Es extraño escribir sin saber muy bien qué decir. Es difícil analizar nada sin datos. Es complicado diseccionar hechos sin haberlos visto. Está claro que la victoria de Lewis Hamilton, que el doblete de Mercedes, que el abandono de Alonso… son noticias importantes. Pero también es verdad que desde que hace quince años esta página está narrando los días de Fórmula 1, este es el accidente más grave que ha sufrido un piloto en una carrera. Todo lo deportivo es ya secundario, con permiso de los fanáticos de Mercedes, de Hamilton, de Rosberg. Hoy toca darle todo el protagonismo posible a los gravísimos hechos acaecidos en el Gran Premio de Japón, por todo lo que ha rodeado uno de los episodios más dramáticos y oscuros de los últimos años. Y todo, vaya ya desde el primer párrafo, con el mayor de los respetos posibles y con la ilusión de que Jules se recupere lo antes posible.

GÉNESIS DEL DRAMA

Quedan pocas vueltas para el final del Gran Premio de Japón de 2014. La lluvia ha jugado a retrasar la carrera y a poner a prueba la habilidad de los pilotos. Todos han pasado la prueba con más o menos pericia: aunque se han producido algunas salidas de pista, especialmente en la primera curva, las escapatorias asfaltadas salvan las carreras de todos los participantes. Ninguno ha abandonado, excepto Fernando Alonso, y por una avería eléctrica en su Ferrari. De repente, en uno de los momentos más emocionantes de la carrera, cuando ambos RBR daban cuenta de Jenson Button, aparecen las indicaciones de la presencia de una bandera amarilla en algún punto del circuito. Son momentos de nerviosismo porque en cualquier momento la realización puede mostrarnos una imagen impactante de un coche destrozado por un accidente, y eso es lo último que queremos ver. Efectivamente aparece el Sauber de Adrian Sutil empotrado contra los neumáticos de protección, pero está consciente y él mismo se baja del vehículo sin complicaciones. Respiramos tranquilos y queremos seguir viendo la lucha por el podio. La realización vuelve a ella cuando Button entra a boxes para montar neumáticos de lluvia extrema.

ALGO VA MAL

De repente aparece la imagen de los comisarios actuando en el Sauber, tratando de extraerlo para retirarlo a un lugar seguro. Pero el tractor no se mueve. Los comisarios están confundidos, buscando, aturdidos. Uno de ellos levanta las manos enérgicamente, pidiendo ayuda. Otros dos llegan al mismo lugar, detrás del tractor, lejos del Sauber, y también agitan sus brazos muy nerviosos. La realización cambia de vista al interior del box de Sauber, donde nadie parece nervioso. Saben que Sutil está bien. De hecho parecen relajados, distendidos. Nadie sabe qué ha ocurrido. Sólo, los comisarios que lo han vivido en primera persona y el público de aquel sector. La dirección de carrera decide sacar el coche de seguridad sin dar ninguna explicación. Será la lluvia que arrecia, creemos. No es así: hay una persona gravemente herida y la realización, controlada por la FIA, no quiere que se vean imágenes fuertes. Así que pasan los minutos y sólo mirando el monitor de tiempos vemos que, de repente, Bianchi ha desaparecido de la tabla clasificatoria y aparece fuera de la carrera junto a Sutil. Algo extraño ha pasado.

DESCONCIERTO TOTAL

Cuando salen las asistencias sanitarias, la realización anuncia que hay una ambulancia en la curva quince, desconcertando aún más a todo el mundo. En realidad ambos accidentes (el de Sutil y el de Bianchi) se produjeron en el mismo lugar, la séptima curva, llamada Dunlop. Se trata de una rápida subida en aceleración a izquierdas de triple ángulo (radios de 210, 130 y 200). Una curva que mide, en total, cuatrocientos metros de longitud. Ocurre, sin embargo, que la salida de esta curva está paralela a la decimoquinta, la famosa 130R, en la otra parte del circuito. Sólo cincuenta metros de anchura las separan. Coincide que justo donde Sutil y Bianchi se salieron está el acceso a la pista que usan los comisarios tanto de la curva 130R como la Dunlop. De ahí la confusión.

CÓMO OCURRIÓ

Retrocedamos para intentar comprender cómo se llegó a esos accidentes. En la vuelta 42, muy lejos de la atención televisiva, Adrian Sutil rodaba decimoctavo a sólo 0,407 segundos de Jules Bianchi, que era decimoséptimo, quien, a su vez, iba a 11,134 segundos de Kevin Magnussen. Sutil se estaba aproximando amenazante sobre el Marussia del francés cuando perdió el control de su monoplaza, aparentemente de la parte posterior. Esta es la única imagen que la realización nos permitió ver: el Sauber aparece marcha atrás recorriendo descontrolado los últimos metros de la curva Dunlop, atraviesa el asfalto de la escapatoria (corresponde a uno de los trazados alternativos de Suzuka, que une la curva 130R con Dunlop), recorre la puzolana (que gira el monoplaza y le pone en la dirección correcta) y choca finalmente a relativamente a baja velocidad contra las protecciones de neumáticos.

SÓLO UNA VUELTA DESPUÉS...

En la repetición vemos cómo el Marussia de Bianchi rueda justo delante de él y escapa indemne a esta situación. No sabemos si el francés ha logrado ver por los retrovisores lo que le ha pasado al rival que intentaba darle caza; en cualquier caso, sigue en carrera, que no se detiene. Los comisarios despliegan dobles banderas amarillas en la zona afectada. La obligación, por reglamento, es que no sólo está prohibido adelantar en ese lugar, sino que hay que decelerar, rebajar el ritmo de carrera, extremar la precaución por haber comisarios trabajando en la zona. Un tractor salta a la escapatoria para retirar el coche accidentado y llevarlo detrás de las barreras de seguridad. En la siguiente vuelta, Bianchi sigue decimoséptimo a 11,822 segundos de Magnussen. El último dato que recogemos de su GPS antes de su accidente le sitúa a 12,236 segundos del de McLaren. Es decir: ha rebajado su ritmo 0,414 segundos en pocos metros. Aun así, se sale de la pista exactamente en el mismo lugar que en la curva anterior lo había hecho el Sauber y se empotra contra el tractor que estaba rescatando el coche de Sutil.

UN GOLPE INIMAGINABLE

Ningún comisario ha resultado herido, pero el bólido, preparado para chocar contra muros o neumáticos de seguridad, no está fabricado para soportar un impacto contra un tractor, y se mete debajo de él. En las pruebas de choque de seguridad de la FIA no está concebido que un Fórmula 1 impacte contra un vehículo de asistencia. La cabeza, la única parte del cuerpo completamente expuesta al exterior, sufre todas las consecuencias físicas. El arco de seguridad, pensado especialmente para vuelcos, no está preparado para este tipo de choques y pierde toda su efectividad. Jules pierde la consciencia ante el terror de los comisarios. Ha sufrido graves heridas. El resto de esta historia está ocurriendo en estos mismos instantes y nos es difícil narrarla sin más datos: Jules y los médicos (siempre, los grandes olvidados) luchan como verdaderos compañeros de equipo por la mejor de las victorias del día: la vida.

¿TUVO QUE SUSPENDERSE LA CARRERA?

El apartado 30.4 del reglamento de Fórmula 1 de la FIA para esta temporada reza: "Si un coche se detiene en la pista, el deber de los comisarios es retirarlo lo más rápidamente posible para que su presencia no constituya un peligro ni entorpezca a otros competidores". No hay obligación de suspensión ni siquiera de neutralización. El director de la carrera es quien decide, de forma completamente subjetiva pero con la mejor de las buenas intenciones, si la carrera se neutraliza, se suspende o continúa, dependiendo de la situación del coche accidentado, si hay heridos, restos en la pista, etc. Pese a la lluvia, el director de carrera consideró que el accidente de Sutil, leve y ocurrido justo al lado de un puesto de comisarios con accesos rápidos y fáciles de las asistencias, no requería más advertencias que las banderas amarillas. Es evidente que muchos no piensan así. Uno de los que más fervientemente ha criticado la maquinaria pesada trabajando en una pista mientras se disputa una carrera es Martin Brundle. Se ha cansado en la BBC de repetir por activa y por pasiva que cuando hay coches de asistencia rescatando vehículos, unas banderas amarillas no bastan. Y tiene experiencia en ese sentido, como vamos a recordar.

NO ES LA PRIMERA VEZ

¿Quién tiene razón? Sin imágenes que analizar, tenemos que ser muy cautos. Hay que hacer muchas preguntas a los responsables para que expliquen de una forma abierta y transparente todo lo que ha ocurrido en la carrera y que no nos han dejado ver. Y es que no es la primera vez que un Fórmula 1 impacta contra un vehículo de asistencia. En 2002, con pista seca, Nick Heidfeld (Sauber) se llevó por delante una puerta del coche de asistencia que iba a rescatar a Enrique Bernoldi (Arrows), que se había estrellado en la primera curva de Interlagos durante el “warmup”, pese a la clara existencia de banderas amarillas en la zona. Más recientemente, durante el famoso diluvio del Gran Premio de Europa (Nürburgring) de 2007, Vitantonio Liuzzi chocó levemente contra el tractor que iba a rescatar a varios monoplazas que se salieron en la primera curva a causa de la fuerte lluvia. En ese momento, incluso el coche de seguridad estaba en la pista.

EL PRECEDENTE DE 1994

Más lejano en el tiempo, el 6 de noviembre de 1994, hace casi veinte años, también diluvió sobre Suzuka. Hill y Schumacher se jugaban el título de una temporada dramática. La acuciante lluvia y un accidente múltiple en la recta principal obligaron al director de la carrera a sacar el coche de seguridad. Tras varias vueltas, éste se retiró y la carrera se reemprendió. Bajo una lluvia torrencial, Gianni Morbidelli (pilotando un Footwork) se estrelló en el giro decimotercero. Ocurrió exactamente en el mismo lugar donde Sutil este año. Las asistencias salieron a la pista para retirar el coche accidentado. La carrera no se suspendió. No salió el coche de seguridad, pese a la lluvia y a encontrarse varios comisarios y un vehículo de asistencia muy cerca de la pista. Se desplegaron las banderas amarillas y la carrera prosiguió. Sólo unos instantes después, Martin Brundle perdería el control en el mismo lugar. Su McLaren-Peugeot rebotó contra las protecciones y se dirigió sin remedio contra uno de los comisarios que estaba retirando el coche de Morbidelli. El impacto le tiró por los aires y le fracturó una pierna. La carrera se suspendió con bandera roja. En aquella ocasión, se acusó a Martin Brundle de conducción irresponsable, al no rebajar su velocidad y adaptarse a las condiciones de peligro existentes. Él ha defendido siempre desde entonces que hay que parar una carrera cuando hay vehículos en las escapatorias.

CENSURA

Dicen que la ignorancia es felicidad. Craso error. La total falta de información sobre lo que había ocurrido y estaba ocurriendo en la maldita séptima curva no hacía más que impacientar a todo el mundo: a los pilotos, a los aficionados, a los periodistas, a los familiares … Las difíciles condiciones meteorológicas propiciaron que la realización no tuviera toda la cobertura visual normal, pero está claro que la censura que aplica tan severamente la FIA desde que todas las realizaciones televisivas de las carreras las controlan los ingleses roza lo inaguantable. No es morbo cuando nos roban información y pedimos simplemente saber. No queremos imágenes dantescas que no añadan nada. Pero una cosa es ahorrarnos las tomas más duras y prescindibles, y otra privarnos completamente de toda información. Es por eso que hay todavía muchas preguntas en el aire que buscan imperiosamente respuestas. Por eso tenemos que ser prudentes a la hora de escribir, opinar, analizar. Es por eso que muchas críticas se tienen que quedar en el tintero a la espera de que nos vayan dando más datos. Y por eso no podemos más que cerrar este artículo con el mayor de los pesares, pero también con la mayor de las esperanzas porque Jules gane la carrera de su vida y vuelva no sólo a levantarse, sino a la pista para alimentar toda la pasión que da sentido a la Fórmula 1. Por él, por su familia, por el deporte, por los aficionados: buena suerte y no dejes de acelerar.