...contrastan con la uniformidad de los C3 o C4, el alarde de cristalería de los Picasso o la elegancia clasicista del C6. Allí, en el centro, nos espera el C5, un Citroën que parece estar más perdido que un alemán en mitad de la revolución francesa. Pero, ¿qué coche se esconde en realidad detrás de esa inquietante apariencia?

Con el slogan de “carácter alemán, espíritu francés” todavía dándonos vueltas en la cabeza, nos ponemos a los mandos del Citroën C5 y comprobamos como el interior también ha sido completamente rediseñado. Tal vez por eso, nada nos hace recordar a la generación anterior de este modelo, que se lanzó en 2001, fue rediseñado en 2004 y logró un gran éxito comercial. Sin embargo, este C5 nos parece muy distinto a aquel, al menos de momento.

Conducción

Nos lanzamos inmediatamente a la autovía con el C5 y tras recorrer un buen número de kilómetros terminamos absolutamente encantados con el coche. La mecánica nos resulta tan conocida como recomendable. El chasis de esta nueva generación es el mismo que el de la anterior y con el acabado Exclusive la suspensión electrohidráulica (“Hidractiva III+” la denomina la marca) es de serie. Con esta suspensión disfrutamos de una conducción inmejorable en la autopista. Las irregularidades del terreno se filtran perfectamente y la carrocería oscila ligeramente, sólo en las curvas rápidas. La calidad de rodadura es óptima y tenemos que observar con detenimiento el velocímetro para darnos cuenta de la velocidad a la que estamos circulando, puesto que al volante la sensación es de estar parados.

En nuestro habitual tramo de pruebas en montaña, las cosas cambian notablemente. En los apoyos fuertes, notamos como la carrocería balancea bastante y nos deja una sensación de intranquilidad que no nos anima en absoluto a aumentar el ritmo de la marcha. Sin embargo, cuando lo hacemos descubrimos como el comportamiento del chasis es más eficaz de lo esperado y, aunque en el interior nos movemos de un lado al otro del asiento, las cuatro ruedas permanecen pegadas al asfalto y el bastidor no se desvía ni un ápice de la trayectoria marcada.

El C5 se destapa como un coche estable y seguro, aunque no podemos considerarlo especialmente ágil en una conducción decidida.

El botón sport que encontramos debajo del reposabrazos destila ironía. En cualquier circunstancia de conducción el C5 es un coche comodísimo y para nada deportivo. En este aspecto se verá superado por otros coches de su segmento como el Ford Mondeo o el Toyota Avensis.

Seguridad

En materia de seguridad, el Citroën C5 Exclusive dispone de casi todos los sistemas de seguridad pasiva y activa disponibles por lo que pasamos a comentar directamente aquellos que forman parte del equipamiento opcional, como los airbag laterales traseros –de serie se ofrecen todos los demás-, el avisador de cambio de carril involuntario, los faros bi-xenon adaptativos. Como es de suponer, los controles de estabilidad (ESP) y de tracción (ASR), así como los frenos ABS con distribuidor de frenada (EBD) forman parte del equipamiento de serie.

Además, en las pruebas de Euroncap el C5 volvió a conseguir 5 estrellas, al igual que su predecesor, con un resultado total de 35 puntos, 4 estrellas en protección para niños y 2 estrellas sobre 4 posibles en caso de atropello a peatones.

Confort

Hemos llegado al apartado estrella de este C5. A pesar de su aspecto compacto, la segunda generación es algo más larga y ancha que la primera lo que se traduce en un espacio disponible óptimo. Tanto en la parte delantera como en la trasera, es de los coches más amplios de su clase según nuestras propias mediciones. Además, la buena calidad de los materiales y el diseño del habitáculo, cuidadosamente medido para ofrecer el máximo confort a sus cinco pasajeros, hacen el resto.

Capítulo a parte merecen los asientos, que destacan por ser los más cómodos del segmento, sin ninguna duda. Nos convencen tanto por su forma como por la postura de conducción que ofrecen y nos permiten recorrer un buen número de kilómetros sin sentir a penas la fatiga. Los delanteros, pueden incluso estar climatizados o dar masajes, aunque esas funciones forman parte ya del equipamiento opcional.

El diseño del salpicadero además de resultar vistoso es funcional, está diseñado para que los ocupantes de las plazas delanteras dispongan de un espacio adecuado para las rodillas, muy superior al que nos encontramos, por ejemplo, en un Peugeot 407.

En el aspecto negativo, debemos destacar algunos problemas de ergonomía en la consola central, que presenta muchos botones, algunos demasiado pequeños y otros demasiado alejados de la mano del conductor. Una carencia que suple en parte, gracias al volante multifunción -como en todos los Citroën con la parte central fija-.

Además, también escasean los huecos útiles portaobjetos. Encontramos un buen número de sitios donde depositar objetos pequeños como las llaves, pero sólo debajo del reposabrazos o en la guantera disponemos de una capacidad suficiente como para guardar una botella de 50 centilitros, por ejemplo. En la misma línea, el maletero presenta una capacidad de 439 litros que también se nos antoja algo escasa.

Por otro lado, la iluminación está bien cuidada, con detalles de luz roja y con una brillante luz de cortesía en el hueco disponible en el panel de la puerta, que sólo se acciona cuando ponemos la mano en este sitio. Un gran detalle.

Ecología

El motor 2.0 HDI de 138 caballos es un viejo conocido que destaca por entregar una potencia considerable y ofrece un par elevado a medio régimen (el máximo es de 230 Nm a 2.000 rpm). Además, en este nuevo C5 encontramos algo más contenido el consumo, favorecido por unos desarrollos algo más largos. Esta circunstancia le permite homologar un gasto de 6 litros/100 kilómetros con unas emisiones de 157 gr/km, aunque en realidad, el gasto medio realizando una conducción normal se sitúa en torno a los 6,8 litros de media.

Este motor no destaca ni por las prestaciones ni por lo contenido del consumo, ambos valores son bastante corrientes.

Los desarrollos largos también lo hace un coche veloz en recta, pero por otro lado, lastra la habitual brillantez de este motor en el puerto de montaña y dificulta su manejo en ciudad. En estas circunstancias, su pobre respuesta a bajo régimen y la imposibilidad de estirarlo más allá de las 3.000 vueltas nos dejan un ratio de aprovechamiento muy escaso.

Verdicto

Al bajarnos del nuevo Citroën C5 nos queda claro aquello que las apariencias engañan. A pesar de su revolucionario diseño exterior y de la nueva configuración del interior, el C5 continúa fiel a sus principios franceses. Por supuesto, esto no es nada negativo, al contrario, se trata exactamente del coche que el cliente de Citroën espera encontrarse: cómodo, estable y bien equipado, con un motor fiable y con una de las mejores relaciones calidad/precio del mercado.

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Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.