El director técnico de Red Bull es un reconocido piloto amateur que cuando sus compromisos con la Fórmula 1 se lo permiten, cambia su mesa de diseño y su cómoda silla en un despacho de Milton Keynes, por el cockpit de un coche de carreras. Esta afición le ha llevado a sufrir en sus carnes los sinsabores de las carreras, cuando en agosto de 2010 pilotando un Ginetta G50 en el circuito británico de Snetterton, tras un fuerte accidente tuvo que visitar el hospital.

Pero eso no hizo que se replanteará sus incursiones en las carreras y ya el año pasado participó en el Lamborghini Blancpain Super Trofeo por primera vez, y este año aprovechando la cita de Silverstone repetirá la experiencia. En la carrera del próximo fin de semana compartirá el coche Nº1 destinado para los VIP con el redactor jefe de Autosprint, Alberto Sabbatini.

La nota de prensa oficial del campeonato nos explica como nació esta pasión en un joven Newey.

"Adrian reconoce que quedó cautivado por Lamborghini a la tierna edad de diez años, cuando vio en un cine local The Italian Job. En las escenas iniciales, se puede ver como Roger Beckermann conduce su Miura naranja por las carreteras de Aosta, en los Alpes italianos, cantando la banda sonora compuesta por Matt Monro, antes de morir prematuramente en pantalla, al chocar en el túnel del Grand St. Bernard"

Adrian Newey reconoce que una prohibición de última hora truncó los planes iniciales de Red Bull en 2012