Mejor dejar las cosas como están. En un afán de mejorar la realidad, ésta muchas veces se vuelve en contra. Si algo funciona, aunque sea más o menos, no lo toques. Así va a ser finalmente con la regulación del safety car y los coches doblados. Problema resuelto. Los equipos de F1 han desestimado la posibilidad de cambiar la normativa.

La preocupación latente era la inmensa pérdida de tiempo, que tardaban los bólidos con vuelta perdida en recuperarla, tras el coche de seguridad. Autosport desveló que las escuderías se reunieron, en Brasil, para discutir la posibilidad de reducir al mínimo estos retrasos en el reinicio de la carrera. La propuesta era que estos monoplazas doblados, en vez de recuperar la vuelta, se dejaran caer a la parte trasera en sus respectivas posiciones.

La acción sería rápida, se les acreditaría la vuelta perdida y tan sólo requeriría de un giro al circuito como máxima tardanza. Demasiado bonito para ser verdad. Tras un análisis exhaustivo, se han visto consecuencias no deseadas en esta ya desaprobada regla ya que podrían causar un gran problema en la sincronización de datos, y confusión en el análisis gráfico de la vuelta de tallada que se proporciona por Formula One Management.

La principal ventaja de esta norma sería que con los equipos limitados a 100 kg de combustible por carrera, la acreditación a estos coches de una vuelta, sin realizarla, les daría el valor de una gratis. Y ya saben que en este mundo casi nada lo es. Todo tiene un precio. Y este crédito de combustible extra podría tener un gran impacto en el rendimiento de carrera. Nos quedamos como estamos. Una incógnita menos en medio del océano de dudas que es ahora mismo la F1. Turno para otros problemas: congelación de motores, los tres coches, equipos en riesgo, futuros de pilotos sin resolver...