La casa francesa de Renault ha mostrado un rendimiento un tanto reducido a lo largo de esta temporada, que se ha dejado notar en problemas de fiabilidad y una menor entrega de prestaciones en comparación con sus rivales. Esta situación, que ha supuesto dar un paso atrás, ha afectado en gran medida a su relación con Red Bull y Toro Rosso, que han visto cómo la situación lejos de mejorar, ha empeorado y se ha saldado con la rotura de relaciones entre ambos.

En mitad de un mar de confrontaciones legales y deportivas, Renault ha indicado que llevará nuevos motores a la carrera de Austin, en Texas, tras haber completado todos los trabajos de desarrollo y fiabilidad necesarios, motivo de su retraso, por lo que ofrecerán a sus equipos una nueva versión de su unidad de potencia. Esta evolución, que llevará asociados 11 tokens de desarrollo, tendrá una mejora en la funcionalidad y una profunda revisión en la zona de combustión, así como en el turbo compresor, buscando más manejo, capacidad operativa y sobre todo, una conducción mucho más previsible para los pilotos.

Daniel Ricciardo ha comentado en la conferencia de prensa de la FIA del jueves que quizás no merezca la pena llevar la nueva unidad de potencia porque no les supone suficiente mejora como para compensar las sanciones que tendrían. Toro Rosso ha decidido no montar este motor para evitar penalizaciones.