Todo piloto sueña con llegar a la Fórmula 1. Toda una vida compitiendo la máximo nivel para lograr tener la oportunidad. Unos llegan a una velocidad de vértigo, como Max Verstappen o Lance Stroll, y otros tienen que esperar pacientes, como Stoffel Vandoorne. Habiendo ganado allí donde hay ido, el belga se ha acostumbrado a estar en equipos competentes, equipos ganadores.
Y tras muchos años de preparación, al fin llega tu oportunidad, al fin la Fórmula 1 te abre sus puertas, lo hace además en uno de los equipos históricos de la categoría, el equipo McLaren. Y el sueño se torna en pesadilla.
En la historia de la Fórmula 1 hay vehículos rápidos y poco fiables. Vehículos fiables y lentos. Y luego, la pesadilla de los pilotos, vehículos lentos y poco fiables. Así es el vehículo con el que se ha encontrado Stoffel Vandoorne en su primera temporada completa en Fórmula 1, una temporada donde el hecho de completar una sesión de entrenamientos es todo en éxito y cruzar la línea de meta una quimera.
La frustración se hace mayor pensando en el transcurso del fin de semana y el tan siquiera poder tomar la salida. Tras dos días de preparación para el momento más esperado, desde boxes te dicen que traigas el coche de vuelta, que no vas a poder tomar la salida. A 15 minutos de la salida, tu vehículo abandonado en boxes, sin nadie trabajando alrededor, conscientes de que el problema no era solucionable a tiempo.
Stoffel ni siquiera pudo quedarse a ver la prueba, necesitó volver al hotel, al gimnasio, a quemar la adrenalina, la tensión acumulada. “No le deseo a nadie una situación así” afirmó el belga, que trataba de quitarle hierro al asunto afirmando que “sabíamos al principio de la temporada que iba a ser difícil.”
“Es frustrante cuando haces todo el trabajo de preparación, tanto entrenamiento, el mantenerte en forma para poder competir, y entonces, no poder ni empezar la carrera. Es frustrante.” concluyó el piloto de McLaren, que volverá a subirse al MCL-32 este miércoles para la segunda jornada de test conjuntos.
