Los abogados de la acusación del caso Gribkowsky, mantienen que el jefe de la F1, Bernie Ecclestone, sobornó al ahora encarcelado ex banquero alemán, Gerhard Gribkowsky, con 44 millones de dólares para vender el deporte a otro comprador y seguir en el poder. Este es el motivo que desde el pasado mes de abril hace a Ecclestone acudir a Munich con frecuencia para contribuir con el desarrollo de su juicio.

El caso del que está acusado Ecclestone ahora sufre un vuelco cuando uno de los testigos más clave, Donald Mackenzie, de CVC, testifica a favor del magnate. Mackenzie asegura que Ecclestone nunca pidió que parte del trato de CVC incluyese mantenerlo como jefe ejecutivo de la F1. De hecho, el propietario de esta empresa afirmó que el jefe del Gran Circo le confesó que estaría disponible si ellos así lo querían.

"En ningún momento dijo que esperase eso. Le enseñamos un contrato de servicio porque nunca mostró ningún interés y no negoció", testificó Mackenzie, según recogen varios medios de comunicación alemanes..

Mackenzie también respalda los comentarios de los abogados de Ecclestone sobre el caracter de Gribkowsky, que le describen como "arrogante y seguro de sí mismo". Además, negó la satisfacción de Ecclestone en el caso de una posible compra de CVC de los derechos comerciales de la F1 por un precio bajo para que él mismo pudiera permanecer en el poder. Es más, Mackenzie recuerda el momento en el que, durante las negociaciones, valoró los derechos en billones de dólares.

"Él (Ecclestone) se empezó a reír efusivamente y dijo que no malgastaría su tiempo en accionistas", señaló.

Para finalizar su declaración, por su parte, Mackenzie añadió que Ecclestone, más tarde, hizo llegar un papel a su mesa que contenía dos palabras: "2 billones".