El Mercedes GLE es la evolución del que hasta ahora conocíamos como ML o Clase M, con la necesaria actualización estética para adaptarse, por dentro y por fuera, a los nuevos parámetros de estilo de la marca. Las diferencias más notables están en el frontal, pero el habitáculo también ha recibido un nuevo salpicadero y muchos pequeños cambios que lo hacen parecer casi un modelo completamente nuevo. Pero la gran novedad es el Mercedes GLE Coupé, basado en la misma plataforma pero la nueva carrocería es ocho centímetros más larga, 6,8 más ancha y 6,5 más baja, con lo que las proporciones cambian de forma muy notable. La resolución de esta curiosa estética está muy conseguida y el GLE Coupé es realmente atractivo desde cualquier vista.
En el interior, a pesar de las mayores cotas de anchura y longitud, la habitabilidad es menor con algo más de dos centímetros menos de altura interior y un maletero 40 litros más pequeño que el del GLE -690 frente a 650 litros-, además de un borde de carga muy elevado. Con todas estas aparentes desventajas en cuanto a espacio, el Coupé tiene un gancho irresistible, porque prácticamente todos los elementos de la carrocería son diferentes al GLE ‘normal’, ya que todas las puertas también son diferentes. De serie los GLE montan llantas de entre 18 y 21 pulgadas en el GLE y de 20 y 21 en el GLE Copué, pero las variantes más potentes montan llantas de 21 pulgadas, pero también están disponibles unas opcionales de nada menos que 22, realmente espectaculares.
Todos los GLE cuentan con el Dynamic Select, el mando que permite elegir entre varios modos de conducción que modifican toda la electrónica –respuesta del motor, dirección, cambio, suspensión, controles, etc.-. Son cuatro programas, comfort, sport, firme resbaladizo y uno individual que permite al conductor ajustar cada uno de los elementos por separado. En los AMG son cinco los programas, ya que se añade el Sport+, para una conducción todavía más deportiva y radical. Entre los elementos opcionales disponibles está la suspensión neumática Airmatic o las estabilizadoras activas Active Curve System.
En el GLE la gama de motores está compuesta por dos Diesel de 204 y 258 caballos, y otros dos gasolina, con 333 y 435 caballos, además de las variantes AMG 63 de 557 y ABMG 63 S de 585 caballos. También hay un híbrido enchufable, el 500 e con nada menos que 442 caballos y un consumo homologado de 3,3 litros. La gama del GLE Coupé es algo más reducida y en Diesel solo está el 350 d con 333 caballos. En gasolina tenemos el 400 con 333 caballos, el 450 AMG con 367 y los AMG 63 de 557 y AMG 63S de 585. Los Diesel montan la nueva caja de cambios automática de nueve velocidades mientras que los gasolina llevan la de siete relaciones, incluidos los AMG. Todos los GLE que se vendan en España con cualquiera de las dos carrocerías, tendrán por el momento tracción total 4Matic, pero la diferencia está en que el Coupé no podrá montar el paquete off-road Engineering que incluye la reductora y que junto con la suspensión neumática AirMatic opcional hace del GLE un verdadero todoterreno, algo ya casi olvidado en este segmento cada vez más refinado.
El híbrido enchufable, disponible sólo con la carrocería GLE, combina un motor gasolina de 333 caballos y uno eléctrico 116. Cuenta con una autonomía en modo eléctrico de unos 30 kilómetros y puede alcanzar los 130 kilómetros/hora. Es el mismo sistema empleado en el S500 Plug-in Hybrid. La presencia de las baterías en el maletero reduce su capacidad en 210 litros y se queda en unos algo justos 480 litros. El enchufe de conexión para la recarga eléctrica se encuentra en la esquina trasera izquierda, en el paragolpes, igual que en el Clase S.
La diferencia de precio es notable, ya que a igualdad de motorización el GLE Coupé cuesta entre 7.600 y 10.000 euros más que el GLE. De esta forma el GLE arranca en los 60.125 euros del 250 d, motorización no disponible en el Coupé, y llega hasta los 141.100 euros, mientras que el Coupé empieza en los 78.700 euros del Diesel 350 d y alcanza los 148.800 euros del AMG 63 S.
