Hablar de PGO es como profetizar sobre el placer de la conducción. Coches pequeños, ágiles, con una imagen muy particular, propulsión trasera, motor central... pero empecemos desde el principio: ¿qué es PGO? Esta empresa familiar se asienta en el Rosellón francés y desde hace más de 20 años se dedican a construir coches especiales. Primero fueron réplicas de míticos deportivos alemanes, y luego evolucionaron para presentar el Speedster, un coche con carrocería de fibra que, tras diversas evoluciones en las que se ha acentuado la personalidad de PGO, se ha transformado en el Cévennes, el coche que hemos tenido ocasión de probar junto a su nuevo hermano con carrocería coupé, el impactante Hemera, al que hemos tenido ocasión de acceder en primicia para España y que vino ‘andando’ desde la fábrica de donde salió en Saint Christol lès Alés.

Conducción
Como no se trata de vehículos que se produzcan en gran serie (construyen unos 200 al año), conviene empezar por una descripción básica de su aspecto mecánico. Ambos modelos comparten plataforma y motor; se trata de un chasis tubular propio diseñado por PGO y un propulsor Peugeot de dos litros y 140 caballos. El cambio sí difiere, porque el descapotable Cévennes equipa una veterana caja automática con función secuencial importada también de sus compatriotas de Peugeot, mientras que el Hemera prefiere la manual de cinco relaciones que equipan la mayoría de modelos del grupo PSA, aunque con un tacto inesperadamente preciso gracias a ciertas mejoras en los reenvíos. Hay que tener en cuenta que el motor está ubicado en posición central trasera, lo que ha obligado a montar todo el conjunto propulsión-transmisión al revés de lo habitual en los coches de Peugeot y Citroën, todos ellos con tracción y motor delanteros.

Los PGO son coches de sensaciones. Su reparto de masas y una amortiguación bastante firme, unidas a un peso inferior a los 1.000 kilos se traducen en un comportamiento juguetón. No es un deportivo con todas las de la ley, ya que necesitaría más potencia o menos peso, así como unos frenos más potentes, pero sí que aporta sensaciones deportivas. Las reacciones son rápidas y los contravolantes son más que posible si aceleramos con optimismo a la salida de las curvas. En este sentido, el cambio automático del Cévennes no nos ha decepcionado, por más que prefiramos el manual del Hemera.

Seguridad
Desde luego, un coche sin airbag, sin estructuras deformables para amortiguar los impactos o sin pensar en el impacto contra viandantes no puede ser considerado un coche muy seguro hoy en día. Sin embargo, también se podría decir que es un coche ágil y eso contribuye a mejorar su seguridad activa... desde luego no cumple los estándares actuales, pero si lo hiciera probablemente perdería su espíritu y originalidad así que, al menos para nosotros, está exento de examen en este apartado.

Confort
Austeridad, volante deportivo, habitáculo angosto, palanca de cambios metálica... son algunos de los primeros rasgos que detectamos al sentarnos en el Hemera. La elección de materiales es ingeniosa para crear un ambiente entre clásico y futurista (por ejemplo, los plásticos brillantes, con esmalte y fondo colorido, contrastan con los cinco relojes con esfera blanca ubicados en la consola central). La postura de conducción es muy agradable y los asientos de cuero nos sujetan en trayectos rápidos, pero no dificultan la salida del vehículo. De eso se encarga su reducida altura, que da cierta ventaja al cabrio Cévennes cuando se trata de acceder a su interior cuando el techo está plegado sobre la parte trasera. Puestos a pedir más, algunos ajustes entre las piezas del interior no son del todo perfectas, pero esto es habitual en coches de producción artesanal como éstos, y en el caso del Hemera es un hecho perfectamente asumible, dado que la unidad que probamos todavía era un prototipo.

Como cabría esperar, el equipamiento de los PGO es bastante limitado: elevalunas eléctrico, radio CD Alpine y aire acondicionado. Sin embargo, y para un uso enfocado al disfrute, tampoco echamos de menos una dotación más extensa.

Ecología
Consumir ocho litros a los 100 en ciclo mixto es posible con cualquiera de los PGO. Las versiones manuales consumen algo menos, aunque la diferencia tampoco es significativa. En cuanto a emisiones contaminantes, la edad del motor pasa factura, y con 192 gramos de CO2 por kilómetro paga un 9,75% de impuesto de matriculación. Tampoco creemos que sea un gran inconveniente, dado su enfoque hacia la conducción de placer y, por tanto, de poco kilometraje. Ya quisieran estas cifras, por ejemplo, un BMW X5M...

Valor de compra
Captar la reacción de los viandantes al paso del Cévennes o del Hemera es de por sí una buena recompensa para el conductor que invierte 38.000 euros en su descapotable o 33.000 en el nuevo prototipo de techo cerrado. A veces se confunden con ilustres clásicos, y otras pueden parecer flamantes deportivos. Cada paseo con un PGO vale su dinero en satisfacciones, así que la conveniencia de comprarlo o no depende de la filosofía de su posible conductor. Si el estilo retro, las reacciones directas y la exclusividad de un vehículo te atraen, estamos ante una elección segura, máxime cuando el mantenimiento de un PGO es tan barato como el de un Peugeot 207. Y hablar en este apartado de Peugeot tampoco es casual, porque cualquier servicio oficial de la marca del león aceptará con gusto revisar un Cévennes o un Hemera a precios muy accesibles.

¿Te interesa? Pues habla con Renovatio Cars, los importadores oficiales de PGO en España. Las posibilidades de personalización son muy grandes y los precios no son para nada descabellados si consideramos el disfrute que pueden aportarnos.

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