El pasado año Peugeot logró vender un total de 7.119 unidades de su 308, una cifra bastante buena pero que supone un 45% menos que el ejercicio anterior. Esta pérdida de clientes se puede deber al gran interés por los SUV, aunque también ha jugado un papel fundamental la veteranía del modelo, de manera que para solucionarlo no hay nada como lanzar al mercado una nueva generación que, además, venga acompañada del nuevo logo de la marca. Durante nuestra prueba de hoy, el compacto francés no estará solo ya que se medirá a otro coche del segmento C cuyas ventas crecieron un 11,5% en el 2021, es decir, un Hyundai i30 que no estrena generación, pero sí un interesante restyling para mantenerse al día. Veamos cuál de estos dos modelos nos ha convencido más al final del día. ¡Vamos allá!

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Guillermo Jiménez

Terceras generaciones

El Peugeot 308 que estaba hasta hace muy poco tiempo en los concesionarios era una actualización de la segunda generación del modelo, que fue lanzada allá por el 2013. Estábamos, por tanto, ante un modelo muy veterano que no tenía más remedio que dar paso a una nueva entrega que llega con una estética realmente atractiva, una carrocería más larga, unas caderas más anchas y una distancia entre ejes ampliada, además de una altura rebajada. Así, el compacto francés mide 4,36 metros de largo por 1,85 de ancho y 1,44 de alto, con una batalla de 2,67 metros.

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Por su parte, el Hyundai i30, también se encuentra en su tercera generación de vida, lanzada en el 2017, aunque tres años más tarde introdujo una serie de cambios tanto en la parte estética como en su equipamiento y en una gama de motorizaciones que van acompañadas de la tecnología de hibridación ligera de la marca. La carrocería de cinco puertas que hoy nos acompaña hace que el modelo coreano se vaya hasta los 4,34 metros de largo por 1,79 de ancho y 1,45 de alto, con una batalla dos centímetros más corta que la de su rival, es decir, 2,65 metros. Estamos, por tanto, ante un coche más corto, más estrecho y con una altura superior.

Peugeot 308 vs. Hyundai i30 - fotos
peugeot 308 y hyundai i30

Obviamente, el que más ha cambiado de estos dos modelos es un 308 que ahora luce una imagen más madura y un lenguaje de diseño que le emparenta aún más con el 3008, gracias a una generosa parrilla delantera flanqueada por unos grupos ópticos estilizados que van acompañados por esos colmillos que tanto caracterizan a los últimos lanzamientos de Peugeot. El capó también es más plano y ahora deja una separación con la calandra, un espacio ideal para colocar la denominación del modelo.

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En el i30 los cambios son mucho más discretos y todo el protagonismo se centra en una parrilla mucho más ancha y moderna que antes, con unas ópticas led que estrenan firma lumínica. Además, el acabado N Line de nuestra unidad le confiere un toque más deportivo al modelo coreano, sin llegar a los extremos del i30 N. Las llantas en ambos casos van desde las 16 hasta las 18 pulgadas y sus perfiles vienen marcados por una línea de estilo que comunica las luces delanteras con los pilotos traseros.

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Las anchas caderas del 308 marcan su zaga, junto con una luneta más tendida, unos esbeltos pilotos con tecnología led y unas luces de marcha atrás que ahora se sitúan lo más abajo posible, al lado de unas salidas de escape que siguen siendo artificiales. En el i30 sí que son de verdad, aunque su imagen se antoja más tradicional, con unos pilotos de mayores dimensiones y un portón que deja expuesto el tirador.

El Hyundai es un coche que se siente ágil al circular por entornos urbanos y sus frenos responden a las mil maravillas.

Interiores bien diferenciados

En el habitáculo las diferencias son notables pues el Hyundai se muestra un modelo más analógico, con toda su instrumentación basada en botones físicos, un cuadro de instrumentos tradicional con solo una pequeña pantalla central digital y un sistema de infoentretenimiento que, curiosamente, carece de navegador en este acabado N Line. Tampoco tenemos con nosotros la nueva pantalla táctil de 10,25 pulgadas ni la instrumentación ni la instrumentación estrenada con el restyling, ambas reservadas para el acabado Tecno. Me gusta el espacio del que disponemos, el grosor del aro del volante, la presencia de una salida USB tradicional, el diseño del pomo del cambio de marchas y la sencillez general que desprende este habitáculo.

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Si nos cambiamos al 308 lo primero que notamos son unos acabados de mayor calidad y una atmósfera más futurista. El puesto de conducción es más cómodo, no solo por el peculiar i-Cockpit de la marca, sino por unos asientos con certificación AGR que están más logrados que los de su rival. No obstante, la instrumentación aquí parece mucho más confusa debido a las diferentes modalidades de visualización y la mayor cantidad de datos que nos ofrece, aunque el sistema de infoentretenimiento ofrece mucha más resolución y una respuesta más rápida. Cabe destacar la presencia de los accesos directos, realmente llamativos, de buen tacto, aunque eso sí, los dedos se quedarán marcados rápidamente. Aquí también encontramos una superficie para la carga inalámbrica del teléfono móvil y diferentes compartimentos para depositar objetos.

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Si bien nos sentimos más cómodos en las plazas delanteras del Peugeot, no ocurre lo mismo en las traseras ya que el espacio del que disponemos es menor, concretamente para las piernas y los pies. El incremento de batalla no se ha traducido en una mejora de la habitabilidad en este sentido, aunque el espacio para la cabeza es bastante bueno y los materiales, de mayor calidad. Además, un detalle importante es la presencia de aireadores y dos salidas USB-C, algo de lo que carece un Hyundai i30 cuya plaza central ofrece un mayor confort principalmente por el mullido de la banqueta, mientras que en los laterales dispongo de un espacio algo más generoso para las piernas. En ambos, gozamos de una buena anchura, un espacio para la cabeza más que suficiente, asideros en ambos lados, luces de ambiente, bolsillos o redes detrás del respaldo delantero y un reposabrazos central con una trampilla que comunica con el maletero.

El Peugeot 308 nos recuerda a una berlina por su aplomo, y esto se percibe en ciudad, en vías rápidas y en carreteras reviradas.

Este es algo más grande en el modelo francés ya que ofrece un total de 412 litros de capacidad, siempre y cuando no hablemos de las versiones híbridas enchufables, por los 395 del Hyundai i30. Las formas son prácticamente idénticas y lo mismo ocurre con una boca de carga bastante amplia, aunque el compacto coreano cuenta con una toma de 12 voltios que no está presente en su rival, así como una pequeña batería de iones de litio que queda al descubierto al levantar la moqueta.

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Hora de ponerse en marcha

El Hyundai i30 es un coche sencillo de manejar que destaca por su comodidad más que por su estabilidad ya que la suspensión, pese a este acabado N Line que la endurece un poco, se siente bastante blanda en todo momento. Esto lo agradeces mucho a la hora de afrontar badenes, resaltos y otro tipo de reductores de velocidad, pero no tanto en las curvas ya que tenemos la sensación de que el coche no está todo lo aplomado que nos gustaría, a lo que se suma una dirección que se siente muy ligera en cualquier circunstancia, incluso con el modo sport activado. No obstante, este es un coche que se siente ágil al circular por entornos urbanos y sus frenos responden a las mil maravillas, con un pedal que nos permite dosificar la fuerza de frenado de manera sobresaliente.

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Su motor turbo de tres cilindros y apenas 1.0 litros de cilindrada hace que se sienta con falta de brío a la hora de realizar adelantamientos o subir pendientes con el coche cargado, pues su par máximo es muy discreto: de 172 Nm. Además, los desarrollos largos del cambio no acompañan en este sentido pues priman el ahorro de combustible. Por todo ello, nos veremos obligados a utilizar la transmisión manual inteligente de seis velocidades muy a menudo, algo que es de agradecer debido al gran tacto que ofrece. Se trata de la denominada iMT de Hyundai, cuya principal peculiaridad es que nos permite circular a vela en determinadas situaciones con una marcha engranada. Dicho esto, estamos ante una mecánica con una entrega de potencia lineal que no transmite muchas vibraciones al habitáculo, un funcionamiento suave y agradable, así como unos consumos que exceden los 5,2 litros homologados por la marca pues durante nuestra estancia con este coche hemos obtenido una media de 6 litros.

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Al cambiar de volante nos damos cuenta de tres grandes diferencias por encima de todo. La primera es que el Peugeot 308 está mejor insonorizado y eso nos permite disfrutar de largos viajes por carretera acusando en menor medida los ruidos de rodadura, de la aerodinámica y de la propia mecánica. La segunda es que la suspensión se siente más refinada y con un tarado más firme, de manera que el coche se siente mucho más seguro en cualquier circunstancia, con unos movimientos de la carrocería más controlados y una capacidad de absorción de las irregularidades de la carretera mejorada. Y la tercera, a colación de la segunda, es que el compacto francés se nota bastante más asentado sobre el asfalto. En este sentido, el 308 nos recuerda a una berlina por su aplomo, y esto se percibe en ciudad, en vías rápidas y en carreteras reviradas. A todo esto le sumamos el i-Cockpit, que nos resulta sumamente agradable de utilizar en viajes y a la hora de maniobrar. La sensación de volante pequeño al principio te extraña al principio, pero luego cuando cambias de vehículo sueles echarlo de menos.

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Bajo su capó también encontramos diferencias notables y no solo lo decimos por el distintivo ECO de la DGT al que tiene acceso el Hyundai. El bloque PureTech de tres cilindros y 1.2 litros que impulsa al compacto francés se siente mucho más enérgico en prácticamente todo el rango de revoluciones, especialmente a partir de las 2.500 vueltas, con un par máximo bastante más generoso que el de su rival: 230 Nm y una potencial total de 130 CV. Esto se traduce en que ya no es necesario recurrir tanto al cambio para afrontar pendientes o realizar adelantamientos, con unos consumos que tampoco son escandalosamente bajos, pero es fácil hacer medias de entre cinco litros y seis a los 100, que no está mal, pero tampoco es de lo mejor del segmento.

Un equipamiento generoso

Nuestro Peugeot 308 tiene el acabado Allure Pack que incluye todo lo necesario hoy en día como cámara de marcha atrás, sensores delanteros y traseros, acceso y arranque sin llave, carga inalámbrica para teléfonos móviles, llantas de 17 pulgadas, reconocimiento de señales, detector del ángulo muerto, control de crucero adaptativo y faros full led, entre otras cosas. Aunque la caja de cambios manual cumple, como opción por unos 1.800 euros tienes la automática de ocho velocidades, más que recomendable si buscas ese puntito de confort. Los asientos delanteros calefactados por 208 euros y la alarma por 364 euros son los únicos extras recomendables de la reducida lista de opcionales, junto con el de la pintura. Ésta es de tipo perlado, se llama Blanco Nacarado, y vale 779 euros.

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En el Hyundai también se puede optar por un cambio automático, de doble embrague y siete relaciones, por 1.600 euros, aunque no hay opción de instalar alarma, asientos calefactados, detector del ángulo muerto o navegador, al menos en el acabado N Line. No obstante, sí contamos con unos modos de conducción que incluyen un programa sport con el que la función del punta tacón se realiza de forma automática. Los faros de led, el climatizador bizona, el acceso y arranque sin llave, el sensor y la cámara de aparcamiento trasero y el control de crucero adaptativo forman parte del equipamiento de este acabado.

¿Con cuál nos quedamos?

Tras concluir nuestra prueba nos queda clara una cosa: el ganador ha sido el Peugeot 308, un modelo más maduro y sofisticado, que exhibe un mayor aplomo en carretera, con una suspensión más refinada y un nivel de aislamiento superior al de su rival. No obstante, hay que reconocer que el Hyundai i30 es unos 2.000 euros más barato (el 308 parte desde los 23.720 euros por los 21.420 € del i30), cuenta con el distintivo ECO de la DGT, es más sencillo y su habitabilidad trasera es mejor. Dicho todo esto habrá que esperar a la llegada de la nueva generación del Opel Astra y al recién actualizado Ford Focus para descubrir cuál es el lugar que le corresponde a nuestro vencedor del día.

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Guillermo Jiménez
  • Peugeot 308
A favor: Estética, puesto de conducción, suspensión, aislamiento, comportamiento
En contra: Plazas traseras, sin distintivo ECO
  • Hyundai i30
A favor: Sencillez, confort de marcha, habitabilidad, tacto del cambio manual, distintivo ECO
En contra: Sin navegador en acabado N Line, prestaciones del motor, acabados