El 3 es el número que ha lucido el monoplaza de Daniel Ricciardo este año. También es el que designa el último escalón del ambicionado podio. Pero hoy no voy a hablaros de ese tipo de 3, al menos no con ese significado, si no para recordar un 3 de julio de 2012, el día en el que dio un vuelco la vida de María de Villota.

El tercer día de cada mes se ha vuelto un poco más triste con su ausencia. Sigue emocionando pensar que se fue, yo, al menos, guardo un retazo de ella y, cada cierto tiempo me impulsa a revisitar sus últimas palabras, en lo que se puede considerar como su diario, su libro póstumo, "La vida es un regalo".

Ana Frank o Bernie Ecclestone, ¿qué más da? Siempre he sentido una especie de debilidad por las biografías. Mucho más si la cuentan sus propios personajes. Eso que denominamos autobiografías. Quizá, la razón es que, cuando las lees, es como si fueras compartiendo viaje con una persona sobre la que quieres saberlo todo, dar un largo paseo por lo que es su vida, una vida que decide contarte a ti, porque tu has sentido la necesidad de abrir esas puertas, esa sutil entrada que forma la portada y la contraportada, unas tapas, porque cada relato tiene su principio pero también su final.

En la colección de hechos, que María ordenó con sumo cuidado para nosotros, curiosamente sólo ha decidido fechar algunos, los más importantes: el primer día que arrancó ella sola un kart; la primera carrera; la primera temporada como piloto reserva; el primer año pilotando en Europa; la primera victoria o el primer día como piloto de F1. Pero también los posteriores al momento en el que una plataforma elevadora se cruzó en su camino: la primera rueda de prensa, la primera reunión con sus amigos o las primeras Navidades de la nueva María. Pero de todos ellos, vamos a quedarnos con el 3 de julio de 2013, la jornada en la que la madrileña contaba 365 días, con sus noches, desde el desdichado suceso. Ese es el que marca De Villota como su verdadero renacer, en el que celebra que todo sigue adelante. "Te regalan volver a sentir su pulso como si te volviesen a parir", en sus propias palabras. Un cumpleaños en el que cabría entonar un cántico con tintes más costarricenses, un canto a la vida. Pura Vida.

Se dice que los éxitos dan para escribir sólo unas líneas, mientras que las tragedias pueden dar vida a vastos manuscritos. En una historia en la que, los coches pueden ser consustanciales, no vamos a encontrar una respuesta automática a lo que pasó durante esa prueba de Marussia en Reino Unido, ni tampoco similitudes con cualquier obra barata de auto-ayuda que nos saque de un inesperado bache personal.

La historia real que esconde el parche de María juega con los recuerdos y tan inspiradora como lo que nos puede trasmitir una persona que lucha hasta conseguir aquello que más desea, aquello supo que nunca fue imposible. Cada pequeño triunfo es todo un logro.

Sólo hacen falta unas décimas de segundo para que un niño llore después nacer, sin embargo, es igual de corto el tiempo en el que se puede apagar todo. De Villota nos enseña lo importantes que son los números tanto en el deporte como en la vida. A Lewis Hamilton no le habría bastado con 316 puntos para ganar el título este año. Los más de 250 GPs de Jenson Button no quedarán en la historia como sólo una cifra. Y el robo de más de 60 trofeos en Milton Keynes habría sido menos sonado, sin duda, si no se estuviera hablando de decenas. El día 3 no hubiera tenido relación alguna con la piloto si no hubiese ganado la carrera más importante de su vida en un mes de verano. Las segundas oportunidades existen.¿Cuánto duran? Para saber eso tendríamos que saber cuánto tiempo vive un alma indomable.