Este pasado fin de semana el mundo de los deportes del motor volvió a mostrar su cara más negra. Justin Wilson, piloto de la Indycar, sufría un accidente en la carrera de Pocono al impactar una pieza de carbono, en concreto la nariz del alerón de uno de sus rivales, en su cabeza, provocándole primero un coma y a las pocas horas interrumpiendo sus constantes vitales, un nuevo recordatorio de que a lo que se dedican los pilotos es peligroso.

No fue el primer caso de un accidente similar ya que sin ir más lejos, lo que le ocurrió a Felipe Massa en el Gran Premio de Hungría 2009 que estuvo cerca de dejarle sin vida. Por ello, los directores llevan tiempo estudiando y trabajando en la incorporación de cúpulas a los monoplazas, algo que Max Chilton considera que llegarán en los próximos años.

"Ésta es una débil área que necesitamos hacer un poco más segura. Tiene sus peligros, porque si estás atrapado no podrías escapar, pero por lo que he visto en fotos son muy fuertes. Creo que se puede diseñar algo que sea seguro contra los restos de coches, colisiones en la cabeza, impactos de neumáticos y que podamos escapar. Es algo que definitivamente está en la hoja de ruta, puede tardar cinco años o puede tardar diez, pero puedo garantizarte que habrá cockpits cerrados", explica Chilton.