, algo que a él le marcó desde su infancia, época en la que asisitía con asiduidad al trazado de Silverstone como espectador.

"Cuando era un niño e iba a Silverstone, recuerdo estar de pie en la curva de Stowe y había niebla. De la niebla de la mañana apareció un Ferrari V12 pilotado por Alesi, y el sonido era increíble: lo escuchabas llegar y sabías que era un Ferrari. Pasaba por delante y exclamabas un '¡Guau!'"

El expiloto de McLaren y Red Bull también ha comparado la situación actual con la misma que se viviría en un concierto de los Rolling Stone si estos sólo tocasen en acústico, algo que evidentemente, no es lo preferido por el público. Dicha situación es un realidad, tal y como lo refleja la bajada en la afluencia de público durante el último GP de Mónaco.

"Parte del evento de F1 era que, cuando llegabas al circuito, te emocionabas con el ruido y la expectación en cuanto lo escuchabas. Es ridículo que nos gusten cosas que dañan nuestros oídos, porque no nos gusta cuando nuestra mujer habla demasiado. Pero con los coches o la música, todo gira en torno al sonido y a la experiencia de ello. Si fueras a ver a los Rolling Stones y salieran y dijeran que esta noche van a hacer solo un acústico porque se están haciendo mayores y no quieren que haya tanto ruido, entonces la multitud no estaría muy contenta. Pasa lo mismo con la F1. He escuchado que en Mónaco tuvimos un 20% menos este año. Tenemos una responsabilidad con los fans; ellos hablarán, porque saben lo que quieren", finalizó.