Con algo de retraso con respecto al GLE Coupé, el Mercedes-Benz GLE convencional ya dispone de su propia versión AMG Sport, la tercera de esta gama que estrenó junto al C 450 AMG. El GLE 450 AMG propone la misma fórmula que los otros dos modelos: una variante intermedia entre la gama normal y los AMG y AMG S de 557 y 585 caballos, respectivamente.
Las alteraciones estéticas son idénticas a las del GLE 450 AMG Coupé. La división Mercedes-AMG del fabricante alemán parte del paquete externo de estilo deportivo para la carrocería y le añade ciertos detalles exclusivos. Consisten en llantas de 20 pulgadas y cinco radios dobles con acabado en negro -en opción se pueden pedir otras de 21 pulgadas- y doble salida de escape cromada en cada lado del paragolpes posterior.
Al interior se incorporan inserciones de aluminio -opcionalmente existen disponibles otras de fibra de carbono pintadas de negro lacado-, pedales de acero inoxidable con tacos de goma, velocímetro exclusivo en el que marca 280 km/h de velocidad máxima y volante deportivo forrado de piel Nappa con la sección inferior plana. De serie incluye asientos delanteros ajustables con sistema eléctrico.
El motor tampoco ofrece sorpresas frente al modelo análogo de la carrocería Coupé. Se trata de un V6 de gasolina de tres litros, con inyección directa y doble turbocompresor que genera 367 caballos y 520 Nm de par máximo. El GLE 450 AMG únicamente se comercializa con cambio automático 9G-TRONIC de nueve relaciones y tracción total 4MATIC.
Dicho conjunto mecánico propulsa al SUV de 0 a 100 kilómetros/hora en 5,7 segundos y gasta 8,6 litros de carburante cada 100 kilómetros. El conductor cuenta con cinco modos de conducción, dos de ellos, denominados Sport y Sport Plus, destinados a alcanzar las máximas prestaciones y que reducen 15 milímetros la altura de la suspensión. Por defecto está provista de regulación neumática AIRMATIC, amortiguadores adaptativos con sistema ADS Plus y control automático de la distancia al suelo.
