En la década de los 60 todo aquel que sentía algo especial por el Mini original y quería experimentar con una carrocería alternativa cuyo techo brillase por su ausencia tenía que recurrir a una versión denominada Moke, que se construyó desde 1964 hasta 1989. Sin embargo, con la llegada de BMW a comienzos del siglo XXI, aquel pequeño modelo británico evolucionó y trajo consigo su primera variante descapotable, un modelo que ha ido madurando desde entonces y la mejor prueba de ello la tenemos con este Mini Cooper Cabrio que hoy nos acompaña.

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Diego Rueda//Car and Driver

Fiel a sus orígenes

Hablamos de un automóvil mucho más maduro y avanzado que aquel icónico modelo inglés de la década de los 60, uno que nos permite disfrutar de unas temperaturas agradables y de esas tardes soleadas que nos animan a salir a la carretera. Nuestro compañero de viajes lleva tres generaciones en el mercado, aunque el pasado año se sometió a una serie de cambios importantes para seguir destacando y ser una de las opciones más interesantes y llamativas del momento. En su versión descapotable, nos ofrece la posibilidad de saborear el placer de conducción a cielo abierto, con esa agilidad que tanto le caracteriza y unas aptitudes dinámicas que merecen ser alabadas, pues a pesar de su crecimiento en proporciones sigue queriendo transmitir esas sensaciones del modelo original.

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Y es que, aunque es 95 kilos más pesado que su hermano de techo cerrado, este Cooper Cabrio no renuncia a esos principios que consiguieron ensalzar la figura del Mini en el mundo automovilístico, es decir, un paso por curva bastante rápido, una dirección precisa y unas reacciones directas que nos permiten disfrutar cada metro de asfalto. Además, pese a su tamaño, el Mini muestra un aplomo elevado y una gran estabilidad, merced a un centro de gravedad muy bajo y a una puesta a punto muy destacada. Todo esto tiene una consecuencia directa en el conductor y no es otra que la elevada seguridad que transmite en cualquier tipo de vía.

A todo ello contribuye un chasis que aguanta perfectamente las solicitudes del propulsor, con una suspensión firme que es ideal tanto para afrontar los giros como para circular por ciudad y atravesar los distintos badenes que nos encontramos a nuestro paso. Nunca llega a incomodar –salvo en las plazas traseras– y absorbe de forma correcta las imperfecciones de la carretera. Utiliza un esquema McPherson en el eje delantero, mientras que el trasero se beneficia de una suspensión independiente que ayuda a la hora de aportar esa estabilidad extra cuando circulamos a ritmos elevados en las curvas, sin olvidarnos de la presencia de barras estabilizadoras en ambos ejes para ganar en rigidez. El equipo de frenos, por su parte, con discos ventilados delante y macizos detrás, responde a la perfección y nos brinda una capacidad de detención destacada, con un pedal que nos permite dosificar la frenada perfectamente.

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El centro de atención

Pero el Mini Cooper Cabrio no solo destaca en su dinámica sino también en la estética puesto que sus 3,82 metros de largo por 1,72 de ancho y 1,41 de alto están llenos de originalidad y simpatía. Con respecto al modelo de 2016, esta versión presenta una serie de detalles novedosos como, por ejemplo, unos grupos ópticos –con tecnología LED y un alumbrado notable en nuestra unidad– que llaman la atención tanto por su nuevo diseño como por una distribución que recuerda a la bandera del Reino Unido (luces traseras), la cual también está presente en el techo de lona. Además, la carrocería cuenta con nuevas tonalidades (Emerald Grey, Starlight Blue y Solaris Orange) y de forma opcional se puede optar por un paquete, denominado Piano Black Exterior, que incluye los marcos de los faros, los pilotos y la rejilla del radiador en color negro brillante. El toque final llega con el logotipo de Mini proyectado al lado del conductor gracias a una luz colocada en la base del retrovisor.

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Diego Rueda Matesanz//Car and Driver

Con respecto al interior, las novedades más destacadas son la presencia de una nueva tapicería en cuero Chester de color Malt Brown, un sistema de recarga inalámbrico para el móvil, dos tomas USB y un sistema multimedia acompañado de una pantalla táctil de 6,5 pulgadas, que también se puede manejar desde un mando giratorio ubicado entre la palanca de cambios y el freno de mano. Además, este modelo cuenta con un sistema de iluminación muy llamativo que cambia de color con tan solo pulsar un botón, ubicado en la parte superior, y va acompañado de diferentes luces por todo el habitáculo, de las cuales la más destacada es aquella que dibuja la bandera del Reino Unido frente al copiloto. Mención aparte merece el sistema de audio Harman Kardon de 12 altavoces, con una potencia de 360 vatios y un sonido simplemente espectacular. Nunca llega a distorsionar y tendrás que ser muy valiente para subir el volumen más de la mitad. En definitiva, el complemento ideal para circular a cielo abierto, siempre y cuando quieras ser el centro de atención.

A pesar de contar con tres cilindros, el consumo del Mini Cooper Cabrio es elevado.

¿Práctico?

Los asientos, por su parte, recogen el cuerpo de manera correcta y las plazas delanteras ofrecen un espacio bastante generoso, algo que no encontramos en las traseras. Además, el puesto de conducción es muy agradable y nos permite situarnos en una posición cómoda para así disfrutar del viaje, sin olvidarnos de las grandes ventanas laterales que nos brindan un campo visual muy amplio. No obstante, toda esa comodidad y amplitud que encuentran los dos ocupantes delanteros desaparece por completo en el gran defecto de este coche, es decir, las plazas traseras. Decimos esto porque no gozan del espacio deseado para afrontar un viaje y solo servirán para trayectos cortos ocasionales. En honor a la verdad, la distancia de la cabeza al techo no es ningún problema pues hay margen de sobra, pero no podemos decir lo mismo del margen existente tanto para las rodillas como para los brazos, que es prácticamente nulo. Además, el respaldo va muy recto y eso no ayuda a la hora de ir cómodos. Por supuesto, la plaza central no existe, ya que este coche está pensado para cuatro personas.

El otro punto débil del Mini Cabrio es su maletero, que presenta un volumen de 215 litros si la capota está abierta y de 165 si está cerrada. El plano de carga es elevado y la boca de acceso es bastante estrecha, aunque esta cuenta con una función que nos permite agrandar el espacio para que a la hora de cargar objetos y bultos sea más fácil. Este movimiento también es necesario para obtener su capacidad total, puesto que el divisor lo podemos colocar en una posición más elevada (siempre y cuando la capota esté desplegada). Otro detalle curioso sobre esta carrocería descapotable es que el conductor y los ocupantes podrán disfrutar de un techo corredizo o abatible, operable desde los botones colocados en la parte superior del habitáculo e incluso desde el mando del coche, para lo cual bastará con mantener pulsado durante unos segundos el botón de abrir o cerrar el vehículo, en función de lo que queramos hacer. El tiempo necesario para realizar el movimiento completo es de 18 segundos y la velocidad no deberá exceder los 30 km/h.

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Si circulamos con la capota plegada podemos disfrutar del viaje tranquilamente salvo cuando superemos los 100 km/h, momento en el que el efecto del viento se deja notar dentro del habitáculo y esto provoca que tanto el ruido como las turbulencias hagan acto de presencia. Sin embargo, podemos reducir estas molestias si utilizamos el difusor que encontraremos en el maletero, cuya colocación es muy sencilla. Solo bastará con abrirlo en horizontal y ajustar sus anclajes en los dos orificios situados en ambos laterales de las plazas traseras, para después desplegar a 90 grados la superficie encargada de cortar el viento. El lado negativo de todo esto es que anula las plazas traseras.

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Hora de conocer su 'corazón'

Esta versión Cooper va asociada a un bloque turboalimentado de tres cilindros y 1.5 litros de desplazamiento. Ofrece 136 caballos y un par máximo de 220 Nm –disponibles desde las 1.480 vueltas– , una cifra que puede parecer discreta pero que es suficiente para mover con soltura los 1.305 kilos del Mini. Hablamos de un bloque refinado que ofrece una buena respuesta y un sonido bajo, con el que podemos tanto circular a ritmos suaves de forma agradable como disponer de esa reserva de potencia para poder adelantar con facilidad. No obstante, al igual que ocurre con otros motores tricilíndricos, no destaca por su equilibrado ya que al ralentí se notan ciertas vibraciones en el habitáculo.

Lo más destacado de este descapotable es su comportamiento y el gran aplomo que muestra.

Este motor va asociado a una caja de cambios manual de seis velocidades, la cual tiene un buen tacto aunque los recorridos son un poco largos y el guiado no es todo lo preciso que nos gustaría, sin embargo con esto no queremos decir que sea malo, en absoluto, ya que cumple con su cometido de forma solvente. Sus desarrollos están pensados para reducir el consumo de combustible y no tanto para disfrutar de una conducción deportiva, pues son muy largos – en segunda velocidad se pueden alcanzar los 110 km/h–, aunque eso no impide que en el modo sport cuente con una función que simula el punta-tacón en las reducciones.

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A pesar de tener tres cilindros, el consumo del Mini no es de los más ajustados que hemos visto. Circulando a ritmos muy suaves por carretera, con el modo eco activado, la media que hemos logrado ha sido de 5,4 litros a los 100 km, cifra que aumenta hasta los 6,8 al movernos con total normalidad y sin velar por el ahorro de carburante. No obstante, si somos alegres con el acelerador la media subirá de los 11 litros, lo que sumado a un depósito de 40 nos da una autonomía no muy extensa.

Comportamiento brillante

No obstante, este no es un coche pensado para realizar grandes viajes sino más bien uno con el que poder disfrutar del buen tiempo tanto en la ciudad como en carreteras de montaña, ya que en ambos terrenos se desenvuelve con total naturalidad y con una agilidad inherente en sus raíces. Su dirección te permitirá dirigir el tren delantero con una precisión elevada al mismo tiempo que proporciona unos cambios de trayectoria rápidos y seguros, pues estamos ante un automóvil bastante neutro en reacciones, ya que el subviraje cuesta mucho encontrarlo, siempre y cuando no desconectemos las ayudas electrónicas.

En definitiva, el Mini Cooper Cabrio es una opción interesante si no tienes que preocuparte por tu economía pues el precio parte de los 27.000 euros y el consumo es algo elevado. Obviando esto, dispondrás de un modelo con el que poder disfrutar de la conducción y de las tardes soleadas, siendo el centro de todas las miradas.

A favor: Comportamiento, sensaciones, originalidad.
En contra: Consumo, plazas traseras, maletero, precio.