La cuestión del precio de los motores está siendo uno de los principales temas a discutir en los últimos meses, especialmente tras el cambio a la nueva tecnología V6 Turbo. La complicada situación económica por la que atraviesan los equipos se vio agravada por el aumento del coste de las nuevas unidades de potencia, lo que hizo que algunos equipos se encontraran en una situación francamente complicada de gestionar, y llevó las arcas de algunos equipos a una situación complicada, siendo los de Manor o Caterham los casos más relevantes.

Fruto de ello se ha intentado poner un techo presupuestario para el precio de los nuevos componentes, un movimiento que ha impedido Ferrari al ejercer su poder de veto. Jean Todt, presidente de la FIA explica la historia de este peculiar privilegio.

"El derecho de veto de Ferrari es un derecho histórico, originario de 1980 cuando el Pacto de la Concordia se firmó. Tiene que demostrarse que es algo que va en contra de sus intereses. ¿Tratar de sugerir un motor cliente para los equipos está en contra de sus intereses? Estaría contento si vamos y lo debatimos. Enzo Ferrari fue el fundador, y estaba muy aislado en Maranello comparado con todos los equipos británicos. En 1980 fue el único equipo que construyó su motor y chasis, luchando contra equipos privados, como Williams, Lotus o McLaren, que estaban usando el mismo motor", aclara Todt.

Todt indica que trató de eliminar este privilegio en 2013, con su entrada a la presidencia, pero que no lo hizo, ya que todos los equipos estaban de acuerdo con él. "Fue algo que siempre se ha tomado en consideración y se ha aceptado. Cuando llegué en 2013, fue la primera vez que un presidente de la FIA luchaba contra él, y debo decir que fui muy cauto, porque es como tener un arma. Me sorprendió porque Bernie como propietario de los derechos comerciales estaba a favor de que Ferrari tuviera su derecho a veto, y todos los equipos, así que hubiera sido un poco extraño que hubiera estado en contra", añade.

Así que señalaba que ahora el derecho se aplicaba a las cuestiones en las que el equipo italiano saliera perjudicado de manera clara. "Sé que a veces se me culpa porque trato de que haya armonía y que todos vayamos en la misma dirección, pero por supuesto estuve de acuerdo en disctuir el derecho al veto en las discusiones sobre la renovación del Pacto 2013-2020. Simplemente cambiamos la redacción, para hacerlo más preciso, por lo tanto no es un derecho a veto como tal, necesitas tener un razonamiento fuerte para ser capaz de ejercerlo", finaliza Todt.