Durante los últimos años nos hemos visto empujados a probar un verdadero un sinfín de sistemas novedosos dirigidos únicamente a reducir el consumo y emisiones de los coches. Downsizing –o reducción de cilindrada de los motores si lo prefieren–, desactivación automática cilindros, transmisiones automáticas que se desacoplan en marcha para circular como si fuéramos en punto muerto, todo tipo de catalizadores y filtros, electrificación a distintos niveles, gas –en sus diferentes tipos y aplicaciones–, hidrógeno, ecocombustibles... Bueno, pues cuando creíamos haberlo visto todo en materia de ecología aplicada a la conducción llega Mazda con algo revolucionario: Skyactiv-X o como ellos mismos lo definen, el motor gasolina que funciona como un diésel, es decir por compresión y no por explosión como te contamos al detalle aquí.

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Diego Rueda//Car and Driver

Para nuestra primera toma de contacto con esta mecánica, hemos elegido además un modelo igualmente novedoso para la casa nipona, su primer SUV coupé, denominado Mazda CX-30 y encajado a la perfección en su gama entre los exitosos CX-3 y CX-5. Así, nuestro protagonista del día pertenece a uno de los segmentos más de moda del momento y alcanza los 4,40 metros de largo, los 1,80 de ancho y los 1,53 de alto de modo que es por tanto, seis centímetros más corto y diez más alto que un Mazda 3, con el que por cierto, comparte numeroso elementos técnicos aunque su bastidor presenta una batalla distinta. Curiosamente, más corta: 2,66 metros por los 2,73 del compacto pero entonces, ¿qué aporta realmente? Descúbrelo en nuestro vídeo o sigue leyendo, tú decides.

preview for Prueba Mazda CX-30 Skyactiv-X: El SUV gasolina que funciona como diésel

Atractivo a otro nivel

En el CX-30 el famoso estilo Kodo design de la marca adquiere una nueva dimensión, pues al primer vistazo se aprecia como un SUV notablemente más atlético y atractivo que el CX-5 pese a ser bastante más pequeño, concretamente 15 centímetros más corto. Respecto al Mazda 3, la principal ventaja es su altura, sobre todo para quien busque un mejor acceso tanto a las plazas delanteras como a las posteriores. Eso sí, el mayor tamaño y una apertura más generosa en el caso de las puertas anteriores, hace que cueste un poco más acceder a la parte de atrás donde el techo también es más bajo.

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Car and Driver

En cualquier caso, el habitáculo está nueve centímetros más elevado que en el turismo compacto y se nota. Pero lo que más nos gusta es que pese a ello, el puesto de conducción es tan deportivo como el de éste pues los asientos sujetan el cuerpo a la perfección, las rodillas quedan en una posición semiflexionada y los mandos muy a mano, incluido un volante multifunción que por cierto, tiene un diámetro considerable para un coche de este tamaño. Así, tenemos la misma sensación de confort que en un buen compacto o berlina, solo que situados unos centímetros por encima de lo habitual.

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Car and Driver

La contrapartida la encontramos a nivel de visibilidad porque tanto la luna posterior, como las laterales y sobre todo la trasera, resultan algo pequeñas, algo que se traduce en un aumento considerable de los típicos ángulos muertos en marcha. Por suerte, nuestra unidad de pruebas de acabado Zenith y con varios extras añadidos, incluía un sistema de visión 360º con gran calidad de imagen que se destapó como uno de los elementos de equipamiento más útil de este vehículo, como más adelante te indicaremos.

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Mazda//Car and Driver

Perfecto para cuatro

Volviendo al apartado de la habitabilidad, cabe destacar que las plazas traseras también son cómodas, más que suficientes para dos adultos de talla media, mientras que la central sí que resulta demasiado escasa, sobre todo a nivel de anchura. El maletero presenta 72 litros más de capacidad que el del Mazda 3 y eso son 430 litros que unidos a su perfecto acceso –con un plano de carga situado a 73 centímetros y una boca con 1,02 metros de alto–, sus formas regulares y los ganchos para el anclaje de bolsas disponibles, lo hacen ser muy satisfactorio. Si reclinamos los respaldos hacia delante, el volumen de carga total alcanza los 1.406 litros, un dato satisfactorio si lo comparamos con el de otros SUV compactos de estilo coupé como el BMW X2, por ejemplo.

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Por lo demás, el habitáculo del CX-30 resulta impecable a nivel de ajustes, calidad general y equipamiento. Como te adelantábamos antes, en el nivel de acabado Zenith incluye este coche incluye numerosos elementos de serie valiosos, tales como el control de velocidad crucero activo, la cámara trasera, el avisador de obstáculos en el ángulo muerto, unos faros full led adaptativos que funcionan realmente bien, un head up display que proyecta la información básica en el parabrisas y sobre todo, una pantalla multifunción bien situada y grande –8,8 pulgadas– que incluye navegador, sistemas de conectividad Android Auto y Apple Car Play.

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Por si esto fuera poco, los extras más sofisticados están disponibles mediante packs económicos. El denominado Safety –1.000 euros– incluye asistentes como el de visión 360º que citábamos anteriormente, control de velocidad crucero, detector de fatiga y las alertas por peligro de colisión tanto delantera como trasera con frenada automática. Son más que interesantes por el avance que suponen pero cabe destacar que resultan bastante intrusivos si no se ajusta su sensibilidad al mínimo, algo que por otro lado, podrás hacer de forma sencilla.

Suavidad, confort y sí, dinamismo

En carretera el CX-30 resulta agradable por confort de rodadura, precisión de guiado y por supuesto, por la agilidad y estabilidad que demuestra en las zonas más viradas. Podemos decir por tanto, que estás ante un Mazda de pleno derecho. La clave es un chasis con una puesta a punto rigurosa, una dirección de asistencia eléctrica muy comunicativa y un cambio de marchas manual con seis velocidades bien ajustadas y un manejo realmente rápido y preciso mediante su palanca. Sin necesidad de recurrir a modos de conducción que modifiquen el funcionamiento de todos estos elementos descritos, recorremos kilómetros en este SUV coupé con un nivel de confort óptimo y a diferencia de lo que sucede otros modelos de este tipo, disfrutando de la conducción pero pero te estarás preguntando... ¿qué hay del motor?

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En efecto el funcionamiento del Skyactiv-X de Mazda merece capítulo aparte. Es un propulsor de carácter tranquilo –pese a lo que puedan sugerirte sus 180 caballos de potencia y sus 224 Nm de par–, suave y silencioso como cualquier otro gasolina de Mazda pero con sus peculiaridades como no podía ser de otra forma. Estamos ante un 2.0 de cuatro cilindros que cuenta con un pequeño compresor volumétrico y una unidad eléctrica de 24 V que le sirven de apoyo sobre todo, para reducir el consumo en uso real y no perder un ápice de esa suavidad descrita.

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Diego Rueda//Car and Driver

Lo primero que debes de saber antes de nada es que no estás ante un motor de tacto deportivo, ni mucho menos. Ese par máximo no se alcanza hasta las 3.000 vueltas y la potencia hasta las 6.000 por lo que si quieres extraer todo su rendimiento debes de llevarlo alto de vueltas. Hasta aquí todo más o menos normal pero es que lo más curioso es que gracias a funcionar a compresión, este motor tiene muchos más bajos de los que esperas, como los diésel de toda la vida. Lo puedes llevar cómodamente en marchas largas a bajas velocidades –70 kilómetros en sexta sin despeinarse, por ejemplo– y todo sin temor a sufrir ningún tirón en la marca o quedarte sin fuerza. Es realmente progresivo en todo momento y en la pantalla puedes comprobar que el sistema SCCI –el que realiza la mezcla pobre de combustible– está casi siempre activo, vigilando que tus trayectos más habituales resulten económicos..

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Diego Rueda//Car and Driver

Así, sin darnos cuenta, logramos en el día a día consumos contenidos con un motor más limpio en cuanto a emisiones de partículas pesadas se refiere. Lo normal, mezclando tramos de ciudad con otros interubanos y vías rápidas, es moverse entre los 6,5 y los 7 litros a los 100 kilómetros y siempre sin buscar una conducción eficiente ni nada por el estilo, conduciendo con suavidad pero demandando el rendimiento de la mecánica que consideremos en cada momento. De hecho, lo más sorprendente es que cuando rebajamos descaradamente el ritmo en busca de cifras más bajas, no lo logramos obtenerlas con facilidad. Digamos, que no estás por tanto ante un motor pensado para hacer consumos récord, si no todo lo contrario. Sin hacer nada especial e incluso buscando buenas aceleraciones y recuperaciones para adelantar –por ejemplo–, las cifras reflejadas por el ordenador de abordo no varían demasiado, todo lo contrario de lo que sucede hoy en día con la mayoría de los motores turbo, especialmente los gasolina. Eso sí, la respuesta de este motor también está lejos de cualquiera de este tipo y potencia similar.

En definitiva...

Como el Skyactiv-X emplea un sistema de hibridación ligera, el CX-30 con este motor cuenta con el distintivo ECO de la DGT, toda una baza para moverse a diario por las ciudades de hoy –y sobre todo de mañana– sin tener que recurrir a una mecánica híbrida más compleja o a otros sistemas especiales como los descritos al inicio de este artículo.

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Mazda//Car and Driver

En este caso lo que tenemos es un motor tan fino y progresivo como cualquier gasolina atmosférico al que estirar al máximo si queremos obtener su mejor respuesta pero con una gran particularidad: tiene tantos bajos como un diésel y eso te invita a moverte como lo harías con un vehículo de ese tipo en tu día a día, es decir en marchas largas y sin grandes aceleraciones lo que termina traduciéndose en un menor consumo. No hay mayor misterio o en realidad sí y es que su sofisticada electrónica le otorga un ruido bastante peculiar tanto al ralentí como al apagarlo. Se asemeja a un mensaje en código morse o al sonido de las impresoras aunque para ser justos, solo es audible si abrimos el capó y retiramos la carcasa protectora y en ningún caso es molesto como puedes apreciar en nuestra prueba en vídeo.

Recapitulando, estamos ante uno de los SUV Coupé de talla media más interesantes a nivel de diseño y calidad, con un interior bien acondicionado y suficientemente amplio para cuatro adultos, buen maletero y una importante dotación tecnológica. Entre sus mejores virtudes destaca el dinamismo y la precisión de guiado, cualidades que lo convierten en un coche divertido de conducir y además placentero, pues cuenta con una buena capacidad de amortiguación y una más que loable insonorización interior.

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El motor Skyactiv-X añade un toque extra de distinción y ecología a este conjunto y siempre que no busques consumos de récord o una respuesta deportiva por su parte, estarás contento con él. Pero quizá no sea su baza más fuerte y es que si tenemos en cuenta que la unidad que hemos probado cuesta 32.875 euros e incluye el acabado Zenith Safety White, con numerosos extras y unos asientos de cuero blanco con calefacción, regulación eléctrica y memoria, realmente te va a costar mucho conseguir algo similar en relación calidad/precio. De hecho, con este motor y de serie, el CX-30 está a la venta desde 29.975 euros, descuentos aparte.

A favor: Dinamismo. Cambio de marchas. Calidad general y equipamiento. Confort.
En contra: Plaza central trasera algo escasa. Uso limitado a carretera. Prestaciones.