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El Tesla Model Y ha conseguido colocarse como el vehículo eléctrico más vendido mes a mes en Europa, liderando una lista en cuyos primeros puestos, brillan por su ausencia los miembros de la familia ID de Volkswagen. No obstante, la saga de eléctricos de Wolfsburgo incrementó un 21% sus ventas el pasado año, siendo el ID.4 el más demandado, seguido de un ID.3 que curiosamente, goza de gran popularidad en mercados como el chino, donde se entregaron más de 75.000 unidades en 2023. Ahora, tras someterse a una intensa remodelación, el Volkswagen ID. 3 llega dispuesto a revertir esta situación y aumentar su difusión en mercados como el nuestro.
¿Qué cambios incluye el Volkswagen ID.3 2024?
Estéticamente, el Volkswagen ID.3 apenas ha cambiado respecto al modelo precedente, sin embargo, la parte delantera incluye un paragolpes con entradas de aire en los laterales más marcadas para darle un toque más agresivo, el capó se olvida de la moldura de color negro que había pegado a la luna y la aerodinámica mejora (su coeficiente es de 0,263). Además, es más visible en la carretera pues cuenta con unos pilotos que se iluminan por completo, incluyendo la parte más delgada integrada en el portón trasero, así como dos nuevas tonalidades: azul Costa y verde Oliva.
Salto de calidad
De puertas para dentro, las modificaciones son más evidentes ya que al fin de cuentas las principales críticas de los clientes señalaban al interior. Por un lado están los materiales. La parte superior del salpicadero y los paneles de las puertas lucen mucho mejor, especialmente el área pensada para apoyar los brazos ya que goza de una superficie muy agradable al tacto ya sea en las plazas delanteras como en las traseras. No obstante, sigue habiendo algunos plásticos duros en toda la zona inferior, aunque su presencia ya no es tan acusada.
Por otro lado, el sistema multimedia. Volkswagen ha instalado una nueva versión del sistema operativo (la 3.5), en compañía de una pantalla que crece hasta las 12 pulgadas. Durante nuestros días de pruebas con el coche hemos experimentado una importante mejora con el nuevo sistema, sintiéndose mucho más fluido que antes, aunque en alguna ocasión puntual los referidos mandos ubicados bajo la pantalla no obedecieron cuando correspondía, sino que tardaron más de la cuenta en hacernos caso.
En general, la experiencia de usuario es mucho mejor, pero los mandos para subir la temperatura y el volumen del equipo multimedia siguen sin estar iluminados y tampoco resulta muy accesible el panel táctil del cuadro de luces, alejado de la mano del conductor. En la misma línea, las superficies hápticas que reemplazan a botones físicos para controles habituales como los del volante, no terminan de ser tan prácticos y fáciles de usar como nos gustaría.
Dicho esto, en el ID.3 se viaja con mucho espacio en las plazas delanteras, presentándonos un puesto de conducción que nos permite ir algo más altos de la cuenta y eso que el asiento lo ubicamos en su posición más baja. Y hablando de asientos, estos son cómodos si bien no ofrecen mucho agarre lateral y desde ellos tenemos una buena visibilidad frontal y lateral, pero algo reducida en sentido diagonal debido a la presencia de un pilar A dividido.
Si nos pasamos a las plazas traseras las sensaciones siguen siendo positivas ya que gozamos de un buen espacio para las piernas y la cabeza, siendo un coche pensado para viajar dos personas en esta parte posterior debido a la ausencia de un asiento central que cede su banqueta en favor de un área pensado para dejar diferentes objetos. Los pies no van muy encajados, el túnel central brilla por su ausencia y la altura más elevada del piso hace que los muslos no puedan apoyarse por completo, algo que sucede en la mayoría de vehículos eléctricos. En cuanto al maletero, con 385 litros de capacidad, ofrece un tamaño similar al de un Volkswagen Golf, es decir, se sitúa entre medias de la competencia.
¿Cómo va el Volkswagen ID.3 en carretera?
A nivel de chasis nada ha cambiado, por lo que el compacto eléctrico sigue ofreciendo unas buenas maneras al volante y una destacada maniobrabilidad gracias a un radio de giro reducido. A ello contribuye una dirección que pese a no ser muy rápida (presenta unas tres vueltas de volante entre topes) nos permite guiar el tren delantero con fidelidad, sabiendo que tenemos un bastidor lo suficientemente bueno como para brindarnos esa confianza necesaria a la hora de enlazar curvas a un ritmo alegre. Cabe recordar que estamos ante un vehículo que roza las dos toneladas (1.933 kilos para ser exactos), pero todo ese peso está realmente bien camuflado por una suspensión algo más firme de lo deseado. Vale que limita adecuadamente los movimientos de la carrocería, aunque ese tarado hace que el confort de marcha se resienta más de lo que nos gustaría. Incluso en la posición más blanda de las dos disponibles, el coche carece de esa comodidad que sí encuentras en otros modelos –como un MG4 sin ir más lejos– cuando se atraviesan baches, badenes u otros reductores de velocidad. Otro aspecto que no nos termina de convencer es el tacto del freno, muy artificial en la primera parte del recorrido.
A diferencia del Cupra Born, el motor del ID.3 se conforma con 204 caballos de potencia (en lugar de 231 CV) y un par máximo de 310 Nm que nunca incomodan a un tren trasero muy bien anclado al suelo. Son cifras normales para un coche eléctrico de su categoría, pudiendo alcanzar los 100 km/h en 7,9 segundos y una velocidad máxima de 160 km/h. En la práctica esos números permiten al modelo alemán moverse con soltura por cualquier escenario, con la posibilidad de agudizar más la respuesta si se selecciona el programa de conducción Sport o de hacerla más calmada en la configuración Eco. El propulsor le otorga una suavidad de marcha destacada y su sonido exterior para llamar la atención de los viandantes apenas es perceptible desde una cabina bien insonorizada a la que únicamente le cuesta camuflar el ruido de rodadura de los neumáticos Continental EcoContact 6 (medidas 215/45 R20 en ambos ejes).
Durante los días de pruebas con el ID.3 el consumo energético se ha situado muy parecido al homologado, es decir, hemos obtenido 15,6 kWh/100km. No obstante, hay que decir que la gran mayoría del recorrido se ha llevado a cabo por entornos urbanos y vías interurbanas, de manera que es mucho más fácil en estas condiciones acercarse a los 574 kilómetros de autonomía declarados por Volkswagen. La batería, por cierto, tiene una capacidad de 77 kWh útiles y admite cargas de hasta 170 kW en corriente continua o de 11 kW en corriente alterna. De forma opcional (1.065 euros), se puede optar por una bomba de calor para optimizar el rango de uso del vehículo.
¿La opción más recomendable?
Disponible en los acabados Pro y Pro S, el modelo alemán arranca en los 39.245 euros. Por ese precio se incluyen llantas de 18 pulgadas, faros led con asistente Light Assist, control de crucero adaptativo, acceso y arranque sin llave, así como el Park Pilot, 4 tomas USB-C, climatizador Climatronic, control por voz y asistente de aviso de mantenimiento de carril, entre otras cosas. Para obtener el equipamiento más completo habrá que gastarse alrededor de 7.000 euros, lo que eleva bastante la tarifa del vehículo. En resumidas cuentas, el Volkswagen ID.3 es un buen coche, pero tiene un gran problema y no es otro que la diferencia de precio que presenta respecto a otras alternativas, especialmente las venidas desde China.
Valoraciones del Volkswagen ID.3 2024
A favor: maniobrabilidad, comportamiento, habitabilidad, sistema multimedia mejorado, mayor sensación de calidad en interior.
En contra: precio, superficies hápticas, barra táctil bajo la pantalla sin iluminar, tacto del pedal de freno.
