...Conocedores del carácter brutal de los M3 o el 335i, en Car and Driver nos hemos decantado por probar el Serie 3 más razonable y comedido, el perfecto candidato para un uso familiar frecuente, el 318d.

Tras el último restyling que BMW imprimió al Serie 3 a finales del año pasado, encontramos en nuestro 318d algunas diferencias significativas en relación a la versión anterior. Su aspecto exterior ha mejorado notablemente con unos grupos ópticos delanteros y traseros diferentes, así como la nueva línea estética del capó y el maletero, o los espejos retrovisores y paragoles de mayor tamaño. Es una suma de pequeños detalles, que sin embargo se deja notar en la primera impresión. Sin más, nos acoplamos al volante con una pregunta en mente: ¿qué más hay de nuevo, viejo?

Conducción
En carretera de montaña, el Serie 3 no logra sorprendernos en absoluto y esto es algo de agradecer en este modelo. Mecánicamente, no hay cambios en relación al 318d previo al restyling y como es habitual en la marca del aspa, todo parece estar diseñado para salvaguardar al máximo el disfrute de la conducción.

El tacto inconfundiblemente deportivo de todos los elementos como la suspensión M (444 euros extra), la dirección ‘Servotronic’ (285 euros más), los frenos y sobre todo, el cambio, logran satisfacernos por completo. Como también es habitual en BMW, el problema es que muchos de estos elementos forman parte del equipamiento opcional, ahora bien, su funcionamiento es intachable. La dirección permite un manejo fácil en ciudad y se endurece progresivamente en carretera para ofrecer un guiado de gran precisión, el cambio es igualmente duro (aunque no tanto como en el Serie 1) y presenta un buen manejo. En el caso de los frenos, no dieron muestras de calentamiento ni fatiga en ningún momento y tan sólo la suspensión nos resultó demasiado dura en zonas de asfalto bacheado o con badenes, aunque sin llegar a ser incómoda. Además, para quien no vaya a realizar una conducción deportiva, tiene la opción de quedarse con la suspensión de serie, más blanda.

En definitiva, el comportamiento del 318d es de una berlina que sitúa la eficacia en carretera por encima del confort. Es de esos tracción trasera que exigen ciertos conocimientos por parte del conductor, aunque su considerable distancia entre ejes (2.760 milímetros) hace que las reacciones del tren trasero no sean tan críticas como en un Serie 1 -por ejemplo- y sólo en condiciones de escasa adherencia a ritmo elevado, podemos comprobar cómo el ESP interviene con rapidez y precisión, justo cuando los sobrevirajes están a punto de producirse.

Seguridad
El BMW Serie 3 pasó por las instalaciones de EuroNcap en 2005 y logró la máxima puntuación, cinco estrellas en protección para adultos. Con los criterios de aquella época (recientemente se han endurecido bastante) también obtuvo cuatro estrellas en protección para niños, uno de los mejores de su clase en este apartado y tan sólo una sobre cuatro estrellas en atropello a peatones.

Si analizamos la seguridad activa del coche, también podemos considerarlo como un coche seguro, aunque en el grado en el que su cliente esté dispuesto a pagar. De serie, sólo incluye los neumáticos Run-flat, los controles de estabilidad y tracción, los frenos ABS o las luces de frenado de emergencia automáticas. El resto de equipamiento, el opcional, es amplio e incluye sistemas como el encendido automático de luces y de luces de carretera (largas), faros anti-niebla, faros bi-xenón adaptativos, sensor de lluvía, sensor de aparcamiento o control de velocidad crucero.

Confort
Lo cierto es que durante todos los kilómetros que recorrimos con el 318d tanto en carretera, (más de 700 en total) no nos pareció en absoluto un coche incómodo, sino todo lo contrario.

La calidad es la nota predominante en el interior, los acabados son correctos aunque el aspecto algo deslucido si lo comparamos con alguno de sus competidores. La disposición de los mandos también es correcta, la mayoría no han variado su posición con el restyling, a excepción del característico ‘i-Drive’, que se emplea para manejar todo el sistema multimedia. Ahora este control presenta nuevos botones de acceso directo, nuevo aspecto y un manejo más intuitivo. El software del ordenador también es distinto y contribuye decisivamente a este mejor funcionamiento, además el nuevo navegador ‘profesional’ además incluye un disco duro de 80 gigas, que además de los mapas de nevegación permite almacenar música, por ejemplo.

Además, el Serie 3 es un coche práctico, aunque dentro de lo que cabe ¡y no cabe mucho!. El principal problema de este coche es que pertenece a esa generación de berlinas premium que rehuyen del gran espacio interior que se empeñan en ofrecer las generalistas y apuestan por una calidad interior más digna en un habitáculo más reducido. Un efecto buscado en buena medida para favorecer un comportamiento más ágil en carretera, pero que supone una desventaja a la hora de emplear este 318 para viajes largos con más de cuatro personas y equipaje. Además, tanto el nuevo A4 como el Mercedes C están un punto por delante en habitabilidad. El tunel de la transmisión y la escasa anchura disponible dificultan notablemente la habitabilidad en las plazas traseras. El maletero tiene una capacidad normal para un coche de su tipo: 460 litros.

Ecología
Dos son las principales armas de este BMW 318d frente a la mayoría de sus competidores, una es la comentada conducción emocional que ofrece y la otra es su mecánica. El 2.0 turbodiésel de inyección directa mediante common-rail e inyectores piezoeléctricos, se caracteriza por dar un poco más que el resto por bastante menos.

Su potencia máxima, 143 caballos a 4.000 vueltas, es similar a la de muchos de sus competidores. Sin embargo, la forma de entregarla es más lineal y el consumo más reducido. Convence sobre todo por su suavidad de funcionamiento y por su elasticidad. Al igual que los motores de Volkswagen o PSA y a diferencia de este mismo bloque en su versión de 177 caballos, adolece de un par escaso a bajo régimen, pero permite estirarlo por encima de las 4.000 vueltas. El máximo par es de 300 Nm, disponible entre las 1.720 y las 2.500 rpm. No es tan alto como el de algunos motores de la competencia, pero esto le permite presentar una curva de par bastante más lineal.

Este motor estás asociado a un cambio manual de seis velocidades y relaciones especialmente acertadas. En general, los desarrollos son bastante largos, especialmente la quinta y la sexta marcha. El motor los soporta muy bien y nos permiten circular a velocidades realmente elevadas sin que las revolucione se disparen.
De esta forma, y gracias también en buena medida al sistema Start/Stop que incluía nuestra unidad de pruebas, realizamos consumo medios más bajos que nunca en un coche de estas características. La media durante la prueba se situó en 5,3 litros, un poco más que los 4,7 l/100km que indican las cifras oficiales y que equivalen a unas emisiones de 123 gr/km. Además, el motor de BMW también es de los más silenciosos de este tipo. Se ha ganado a pulso la etiqueta del más ecológico la clase.

Valor de compra
Después de todo, pagar nada menos 32.800 euros por un coche premium supone renunciar a la mayoría del equipamiento que ofrece una berlina generalista por el mismo importe. El BMW 318d de esta prueba tiene este precio de salida, sin incluir detalles tan básicos como la pintura metalizada (936 euros), el climatizador (434), los asientos traseros abatibles (558) o el volante de cuero (255), por poner algunos ejemplos. Ahora bien, quien valore en un coche el rendimiento mecánico y las sensaciones deportivas y además disponga del dinero, lo tiene fácil. Este 318d no tiene fin.

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Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.