Miao Jun es nuestro colega de CAR and DRIVER China. Este invierno viajó hasta Witehorse, en Canadá, donde se ultimaban las pruebas del nuevo Porsche Cayman. En el infierno helado, con unas escasas horas de luz al día, allí visitó al equipo de pruebas de Porsche que, durante los meses más fríos del año, rodaron diariamente entre 400 y 700 kilómetros sobre la nieve con varias unidades de Cayman para darle el visto bueno definitivo antes de su comercialización. Miao Jun regresó impresionado por el Cayman y su fiabilidad en condiciones tan extremas.

Entonces ya nos avisó de que no era una simple evolución del Cayman. Es algo más. Ahora estoy bajo un sol espléndido, en el sur de Portugal, y vamos a tomar contacto por fin con el Cayman de segunda generación. La sombra del 911 Carrera es muy alargada, y el 'pequeño' cupé de Porsche no parecía que se fuera a conformar con vivir siempre de escudero de su hermano mayor.

Equilibrio virtuoso

Sobre el papel, este Cayman presenta unas mejoras radicales e incontestables. Gana sobre su antecesor en ligereza, rigidez, apoyo sobre el suelo, prestaciones y eficiencia en sus motores de seis cilindros opuestos. Ya sólo estos cambios anuncian que el Cayman se aproxima al 911 en su potencial. Pero, ¿realmente estamos ante un rival real del intocable 911?

Comenzamos un recorrido seleccionado en el interior del Algarve, repleto de carreras secundarias sinuosas, solitarias y con constantes desniveles que ponen a prueba la respuesta del motor y la transmisión. Lo primero que se evidencia es la ganancia en apoyo, debido a la mayor batalla y vías.

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El Cayman transmite una enorme sensación de seguridad en los cambios de trayectoria, frenadas y aceleraciones a la salida de las curvas. Enlazando giros, la rigidez del chasis nos sorprende a su vez, dando la impresión de conducir un GT en lugar de un pequeño cupé de poco más de cuatro metros.

En comparación al 911 Carrera 997, el Cayman ofrece una conducción más intuitiva, equilibrada, no hay que 'pelearse' con él en ninguna circunstancia y entra en las curvas de una forma más fluida y neutra. La dirección electromecánica pasa desapercibida por su precisión y suavidad de asistencia y los frenos hacen tan buen papel que también nos olvidamos de ellos incluso exigiéndoles trabajar a tope de pedal.

En comparación al 911 Carrera 997, el Cayman ofrece una conducción más intuitiva, equilibrada, no hay que 'pelearse' con él en ninguna circunstancia y entra en las curvas de una forma más fluida y neutra.

Hemos iniciado la toma de contacto con una versión manual, de excelente tacto y precisión y con un excitante efecto de doble embrague en las reducciones. Con esta transmisión la diversión está asegurada pero, como veremos después con el PDK, la inversión en la caja automática merece la pena por aprovechamiento del bóxer y comodidad en conducción general.

En el Autódromo Internacional Algarve, en Portimao, nos esperan para la prueba en pista dos colaboradores de excepción: el campeón Walther Röhrl, que ha participado en el desarrollo del Cayman, y el jóven piloto catalán Alex Ribera, seleccionado entre aspirantes de todo el mundo para correr la Porsche Carrera Cup alemana. Ellos nos enseñarán los secretos del circuito y sus límites.

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LA HORA DE LA VERDAD

Sobre una pista de carreras, el Cayman ofrece a su conductor la misma seguridad y confianza que en carretera. Desde las primeras trazadas, su infalible chasis invita a atacar los ángulos sin dubitaciones y las reacciones del tren trasero se manifiestan con una nobleza fabulosa.

Entre las dos versiones, el comportamiento dinámico no varía, y sus límites permanecen altísimos en el S, aunque la diferencia de potencia es muy evidente entre ambas variantes, sobre todo, en las respuestas de aceleración acusadas en las fuertes rampas del circuito de Portimao.

Tanda tras tanda, asombra que los frenos, que han sido mejorados con pinzas más rígidas, aguanten sin inmutarse. Esto y la ligereza del Cayman hacen de la opción de discos cerámicos PCCB una anécdota a la que pocos clientes recurrirán en su caso.

Después de llevar al Porsche Cayman hasta sus límites, hemos comprobado que no es que se acerque al 911, sino que casi está a su altura. La diferencia entre ambos será casi una cuestión de personalidad. Sobre todo cuando nos llega la noticia de que el Cayman S ha completado una vuelta en Nürburgring en 7:55, sólo dos segundos menos que el Carrera. Tiembla 911, ha llegado el Cayman.

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