Con la idea de “ser el coche volador de todos”, el TF-X de Terrafugia llegará a las carreteras norteamericanas en un periodo comprendido entre ocho y 12 años y lo hará tras la experiencia cosechada con “The Transition”, un vehículo de similares características. A diferencia de éste, que no dejaba de ser un prototipo para explorar y perfeccionar conceptos, el TF-X tendrá las lógicas mejoras de una evolución: cuatro plazas, una autonomía próxima a los 800 kilómetros, una punta aérea de 322 kilómetros/hora y podrá 'descansar' en garajes como los actuales, sin necesidad de hacer para que quepa.

Contará con tres motores para desplazarse: un gasolina de 300 caballos que lo impulsará en asfalto y dos eléctricos de 600 caballos cada uno que le servirán para despegar, aterrizar y moverse por el aire (las baterías para alimentarlos se cargarán en la red eléctrica del trabajo o casa o gracias al trabajo del bloque tradicional, como cualquier híbrido).

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El futuro propietario recibirá un cursillo de cinco horas de formación con el que estará capacitado, según indican desde Terrafugia, para circular con él. Y es que las operaciones aéreas se podrán realizar de forma automática con pulsar una secuencia de botones en el panel de control. Los más experimentados tomarán el control manual y harán todo ellos mismos, siempre que exista una pista o una zona con un radio mínimo de 30,5 metros en el que no haya absolutamente nada para evitar problemas.

Los ingenieros del proyecto se están encargando de desarrollar diversos programas de asistencia que avisen al 'piloto' cuando en las pilas escasee la energía (cuando quede una reserva para 30 minutos de vuelo) o no existan zonas de aterrizaje cercanas.