Michael Schumacher admite abiertamente que su actitud no es la adecuada para con su equipo, Mercedes, una formación que requiere un trabajo constante para avanzar hacia la zona delantera de la parrilla, cosa que parece estar muy lejos a día de hoy.

"Llegué a Mercedes con una tarea específica: no ganar a toda costa, sino hacer crecer este equipo", afirma el germano en Corriere dello Sport. "Estamos trabajando muy duro, el coche está en su segundo año y todavía tiene muchas áreas llenas de incertidumbres, pero crecerá".

La frase lapidaria llega cuando confiesa, "en todo caso, yo soy el problema. Es un hecho que estoy un poco más relajado de lo que estaba habitualmente, y se puede estimar que me resulta necesario concentrarme. No sé si mi forma de pensar es la adecuada para el equipo". El alemán no se queja del equipo, sino de sus actitud para con la escudería, y por ello "pronto voy a evaluar si se debo continuar [en las carreras] o lo dejaré".

Entretanto, Ross Brawn deja a Schumacher tomar una decisión, y aclara "fichamos a Schumacher para desarrollar el coche; él tiene un contrato por tres años y estamos muy contentos con él, pero si Schumacher no se siente a gusto, entonces tendremos que hablar. No se puede obligar a alguien a hacer algo que no quiere hacer". A pesar de todo, el ex-ingeniero nuclear, dice "estoy convencido de que al final podremos convencerlo para extender su contrato".